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Emigración

'Abandonados a su suerte': cubanos sin estatus de refugiados vuelven a la calle en Trinidad y Tobago

Denuncian que han sido olvidados por la ACNUR. Ahora ni siquiera tienen dónde guarecerse. Entre ellos hay siete niños.

Puerto España

Siete niños, 24 mujeres y 45 hombres cubanos sacaron sus pocas pertenencias del albergue al que llamaron "La Esperanza", la mañana del pasado 31 de enero.

"Ninguna organización humanitaria nos acompañó, solo hemos recibido ayuda del pueblo trinitario, que siempre ha sido solidario con nosotros. Nos espera un futuro incierto", dijo Danieska Espinosa desde Puerto España, Trinidad y Tobago.

El 31 de enero se les acabó el tiempo a los emigrantes para desalojar el albergue. Después de una reunión con Sheik Lisha, propietario de la bodega, en las instalaciones solo pueden estar cubanos con estatus de refugiados.

Algunos de los emigrantes llevan tres años varados en Trinidad y Tobago, donde han sido detenidos, procesados y han protestado, encadenados, frente a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Puerto España.

Llegada lo noche, sin tener para dónde coger, una buena samaritana les permitió armar, con telas y lonas, refugios en los que guarecerse de la lluvia, el sol y el sereno, pero las condiciones no son dignas, no cuentan con servicios sanitarios, agua potable y preparan los alimentos en improvisados fogones de piedra.

"Siento una profunda decepción, de nuevo estoy con mi hijo y mi esposa en la calle. Somos una población cubana olvidada, que ha sido abandonada a su suerte. Necesitamos que el mundo nos escuche y que por fin podamos ser reasentados en un tercer país", dijo Diosvannys Tamayo.

Unos sí, otros no

Semanas atrás, el empresario Sheik Lisha brindo su bodega para que se instalaran a cubanos que estuvieron detenidos por protestar ante la ACNUR. La condición era que la desocuparan el 31 de enero.

Todo quedó sujeto a un contrato. Pero, llegada la fecha, el contrato solo se cumplió para quienes no tenían estatus de refugiados, aseguran varios de los afectados.

Ante esta situación, Homitza Quintero decidió ir una vez más a la ACNUR. "Hablé con el abogado Andrew, encargado de defender nuestros derechos en este país, le conté de nuestra situación y lo que me dijo fue que deberíamos ser personas autosuficientes y que saliéramos de forma organizada' del albergue", relató.

"Me dijo que organizáramos nuestra propia vida. ¿Cómo lo vamos a hacer en un país donde no podemos trabajar?".

No todos los cubanos con estatus de refugiados se quedaron en el albergue.

Algunos, como Onelia Alonso, afirman que todos están en una misma situación.

"Estamos en un país extraño, abandonados y sin apoyo de nadie", declaró a DIARIO DE CUBA.

Añadió que luchará al lado de los que no están en igual condición que ella hasta conseguir el reasentamiento de todos.

Los aguaceros abaten los improvisados refugios de lona. Con unas tejas viejas de zinc los cubanos intentan hacer un techo bajo el cual poner a cubierto los pocos enseres y ropas que tienen.

"Pero ni para Cuba, ni para atrás", dice Daniezka Espinosa, repitiendo la sentencia que los une.

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