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Política

La generosidad oficial a propósito del accidente aéreo

En un gesto inusual, los familiares de las víctimas del accidente de Cubana de Aviación que cumplían misión en Venezuela han sido autorizados a volver a Cuba.

La Habana

En la noche del pasado domingo el noticiero de la televisión cubana reportó la llegada a Cuba de numerosos familiares de víctimas del accidente aéreo del pasado viernes 18 de mayo, que se encontraban de misión oficial o de visita en VenezuelaReportó el hecho también Enrique Milanés León, enviado especial de Granma en Caracas. 

Ambos documentos exaltan la humanidad de los gobiernos venezolano y cubano por la acción, aunque no explican si en Brasil, Sudáfrica, Vietnam o cualquier otro país de los que tiene profesionales cubanos en misión oficial, hay allegados de los fallecidos.

Cualquiera que sea el vínculo de las personas con las víctimas su presencia aliviará a las familias que pasan en este momento por un dolor tan intenso.

Sería interesante saber, sin embargo, si este gesto de solidaridad se realizó violando lo dispuesto por el "Reglamento disciplinario para los trabajadores civiles cubanos que prestan servicios en el exterior como colaboradores" (Resolución No. 68 del 2010 del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera).

En su artículo 3 inciso l (ele), dicho reglamento reconoce el derecho del profesional a "viajar a Cuba por concepto de vacaciones anticipadas, previa autorización de sus superiores o, en su caso, de acuerdo con la contraparte extranjera, ante enfermedad grave o fallecimiento del padre, la madre, hijos, hermanos o cónyuge".

Los abuelos o nietos están excluidos del documento, igualmente cualquier amigo entrañable, padrastro o madrastra y ahijados.

Sería interesante saber también si los coordinadores de misión en Venezuela pusieron reparos en "liberar" a sus subordinados para esta ocasión, algo que ha acontecido en el pasado a otros profesionales cubanos en momentos de luto y dolor.

Otros casos muy distintos

Yanicel Riquenes trabajaba en Brasil como médico del programa Más Médicos en noviembre de 2014, cuando murió su abuelo.

"Él era quien me había criado junto con mi madre. Cuando estaba ingresado comencé los trámites para ir a Cuba. Tenía que hacer el papeleo a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los funcionarios cubanos al tanto de los médicos están por esa organización. Pero demoraron tanto que él falleció y ni aun así estuvieron los papeles", comenta.

A mediados de 2016 Yanicel Riquenes, casada y madre de dos hijos, abandonó la misión Más Médicos y permaneció en el extranjero donde, más tarde, pudo reunir a su familia. En Cuba permanece su madre, a la que no puede venir a ver pues sufre una sanción que le impide entrar a la Isla por siete años, aun en el caso de que su madre enferme o fallezca.

Alberto Sosa Pons llevaba cuatro meses de misión en Brasil cuando murió su único hermano, en febrero de 2014.

"Ya con el pasaje comprado y listo para ir al funeral, el coordinador del estado de Ceará y el coordinador nacional de la misión médica, me negaron viajar a Cuba. Me amenazaron con que si me iba me aplicarían una medida disciplinaria que podía impedirme salir de misión de Cuba hasta por cinco años. Mi mamá me dijo que no viajara, que nada podría resolver pues mi hermano ya había muerto", recuenta él.

Padre de un hijo, en 2016 Alberto Sosa terminó su contrato con el programa Más Médicos. Antes había obtenido la residencia en Brasil con la mayor discreción, pues eso es algo que las autoridades cubanas persiguen. Viajó a Cuba y solicitó la baja del sistema de salud. Lluego regresó a Brasil, donde vive hasta el presente.

Eva María Arzuaga Duanys llegó a Brasil en febrero de 2014 y concluyó su misión en abril de 2017. En noviembre de 2016 había llevado a sus dos hijos con ella. "Los tuve que mantener escondidos de las autoridades cubanas. Fue posible porque ellos tenían edad para entender la importancia de cumplir con el sigilo. En enero de 2017 solicité asilo político para ellos. Cuando me quisieron reclamar para que volviera me negué y permanecí en Brasil".

Eva María tiene a sus dos padres en Cuba y no podrá visitarlos por siete años. "Mi papá es diabético y le amputaron un dedo, le pusieron un marcapasos, su salud es delicada".

Estos médicos y otros muchos profesionales que comparten la sanción de no poder regresar a su país por decidir quedarse a vivir en el extranjero se agruparon en el sitio en Facebook #NoSomosDesertores #SomosCubanosLibres para demandar de conjunto el levantamiento de una práctica tan inhumana. Hasta el momento no lo han logrado.

En días recientes el Gobierno de Cuba se sometió al Examen Periódico Universal (EPU) en la ONU. Numerosos países le urgieron a que ratificara los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, que ya firmó en 2008. En uno de ellos, el Pacto Internacional de Derecho Civiles y Políticos, en su artículo 12, inciso 2, se puede leer: "Toda persona tendrá derecho a salir libremente de cualquier país, incluso del propio".

Sobre la entrada al territorio nacional dice también en su inciso 4: "Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho de entrar en su propio país".

De ratificarlo, el Gobierno cubano estaría obligado a respetar sus disposiciones y adecuar sus leyes a ellas. El castrismo sabe por qué no lo ratifica. Como víctimas de tal práctica, lo sabemos también los cubanos.

Es de agradecer que los familiares traídos de conjunto por los gobiernos venezolano y cubano hayan llegado para asistir a sus allegados. Sin embargo, no se debe olvidar que durante décadas nuestras familias han debido despedir a sus seres queridos con el obstáculo insalvable que fue, primero, la saña de Fidel Castro, que con pasmosa semejanza ha reproducido después el castrismo.

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