Back to top
Economía

A la quiebra pequeños productores porcinos cubanos por los precios topados de Díaz-Canel

Se ve que 'él no cría puercos', se quejan y vaticinan consecuencias que afectarán incluso a aquellos a los que el Gobierno dice querer beneficiar.

Holguín

Los criadores de cerdo a pequeña escala de Mayarí, Holguín, están ante la quiebra con los "precios topados" impuestos por el Gobierno de Miguel Díaz-Canel.

"La carne bajó de precio por exigencia del Estado, pero la comida de los animales sigue carísima. Si no nos da negocio, cómo vamos a seguir criando", se quejó José Ramón, un maestro que, como muchos trabajadores cubanos, tiene en su casa un pequeño corral en el que cría cerdos para mejorar sus ingresos.

"La lata de soya (recipiente de 18 litros) está a 125 pesos y antes estaba a 80; la de maíz, de 70 pesos subió a 100 hace más de un año, y en cuanto a la miel de caña, una lata costaba 60 pesos y ahora cuesta 100. ¡Es una locura! Y como todo está escaso, no hay bajada. Porque todo eso es en el mercado informal. El Estado no nos vende nada ni los vendedores tienen licencias, por eso no hay precios topados para la comida de cerdo. Entonces, ¿criar para no tener ganancias? Es imposible", concluyó.

Ernesto, un vendedor de carne de cerdo, apuntó que, como otros cuentapropistas, compra "los puercos a la gente que cría uno o dos machitos para sobrevivir".

"No a los grandes criadores, esos tienen convenios con el Estado y lo venden a la industria", señaló.

"Como la comida de puercos (piensos) está escasa, subió de precio y por eso la carne también subió", coincidió con José Ramón. "Por el noticiero (de la televisión) hablan como si uno quisiera ganar más con la escasez o porque aumentaron los salarios, pero no es así. La realidad es otra, es una cadena de gente y todo el mundo tiene que subir. Tampoco es de ahora, es algo que viene pasando desde hace más de un año cuando todo comenzó a escasear".

"En el caso de la carne de puerco, aquí en Mayarí subió de 25 a 35 pesos, pero fue para que el criador pudiera ganar lo suyo y tuviera deseos de sacrificarse. Los vendedores preferimos vender barato, pero si no se puede, no se puede. Esto así (el tope de precios), obligado, dentro de poco trae más problemas", advirtió Ernesto.

"Ahora bajaron la carne a 23 pesos por orden de Díaz Canel, para que el aumento salarial se note, pero él no cría puercos, es la gente", añadió. "De 25 pesos en pie, tuvimos que bajar el precio de compra a 14 pesos para poder tener un margen comercial. Los infelices criadores se jodieron, te aseguro que perdieron toda su ganancia a ese precio. ¿Quién va a criar puercos para perder? ¿Cómo puede bajar de precio la comida (para los animales) si no hay? Yo creo que en menos de tres meses aquí no aparece un puerco para vender ni en los centros espirituales".

Ismael, un trabajador de la industria básica y criador de cerdos en pequeña escala, también se siente afectado por la medida. "Este puerco que acabo de vender lo compré a 22 pesos la libra, cuando pesaba 35. Ahora que pesa 145 lo tuve que vender a 14 pesos la libra y la comida la pagué bien cara. En tres meses pensé ganarme al menos 500 pesos para comprar las cosas de los niños para el inicio de curso y vienen con este bajón sin importar cuánto invertimos. Sacando la cuenta, perdí más de 100 pesos. No crío más hasta que se arregle esta locura".

Con el reciente incremento salarial llevado a cabo por el Gobierno de Díaz-Canel se ponen en circulación más de 7.000 millones de pesos al año, como estímulo al sector presupuestado —precisamente el que no produce— y en momentos de profunda crisis económica, con la oferta de bienes y servicios, tanto estatal como privada, deprimida. Lo cual es caldo de cultivo para la inflación, que dejaría sin efecto real el incremento de sueldos.

El Gobierno ha tomado por ello una serie de medidas coercitivas, imposibilitado de incrementar la oferta por la crisis y mucho menos la productividad del trabajo. Los "precios topados" están entre las más polémicas.

La medida interfiere de manera anómala en el incipiente mercado interno cubano y en el sector privado, que se ve monitoreado y diezmado en la mayoría de los casos. Pequeños negocios, como el de los criadores de cerdo a escala familiar, quedan imposibilitados de continuar produciendo. A corto o mediano plazo esto puede crear un problema mucho mayor del que ahora pretenden resolver incrementando el poder adquisitivo a costa de bajar el precio.

Los grandes productores porcinos, estatales y privados, se benefician con piensos suministrados como parte de sus convenios productivos y por ello destinan sus producciones a la industria cárnica estatal. Tras procesarla como carne y derivados, una parte significativa se vende al turismo y a la red de tiendas recolectoras de divisas, con pingües ganancias. Por esta razón es factible ofertar un porcentaje menor a precios subsidiados, más bajos incluso que los "precios topados".

Pero el sector privado cuentapropista, el que mantiene la oferta más estable, se abastece de los pequeños criadores ahora bajo presión y verá inevitablemente su oferta deprimida cuando la medida comience a afectar la producción.

Sin lugar a dudas son medidas populistas que, en busca de simpatías y efectos sicológicos en la población, rompen las más elementales reglas del mercado y terminan hundiendo mucho más al país en la crisis estructural del sistema estatista-planificado.

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.