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Béisbol

¿Hasta cuándo tendrá que soportar vergüenzas y humillaciones el béisbol cubano?

Aunque los de la Isla se llevaron la victoria, una selección salvadoreña, por debajo en el ranking mundial, expuso nuevamente sus debilidades.

La Habana

Este fin de semana, el estadio Saturnino Bengoa, de San Salvador, acogió tres partidos de béisbol entre una selección de estrellas de la liga profesional salvadoreña y el equipo nacional cubano, bajo el nombre de "Copa Intercontinental Laboratorios Suizos de la Amistad".

Teniendo en cuenta que El Salvador anda por el lugar 58 del ranking mundial de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC, por sus siglas en inglés) y su liga tiene muchas deudas de calidad a pesar de contar con algunos peloteros de otras latitudes caribeñas, sonaron las alarmas en todo el territorio cubano.

Inconcebible que en un año donde está en juego la clasificación olímpica, la Comisión Nacional aceptara esta invitación y, más aún, las condiciones pedidas por los organizadores del evento, que exigían un equipo con figuras de renombre para garantizar el espectáculo.

Más de la mitad de los convocados fueron repitentes de la pasada Serie del Caribe y el resto de la nómina la integraron figuras de excelentes resultados en la recién concluida Serie Nacional, algunos injustamente dejados fuera del torneo regional. Todo un trabuco dispuesto a pulverizar nobles rivales para hacer demostraciones de fuerza, con el ánimo de borrar las malas presentaciones de los últimos tiempos.

No hubo beneficios económicos, la mayor asistencia no rebasó las 500 personas y ninguna cadena televisiva pagó por los derechos de transmisión. ¿Qué otra cosa buscaba allí la selección cubana entonces?

Sin embargo, otra vez las cosas no salieron bien para los encargados de manejar los hilos de nuestro deporte más querido. Aunque perdieron los dos primeros partidos 11-6 y 9-4, los salvadoreños terminaron desnudando una vez más, a la vista de todos, los problemas del béisbol cubano y, a pesar de sus carencias defensivas, de su picheo predecible y de pocas velocidades, y de sus atletas sin nombre en el mundo beisbolero, le arrebataron la victoria a los cubanos este domingo 6-3 para sorpresa de muchos.

Los lanzadores de la Isla nunca se vieron dominantes y, aunque conectaron más imparables que los contrarios en los tres encuentros, volvió a faltar el bateo oportuno y el fantasma de la presión y la alta tensión se dibujó una vez más en los rostros de nuestros peloteros.

¿Qué pasa con el béisbol cubano? ¿Cómo es posible que cualquiera que se ponga un uniforme de pelota nos dé lecciones en el terreno de juego? ¿Hasta cuándo tendremos que soportar humillaciones y vergüenzas?

Los dirigentes deportivos, entes inamovibles convertidos en dianas a las cuales los aficionados y la prensa especializada lanzan piedras cada vez más grandes, se ahogan en justificaciones absurdas y en verborreas estériles.

Todo sigue igual, seguiremos viviendo de la Historia, esperando por "el salvador", mientras el deporte nacional agoniza ante los ojos de todos.

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