En mi país no hay flores
Para los muertos.
Hay herrumbre en los ojos
De las bestias.
En mi país las preguntas se pudren.
La palma se pudre.
El óxido corroe las ventanas.
Solo sentimos el sonido del viento
Y las cosas que caen.
( El sonido del viento es atronador.)
Asusta lo que se escucha
Detrás de una pared.
Mi país borró la frontera
La línea divisoria.
Se hizo al mar.
Se hizo un ovillo.
Se hizo un agujero.
Un hombre. Un niño.
Una oruga.
Otro de los expoliados
De este tiempo.
Escombros.
Apenas podemos caminar.
Damaris Calderón Campos nació en La Habana, en 1967. Entre sus libros de poesía publicados: Los amores del mal (El Billar de Lucrecia, México, 2006) y Las pulsaciones de la derrota (Ediciones LOM, Santiago de Chile, 2013). Ha elegido sus mejores poemas en La soñante (Efory Atocha Ediciones, Madrid, 2014). Este poema pertenece a su libro inédito Daño colateral.