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Poesía

El fuego no puede izar un pájaro

'Entregar y recibir la lengua,/ que todo lo demás/ sea un cerco impredecible,/ el olor descoyuntante de una ropa negra/ que cubre a un cuerpo muy blanco.'

La Habana
Un pájaro.
Un pájaro. Zeetik

 

Izar un pájaro necesita
esa inesperada combustión
que ocurre en el instante que contemplo
tu manera de desplegar
la memoria y arder en ella,
se vuelve tan íntima que
excita, y borra
la insistente resaca de la finitud.
¿Cuál sería el pájaro a izar?,
levantarlo por encima
de cualquier cosa,
que vuele entre dos intenciones,
energías con apego a lo cuántico.
Aunque el fuego no termina
con el fin de la llama
su ceniza lírica
tampoco le sirve
de combustible al pájaro,
esta no late como
el verbo
o aquello que lleva
el propio pájaro
en su pechito menudo.
Entregar y recibir la lengua,
que todo lo demás
sea un cerco impredecible,
el olor descoyuntante de una ropa negra
que cubre a un cuerpo muy blanco.
En el poner y quitar
estará la elección
del pájaro, la contundencia de su identidad
la maña para componer
su cuerpo,
la magia de alejarse
mientras se eleva
sin colocar soledad o desgarramiento
dentro de los que contemplan
su maniobra con obsesión.
Sin un tamaño o color definido
casi me explota dentro
de la cabeza,
me levanta en peso,
aunque los otros no puedan
observarlo con claridad;
cuando ya solo sea
una mancha difusa
por la considerable altura
a que se encuentra
entonces volveré a recuperar
ciertos sentidos.

 


Ricardo Alberto Pérez nació en Arroyo Naranjo en 1963. Sus libros de poemas más recientes son ¿Para qué el cine? (Unión, La Habana, 2011) y Vengan a ver las palomas de Varsovia (Letras Cubanas, La Habana, 2013). Publicó una antología personal, Los tuberculosos y otros poemas (Torre de Letras, La Habana, 2008). Ha traducido a Paulo Leminski y otros poetas brasileños. Este poema pertenece al libro en preparación Distintas maneras de esperar la muerte.
 

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