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Sociedad

Los discípulos de Martí empeoran con el tiempo

'Es una bobería, aquí nadie lee tanto', dice un joven sobre los errores en la inscripción de la estatua donada por el Museo del Bronx.

La Habana

La estatua de José Martí, réplica de la del Central Park de Nueva York, se encuentra ahora de espaldas al Museo de la Revolución (antiguo Palacio Presidencial) y a un costado de la sede de la Unión de Jóvenes Comunistas. Tres toneladas de peso, más de cinco metros de altura y erratas en la tarja conmemorativa. Las dos primeras cualidades impresionan a los cubanos. La última pasa casi desapercibida.

Bajo el sol del mediodía, varios se detienen a observar el monumento y se hacen fotos. Unas niñas usan la piedra reluciente como espejo. En dos horas, poco más de 20 personas se han detenido a leer la inscripción en español en la base de la estatua, pero casi ninguna nota nada extraño en las palabras "nacío", por nació, o "cuidad", en vez de ciudad. Solo una pareja señala lo evidente: la tarja de uno de los impulsores del modernismo literario tiene faltas de ortografía.

La oficialidad ha reconocido que los problemas ortográficos son un mal extendido incluso entre los cubanos universitarios. Las generaciones más recientes, formadas íntegramente en las aulas "revolucionarias", son las peores en ese apartado. "Eso es una bobería, si aquí nadie lee tanto. La estatua esta buenísima", comenta un joven después de hacer un par de fotos.

La estatua, donada por el Museo del Bronx, "llegó en un barco que venía cargado de pollo. Tengo entendido que los americanos pagaron 50.000 dólares por el pasaje", dijo a DIARIO DE CUBA un funcionario de la Oficina del Historiador de La Habana. "El problema con las faltas de ortografía es que, aunque el montaje se realizó en Cuba, todas las piezas son hechas en Estados Unidos".

Según este funcionario, todavía falta poner cadenas alrededor de la estatua, "para protegerla", antes de su inauguración oficial, prevista para el 28 de enero próximo.

"Se tenía planeado que llegara una delegación de Estados Unidos para la inauguración, pero con todo el problema de la embajada nadie está seguro de lo que pueda suceder", explicó refiriéndose a la drástica reducción del personal diplomático estadounidense en La Habana, decidida por la Administración de Donald Trump debido al episodio de los llamados "ataques acústicos".

"La verdad, no podría decir qué pasará con las erratas. Eusebio Leal estuvo aquí el día 19, cuando estaban develando la estatua. El hombre las notó, por supuesto, y dijo que había que arreglarlas".

Ante un pueblo mayoritariamente despreocupado por el tema cabría preguntarse si el historiador de La Habana inaugurará la estatua del héroe nacional en esas condiciones.

"Esto solo demuestra cuán poco se conoce a Martí y cuán poco se le aprecia", opinó a DIARIO DE CUBA Lisandro, estudiante universitario.

"Si verdaderamente los cubanos fuéramos sus discípulos, ya estaríamos en una protesta para que arreglaran esos errores en su tarja. Y el Gobierno, que tan martiano se dice, se queda callado. Es evidente que a ellos solo les interesa Martí para su propaganda ideológica. Primero le ponen el cambolo ese (la piedra de Fidel Castro) al lado de su tumba en Santiago y ahora esto".

La indiferencia de la mayoría de los cubanos y el hecho de que muy pocos puedan notar que algo está mal en la inscripción demuestra la pobreza de la educación que se imparte. De nada sirven las aulas "repletas", la "Batalla de Ideas" y las "universidades para todos". Los discípulos del Maestro empeoran con el tiempo.

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