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Opinión

Eutanasia en Cuba: derecho a la muerte sin derecho a la vida

¿Cómo es posible que esta ley pase sin discusión pública, a diferencia de lo ocurrido con el Código de las Familias?

La Habana
Entrada del cementerio de Colón, La Habana.
Entrada del cementerio de Colón, La Habana. Diario de Cuba

La eutanasia en mayores de edad, que es la que aquí trataremos aunque el Gobierno está estudiando si aplicarla también en niños, es un derecho humano real pues cumple dos condiciones básicas: no depende de la coacción estatal a terceros, y es una derivación del derecho de propiedad sobre uno mismo.

Uno de los atributos menos comprendido de la propiedad es el derecho a desecharla. Algo es tuyo realmente solo cuando puede dejar de serlo según tu voluntad, únicamente aquello de lo que te puedes deshacer es tuyo, aquello que sigue siendo "tuyo" aunque no lo quieras, en realidad es de alguien más.

Por ejemplo, la propiedad socialista de todo el pueblo en Cuba es una falacia, no solo por la falta de control sobre esta —siquiera delegada, pues los gestores son impuestos—, sino porque si desearas desligarte totalmente no podrías. En tanto seas parte del pueblo eres, supuestamente, copropietario de los medios de producción, para lo bueno y para lo malo, siendo "lo malo" todos los deberes basados en la pertenencia a una comunidad impuesta desde arriba que justifica trabajos "voluntarios" y otros sacrificios, pero principalmente, justifica la estigmatización del afán de lucro individual, lo que sirve al Gobierno para limitar los derechos individuales.

La eutanasia, como manera no sicopatológica de suicidio, permite a la persona contrapesar en plenitud de facultades mentales los pros y contra de cesar el uso del propio cuerpo, sabiendo que ello conlleva finalizar todo estado de conciencia (al menos, el científicamente demostrado) y, por lo tanto, es la dejación eterna de la facultad volitiva. Es un último acto que ejercita el derecho a prescindir de la propiedad más legítima: nuestro propio organismo.

Así, asépticamente, aparte de algún respetable —pero socialmente no vinculante— argumento contrario desde una perspectiva religiosa, ninguna sociedad debería impedir que una persona, en plenitud de conciencia, pueda disponer de su cuerpo, incluso si es para desecharlo. No obstante, la eutanasia está prohibida en la mayoría de las naciones, ¿por qué?

Pues porque la muerte está rodeada de tabúes milenarios, con lo que es un tema que la sociedad evita confrontar, y donde los políticos, si entran, pueden perder más votos que los que ganan. A fin de cuentas, los beneficiarios de la eutanasia no votan. Políticamente hablando, y dada la vertiginosa actualidad de la modernidad, es un tema más fácil de evitar que de encarar.

Pero allí donde se ha dado el debate, el punto crítico de discusión está en cómo garantizar que sea el suicida quien esté tomando verdaderamente la decisión porque desde su convencimiento es la adecuada, evitando sean otros quienes le presionen o induzcan a ese desenlace.

La verdad es que no hay manera de garantizar que en todos los casos sea el suicida quien esté tomando la decisión, pero como en tantas otras cosas, la dificultad de implementar un derecho en algunos casos, no es razón para negárselo a todos. Lo que sí puede y debe hacer la sociedad, cuando va a dar este paso, es discutir si los incentivos reales están dados para presuponer a priori que la inmensa mayoría de los suicidas lo serán de motu propio, y no que, dadas las circunstancias objetivas, pueda inferirse que los incentivos presionen para que, lo que termine sucediendo, sea que la sociedad use esta vía para deshacerse de sus mayores.

Y si eso es una preocupación en Holanda, Alemania o Suecia, donde se ha debatido a profundidad, ¿cómo es posible que en Cuba, donde hay muchas más razones para temer incentivos perversos en familias y hospitales para deshacerse "del viejo", pase sin discusión pública esta ley? Ni siquiera me refiero a una discusión real y democrática (algo que no existe en Cuba hace 64 años), es que ni siquiera han llevado expertos a los medios de comunicación (aunque todos sean de la opinión que quiere y va a imponer el Gobierno) para explicar y crear conciencia o cultura sobre un tema tan delicado, como tanto hicieron con el Código de las Familias.

En un país donde los ancianos son la única franja de edad que aumenta, lo cual hace que para los jóvenes sea cada vez más engorrosa la carga de mantenerlos y cuidarlos; en un país donde la jubilación es una sentencia a la miseria más abyecta si no te mantiene la familia; en un país donde los viejos la única baza que tienen a su favor suele ser la propiedad de la casa o el carro que comparte con el resto de una familia que se hacina progresivamente; en un país donde no hay las más mínimas condiciones materiales para cuidar adecuadamente a un anciano postrado, ¿nadie teme que los propios familiares induzcan a ese señor o señora el deseo de abandonar lo antes posible este mundo? ¿Nadie teme que esto incentive el maltrato a la tercera edad para que los viejos prefieran morir?

Y en los hospitales, donde se trabaja con un estrés similar al de una guerra; donde la falta de medicamentos es brutal, y la escasez de material gastable como guantes, algodón o agua destilada puede paralizar un quirófano o una hemodiálisis; donde los médicos se ven a diario forzados a elegir a quién suministrarle el poco medicamento que queda o a quién aliviarle el dolor, ¿nadie teme que no ya por maldad, sino por humanidad mal entendida, los propios médicos no se alineen, aun inconscientemente, con los familiares para presionar directa o subliminalmente al viejo para que "deje de joder"?

Lejos estoy de acusar al Gobierno de planificar algún tipo de exterminio con este tema. Creo más bien que, su afán por demostrarse "moderno y democrático" para equipararse en derechos —los que le convienen— a los países más avanzados del mundo, lo está llevando a dar un paso para el cual este país no está objetivamente preparado. Un Gobierno que no es capaz de garantizar el derecho a la vida, no debería siquiera pensar en el derecho a la muerte.

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3 comentarios

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Profile picture for user PicadillodeSoya

Cuando sea aprobada Cuba se convertirá en la “Primera Potencia Mundial en Eutanasia” en un país donde el 99.9 de la población está obstinada será algo así como la práctica del aborto como método anticonceptivo,pero,tranquilo no todo está perdido no será fácil su práctica ante la gran demanda que tendrá,el soborno y la corrupción entrarán en la jugada y no todos los interesados podrán pagar.
Feliz Fin de Semana.

Profile picture for user PicadillodeSoya

Realmente es algo maquiavélico aprobar esa ley y mucha posibilidad que su objetivo sea el del exterminio de una parte de la población que ya no es útil y no reporta ganancias me recuerda el final del Caballo en la novela Rebelión en la Granja.Por supuesto que los “viejos dinosaurios” del poder estarán excluidos.Realmente es un crimen legitimado por una ley en un país donde a gritos los familiares más joven piden que el “viejo” se acabe de morir para quedarnos con la casa.Ahora si tocó fondo aquel “Realengo 18”.Una pregunta:Si los Jóvenes se Van y ahora los Viejos también se “Van” quién se queda en el país?.

Profile picture for user Ana J. Faya

Totalmente de acuerdo con la autora sobre esto. En Canadá la eutanasia fue aprobada en 2016 después de intensos debates, y la ley ha recibido reformas tras más discusiones, la última en 2021. Los requisitos y papelería que conlleva son considerables.
¿Cómo es posible donde no hay plátanos ni aspirinas aprobar esto sin discusión? El matrimonio igualitario, se esté o no de acuerdo, es asunto de la vida de las personas. Esto se trata de la muerte, aprobada con asistencia de segundas partes.