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Precios

Abusar de los cubanos con precios obscenos: privilegio del Estado

¡Prepárense, abuelitos mafiosos que venden cigarros sueltos en las paradas! El 'buen y desinteresado' Gobierno cubano llega a rescatarnos de su avaricia y afán de lucro.

La Habana
Una anciana vende cigarros sueltos en La Habana.
Una anciana vende cigarros sueltos en La Habana. Diario de Cuba

Hacer turismo en Cuba te cuesta más o menos lo mismo que disfrutar alternativas cercanas como Punta Cana o Cozumel. Para los extranjeros, el Gobierno cubano ofrece precios competitivos, pues de otra manera nadie consumiría el "destino Cuba". Ah, pero para los cubanos, esos condenados a la maldita circunstancia del agua por todas partes, tiene precios diferentes.

Viendo lo que en las tiendas del Gobierno cuesta un kilo de leche, unas confituras o una libra de pescado, productos que, con el fruto del sudor de la frente del pueblo, algunas empresas estatales importan para revender con un margen del 240%... uno entiende que todo es "culpa del bloqueo" y que "la Revolución protege al pueblo".

Porque, a ver, que la ley prohíba que los cubanos importen y exporten libremente, obligándolos a comprar en las tiendas estatales y a pagar precios obscenos que solo pueden permitirse gracias a que ya ha huido un tercio de la población es culpa del bloqueo, no de la Revolución… Y para demostrar cuánto se preocupa, y ocupa, el buen papá Estado de sus hijos, hay una ofensiva para acabar con la "impunidad", limitando los precios de reventa que ponen… ¿las tiendas MLC?, ¿las tiendas de GAESA?, ¿el comercio estatal? Claro que no, esos precios son buenos. Se están limitando los precios de los negociantes privados, ¡esos explotadores del pueblo!

Tan preocupado está el Gobierno por los bajos salarios, que hasta la ministra de Trabajo acaba de admitir —¡aleluya!— que están totalmente desconectados del costo de la vida. El Estado ha decidido, otra vez, topar y concretar los famosos precios "abusivos" y castigar a todos los "violadores", en una ofensiva que comenzó hace algunas semanas y que deja en La Habana 33 decomisos, 151 ventas forzosas, 190 detenciones de ciudadanos criminales, 18 juicios con 20 juzgados, multas de 10.000 a 15.000 pesos, 16 sanciones privativas de libertad y 16 de destierros de La Habana"… sí, en la Cuba castrista existe el destierro como mismo existía en la de los capitanes generales, detallitos para pensar.

Así, por acuerdo de la muy "democrática" Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana, en la capital un precio abusivo es lo que sobrepase un 50% el precio de costo (en Pinar del Río es el 30%, sabrá Dios por qué la diferencia). ¿Y no habían sido liberados los precios para los particulares? Se preguntarán muchos que quizás estén pensando en invertir, pues eso decía el Gobierno hasta hace unos días, a lo que Orestes Llanes, coordinador del gobierno provincial, da una explicación que a él debe parecerle lógica: "Aunque la formación de precios ha sido liberada, ha sido liberada sobre el rango de lo permisible, usted tiene un límite de crecimiento".

¿Entendieron? Eres libre de poner el precio que te marque el Gobierno, eres libre de obedecer, que es la libertad máxima que puede ofrecer este sistema. A ver cuando algunos acaban de comprender esa simple verdad.

Para que no nos equivoquemos, el mismo Orestes Llanes explicó en televisión este peliagudo e importante asunto, usando el caso de los cigarros.

Por ejemplo, si usted compra una caja de cigarros en 17,50 pesos —precio en la bodega, por la libreta de racionamiento—, solo puede venderla a 27 pesos, cosa rara porque el propio Gobierno, cuando vende cigarro liberado, lo hace a 48 pesos, el doble de lo que te deja a ti vender tus propios cigarros.

Sin explicarnos esa "curiosidad", el compañero coordinador del gobierno provincial advirtió que, como 48 es el precio liberado del Estado, el precio máximo de los particulares será 72 pesos; todo el que supere eso sufrirá el Decreto 30 de precios abusivos, con su correspondiente multa de 8.000 pesitos.

¡Prepárense, abuelitos abusadores que venden cigarros sueltos en las paradas! ¡Tiemblen, viejecitas mafiosas que negocian una o dos cajas de cigarro! El buen y desinteresado Gobierno llega a rescatarnos de su avaricia y afán de lucro. Mejor adáptense a vivir con su pensión, que alcanza para un cartón de huevos y alguna que otra medicina por la izquierda.

Y es que, por culpa del bloqueo, de lo que hizo Trump, de lo que Biden no hace, del Covid-19 y de los siete últimos ciclones, en Cuba, país donde se descubrió el tabaco, no hay tabaco ni cigarro, y por eso los viciosos degenerados fumadores pagan 30 pesos por un cigarrito o más de 200 por una caja, algo que papá Estado no les puede permitir… por su propio bien.

Algunos malpensados alegarán que hay otras alternativas; quizás desmontar esa maraña de prohibiciones clásicamente conocida como "bloqueo interno", tal vez eliminar los monopolios estatales o, no sé, bajar un pelín los draconianos impuestos —entre los más altos del mundo—, y a lo mejor va y así hasta se acaba la escasez, no solo la de cigarro, sino de todo. Pero esas son fantasías malintencionadas, los verdaderos revolucionarios saben que el castrismo no hace esas cosas porque, como buen padre, nos cuida de nuestra propia maldad. Sí, porque aun tras 60 años de victorioso socialismo e incontables logros de la Revolución, los cubanos seguimos infectados con el bichito capitalista.

Por supuesto, lo del cigarro es solo un ejemplo, el límite de precio se aplica a muchas otras cosas, y mañana puede aplicarse a muchas otras más. ¿Todavía sigues pensando en invertir en Cuba? ¿Estás aún deseando que papá Estado revolucionario te cuide? Si es así, dale, ven y trae tu platica… te mereces unos buenos arrumacos.

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4 comentarios

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Cada cual recoge lo que siembra , no digo que todos pero si la gran mayoría

Profile picture for user Ramon Santis

Y que esperaban? algo bueno de estos hdp?

Los que ya no le sirven a la "revolución" sino que le estorban no merecen contemplación, o por lo menos no la van a recibir. Esos viejos son asunto de la "diáspora."

Duro, pero cierto. Mi padrastro tiene claro que el único que se preocupa por él soy yo. Gracias a mi tiene una vejez digna y holgada. Un hombre que trabajó 42 años.