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Sucesos

Los ladrones hacen su 'fiesta' particular en Navidad y fin de año

'Casi siempre los robos quedan impunes y por eso mucha gente ni hace la denuncia', dice un campesino.

Holguín

Luis Alberto vive solo y, al llegar a su casa en Mayarí, ya oscureciendo, el pasado 20 de diciembre, casi se enfrenta a los ladrones que se hallaban robando dentro.

"Al parecer, mientras abría la puerta escaparon por la ventana que ya habían roto antes para entrar a robar. Si tardo un poco más no me dejan nada. Me llevaron el DVD, la cajita para la televisión digital, una memoria USB, un reloj, la plancha, algunas vajillas nuevas de la cocina y 850 pesos. Pudo ser peor, pero me costó mucho trabajo comprar esas cosas", relató Luis Alberto.

"Los delincuentes quieren pasar bien el fin de año a costa de los demás y siempre por estas fechas se incrementan los robos. Igual sucede cuando hay carnavales", añadió.

Luis Alberto aseguró que fue inmediatamente a la Policía a presentar la denuncia. "Pero no había carro para venir rápido. El que tienen estaba cubriendo otro suceso distante. Llegaron finalmente a las 3:00 de la madrugada, pero los delincuentes habían rociado detergente para evitar el rastreo y al rato comenzó a lloviznar".

"Hay sospechosos que fueron citados, pero nada ha derivado de esos interrogatorios. Casi siempre los robos quedan impunes y por eso mucha gente ni hace la denuncia", concluyó.

A Guillermo, un cuidador de caballos, le robaron los animales en un momento en el que fue a tomar agua.

"El potrero está muy cerca, al alcance de la vista, seguro me estaban vigilando", dijo. Tras el robo "desaparecieron como por arte de magia. Y esos caballos no son míos, mi trabajo es cuidarlos".

"Estuvimos toda la noche y la mañana del otro día buscándolos. Gracias a la información que nos dio un amigo los encontramos en un monte donde los tenían escondidos para pedir un rescate. Más o menos sabemos quiénes fueron, pero es mejor no informar a la Policía ni tomar venganza porque son gente muy peligrosa", lamentó.

El robo de animales para pedir rescate es un delito que se ha vuelto habitual en los campos cubanos y que con frecuencia solo trae consecuencias para las víctimas.

A Gregorio, un jubilado, le abrieron un candado el mismo día 20, presumiblemente en busca de objetos valiosos que no encontraron.

"Por suerte no encontraron nada valioso. Antes tenía en ese ranchito muchas cosas importantes, pero para los carnavales pasados rompieron una ventana y me llevaron casi todo: la bomba de fumigar, las latas de pintura que compré para pintar la casa este fin de año, las herramientas y los insecticidas, que son muy caros. Por eso ya no guardo ahí nada importante y los animales los protejo en un corral de hierro donde no cabe ni una mano", dijo angustiado.

Son solo tres casos de decenas que han ocurrido en cada barrio mayaricero en las últimas semanas, principalmente en las áreas rurales.

Los campesinos cubanos padecen el asecho de bandas de delincuentes que roban ganado y productos agrícolas ante la gran demanda de alimentos y los altos precios provocados por la escasez que genera la crisis económica del país. También se dan muchos casos de robo con fuerza.

Debido a la inseguridad, ya forman parte del paisaje urbano cubano las casas "forradas" de verjas de hierro, colocadas en puertas, ventanas, portales y garajes. Hasta los balcones de los edificios multifamiliares y los balones del gas hay que protegerlos.

Y en nuestros campos los corrales de rieles de línea férrea reciclados son cárceles obligadas para los animales que antes pastaban de noche en los herbazales. Hoy sus dueños deben hacinarlos lo más cerca posible de las viviendas.

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