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Política

La CIA utilizó a Posada Carriles para espiar a otros exiliados anticastristas

Según documentos desclasificados, la agencia consideraba como terrorismo los planes de Posada para derrocar a Fidel Castro.

Miami

La CIA entrenó y utilizó a Luis Posada Carriles en sus planes para derrocar a Fidel Castro, pero también para que espiara a otros exiliados cubanos anticastristas, según el expediente secreto de "El Bambi", desclasificado este mes por Washington dentro de los archivos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy.

Según publica El Nuevo Herald, los documentos abordan con detalle toda la historia de Posada Carriles con la CIA hasta 1976.

Pasó por el ejército estadounidense entre 1963 y 1964 y alcanzó el grado de subteniente. En abril de 1965 fue reclutado por la CIA como instructor en un centro de entrenamiento en la Florida. Entre ese año y 1967, y luego entre 1968 y 1976, fue informante dentro de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), en Venezuela.

También recibió entrenamiento paramilitar en Guatemala, previo a la invasión de abril de 1961 a la Isla, era considerado un experto en demoliciones, según un resumen preparado por la CIA para el FBI sobre los sospechosos de estar involucrados en la voladura del avión de Cubana en Barbados en 1976.

"Posada también era usado (por la CIA) como fuente de información sobre las actividades de los exiliados cubanos", señala el memorando de noviembre de 1976 enviado por el director de la CIA al director del FBI citado por El Nuevo Herald.

El texto añade que a partir de agosto de 1966 "él fue utilizado únicamente como informante de las actividades de la Representación Cubana en el Exilio (RECE)", una organización basada en Miami, en la que militaba Jorge Mas Canosa, quien llegó a convertirse en el líder político de la comunidad cubana de exiliados en el sur de la Florida.

De acuerdo con el expediente revisado por el diario miamense, en particular, Posada fue utilizado para monitorear los pasos de Orlando Bosch, otro de los supuestos autores de la voladura del avión de Cubana, con quien la agencia había mantenido un breve contacto entre 1962 y 1963, y a quien consideraba aún más peligroso que Posada.

El diario recuerda que incluso después de que la CIA decidió reducir el contacto con Posada, a mediados de febrero de 1976 este pasó "voluntariamente" información sobre los planes de Bosch de asesinar al sobrino del presidente chileno Salvador Allende en Costa Rica, según indican varios documentos.

Luego, en junio de 1976, Posada comentó a la CIA los planes de Bosch de volar un avión de Cubana de Aviación en Panamá.

Planes terroristas

Los documentos desclasificados aclaran que la CIA consideraba como terrorismo los planes de Posada para derrocar a Castro, y lo mantuvo bajo estrecha vigilancia, incluso dentro de la DISIP, donde la CIA tenía otros agentes.

Bajo el título de Planes terroristas de exiliados cubanos, la CIA envió en julio de 1977 un resumen al FBI y al ejército estadounidense sobre una reunión en Santo Domingo de Posada, Bosch y otros anticastristas con el mayor del ejército estadounidense de origen cubano, Juan Armand Montes. El texto describe a Bosch como "el líder terrorista de los exiliados cubanos".

De acuerdo con un coronel dominicano presente, la reunión tenía como objetivo "discutir varios planes terroristas": entre ellos "colocar bombas en aviones cubanos y en misiones diplomáticas cubanas; sabotear naves cubanas y soviéticas; secuestrar al embajador cubano ante las Naciones Unidas y matar al funcionario cubano Carlos Rafael Rodríguez en Lisboa".

Según El Nuevo Herald, en más de una ocasión, las actividades de Posada llevaron a la agencia a considerar terminar su relación con él. En 1968 fue declarado "hostil" y tuvo que pasar una prueba de un detector de mentiras para disipar sospechas sobre "contactos con gangsters" y con la Inteligencia cubana.

Finalmente, la agencia concluyó que el agente era "una penetración extremadamente valiosa", de acuerdo con un documento de 1971.

Más adelante, supuestamente la CIA lo despidió porque había perdido el trabajo en la DISIP en 1974. Desde 1973, oficiales de la CIA habían recomendado terminar la relación o mantenerla al mínimo por su implicación en narcotráfico.

El cese formal del vínculo no ocurrió hasta el 13 de febrero de 1976, cuando la agencia pudo resolver los problemas que tenía Posada con la declaración de ingresos recibidos de manera encubierta. Su salario mensual al finalizar su contrato era de 466.62 dólares.

Según los documentos, el último contacto de la agencia con Posada antes del atentado al avión que salió de Barbados ocurrió el 22 de junio de 1976, cuando solicitó ayuda para obtener una visa para él y su esposa. "La asistencia fue negada", indica un cable de la CIA citado por El Nuevo Herald.

El atentado en Barbados

Cuando la CIA conoció que Posada y Bosch habían sido arrestados en Venezuela, mientras que Hernán Ricardo Lozano y Freddy Lugo fueron detenidos en Trinidad y Tobago como los principales sospechosos de la voladura del avión de Cubana en Barbados, investigó a los posibles autores y el nombre de Posada rápidamente encendió las alarmas.

"Compartimos la preocupación de la oficina central [por el] arresto de WSCARLET-3 y la posibilidad de sospecha/cargos adicionales [de] conexión [de] BKHERALD [la división de la CIA encargada de la antigua Unión Soviética] con bombardeo", indica un memo secreto de octubre de 1976.

"Por el momento, la estación no tiene pruebas contundentes que vinculen directamente [a los agentes] W-3, W-1 o Ricardo Morales Navarrete al atentado del 6 de octubre de 1976... De los tres, W-3 [Posada] parece haber sido el más implicado por su posible asistencia a Hernán Ricardo Lozano y/o Freddy Lugo", detalla.

La CIA estaba al tanto de pruebas que incriminaban a Posada, aunque consideró que eran "circunstanciales".

Según otro cable secreto de octubre de 1976, un agente de la CIA en la DISIP supo que las autoridades venezolanas tenían "evidencia que implica al sujeto 201-300985 [número de identificación de la CIA de Posada] en la voladura del avión de Cubana" y que esta incluía la factura de los boletos aéreos usados ​​por Hernán Ricardo Lozano "durante la operación de bombardeo".

La dirección de pago en el recibo correspondía a la dirección de las oficinas de ICICA, la compañía de investigaciones privadas de Posada en Caracas y fueron incautados en esa oficina durante un registro, precia el diario miamense.

La CIA también obtuvo información sobre comentarios que habría hecho Posada en una cena antes del atentado: "vamos a atacar a un avión cubano" y "Orlando tiene los detalles". A partir de la información que le proveyó la CIA, el Departamento de Estado concluyó que Posada parecía ser "la persona que planeó el sabotaje" del avión.

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