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Transporte

Los transportistas habaneros vuelven a trabajar, aunque se mantienen los precios impuestos por el Gobierno… en el papel

'No veo inspectores preguntando, como los primeros días', dice un botero.

La Habana
Allmendrones en una cola para comprar gasolina en Cuba.
Allmendrones en una cola para comprar gasolina en Cuba. Diario de Cuba

Los transportistas privados habaneros vuelven, paulatinamente, a ofrecer sus servicios, tras varios días de paro, en protesta por los precios topados anunciados por el Gobierno cubano.

"No todos están trabajando todavía, pero sí se ha mejorado el transporte bastante, ya muchos han regresado porque se ha mejorado casi un 90% el combustible", dijo a Martí Noticias Rafael Alba Macías, miembro de este gremio de trabajadores cubanos, conocidos como "boteros".

La posibilidad de comprar más combustible en los establecimientos estatales era una de las exigencias contenidas en una carta que entregó el taxista Fernando Rafael Fernández Colet al Departamento de Atención a la Población del Ministerio del Transporte en La Habana, el pasado 12 de junio.

El documento, que Fernández Colet también publicó en el grupo de Facebook "Boteros D' Cuba", exponía cuatro propuestas de los boteros.

Además de la exigencia relacionada con el combustible, Fernández Colet exigió que se vendan insumos para mantener los vehículos, que las autoridades consulten a los boteros para tomar decisiones, y que se mejore el estado de la infraestructura vial.

La venta de combustible ha mejorado, de acuerdo a Alba Macías, y sería la causa de que muchos boteros habaneros estén regresando a trabajar.

"Sí hay combustible, todos los CUPET están habilitados, incluso de distintos tipos de gasolina, por lo menos en La Habana. Te echan la que tú quieras, lo que no puedes echar en pomos. Quiere decir que si en el tanque te caben 20, 30, 40, lo que te quepa en el tanque, te lo echan. Hay CUPETs, incluso, que están por la aplicación que se tenía antes para eso (...), que no hay cola ni hay nada. Ahora mismo estaba mirando en el CUPET La Rotonda, hay tres tipos de combustible y no hay nadie”, señaló el transportista", dijo al medio estadounidense.

Respecto a los precios topados, Alba Macías señaló que se mantienen, pero solo en el papel. En la práctica, los boteros no están enfrentando acoso por parte de la Policía ni de los inspectores estatales, según su testimonio.

"No ha cambiado", aseguró sobre el tope impuesto por el Gobierno a los precios de los servicios que prestan los transportistas privados. "Pero no veo tampoco inspectores preguntando, como los primeros días... Hasta la policía preguntaba, detenían algunos carros y les preguntaban cuánto estaban cobrando. No veo que se esté haciendo eso. Se está cobrando el mismo precio anterior", afirmó.

"El precio que el Estado había impuesto no se está cobrando porque, verdaderamente, no da, no satisface, porque las piezas de los carros en Cuba son carísimas", concluyó el taxista.

Raúl, un botero entrevistado por DIARIO DE CUBA durante el paro de los transportistas, dijo que con los precios impuestos no podía trabajar.

"Yo no estoy en huelga; sencillamente, no puedo cargar pasaje a esos precios topados", expresó.

"Yo pagaba 8.000 pesos diarios de alquiler al dueño del carro, más la gasolina y el aceite. A 75 pesos por pasajero no me da la cuenta y tampoco me arriesgo a que me pongan multas de 10.000 pesos", explicó.

"Muchos de mis compañeros dejaron de botear. Otros, que son dueños de carros, se parquean a esperar carreras directas, y otros solamente salen a botear de noche, cuando no hay inspectores ni caballitos (agentes de la Policía motorizada)", señaló.

"Por la noche eres libre de poner el precio que te dé la gana, pero es más peligroso, hay que tener mucho ojo para ver a quién montas, porque cualquiera te pone un cuchillo en el cuello por quitarte el dinero y el carro. Esto está cada día más malo y no hay quien lo arregle", lamentó el botero.

A algunos cubanos les pareció apropiada la medida tomada por el Gobierno, que ya la había adoptado en 2020 y no había funcionado. Fue el caso de Amelia, una jubilada.

"Estoy satisfecha con las nuevas medidas del Gobierno de regular los precios de las carreras. Pagué solo 60 pesos. Antes del tope de precios, desde donde yo vivo, en la Avenida Boyeros, me hubiera costado 150 pesos", dijo.

"Yo salgo con mucha paciencia a coger el transporte público, que está muy malo. El dinero no me alcanza para moverme en máquinas. Se acabó el abuso y la explotación de los boteros. Ahora hay que irle para arriba a las MIPYMES esas que están lucrando con las necesidades del pueblo", añadió.

Para otros como Jennifer, viajar del parque de la Fraternidad a la Palma, en Arroyo Naranjo se convirtió en "misión imposible".

"Los carros están estacionados, pero solo se mueven para carreras directas hasta la puerta de la casa y eso cuesta un ojo de la cara. Antes era uno detrás del otro a 150 pesos y también salían los ruteros a Mantilla por cinco pesos. Ahora hay que esperar el P-8. Esto está difícil, no hay quien salga de la casa, este invento de topar los precios sin garantizar un transporte estatal solo viene a empeorar la situación de los pasajeros", sentenció.

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1 comentario

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Da miedo el control que tienen sobre los cubanos esta gentuza de los castro. Ni protestar pueden.