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Política

¿Por qué las urnas en Cuba son custodiadas por niños y no por cuerpos de seguridad?

'La prueba más clara de la banalidad y teatralidad del sistema electoral cubano es la custodia de las urnas.'

Holguín
Urnas y pioneras en un colegio electoral de Cuba.
Urnas y pioneras en un colegio electoral de Cuba. EFE

El pasado 27 de noviembre tuvo lugar en Cuba un proceso electoral, el que corresponde a la elección de los delegados del Poder Popular de la circunscripción, el cargo político de menor jerarquía y poder en el modelo político diseñado por la dictadura del Partido Comunista (PCC) para preservar el poder absoluto en sus manos. Ni siquiera tiene remuneración ni maneja recursos.

Aun así a ojos vistas, (y es el objetivo), virtualmente la base de todo el modelo que algunos teóricos de las ciencias políticas acostumbran llamar "democracia popular". Pero en la práctica es apenas un espejismo. El PCC, que supuestamente ni elige ni postula, controla férreamente las organizaciones "de masas" que postulan los cargos a partir del delegado de circunscripción, en las controladas comisiones de candidatura.

Pero la prueba más clara de la banalidad y teatralidad del sistema electoral cubano es la custodia de las urnas. En vez de cuerpos de seguridad especializados, la policía o los militares como en cualquier otro país, en Cuba son niños los que las cuidan, hipotéticamente. Por supuesto que solo son un adorno simbólico que pretende dar la imagen de inocencia, tranquilidad y pureza del proceso electoral y del sistema político. Y es parte importante de la propaganda.

Pero ¿qué significa esto realmente?

  1. En primer término que la policía secreta del régimen, (mal llamada Seguridad del Estado), más el resto de los mecanismos de control social y político, funcionan tan bien que no es necesario poner guardias armados para custodiar.
  2. Que los miembros de la mesa electoral y funcionarios del Consejo Electoral Nacional (CEN) que los entrenan y monitorean están bajo estricto control y son seleccionados estrictamente por los canales que para tal fin tiene creados el PCC.
  3. Y por último, y no por ello menos importante, que en las votaciones cubanas no se decide nada, solo es un mecanismo autónomo de autorreafirmación del PCC, el único candidato posible al poder, aunque no se mencione.

¿Por qué autorreafirmación y no reafirmación popular?

Aunque el pueblo participa, todavía de forma mayoritaria, los electores son apenas actores, al igual que los organizadores del CEN, que actúan en una pantomima eleccionaria, compelidos por mecanismos de dependencia, ignorancia o miedo.

El proceso todo es una gran puesta en escena en la que ellos fingen que están ofreciendo un ejercicio democrático y una parte del pueblo finge que vota. Para que el mundo crea, o al menos dude, de que existe alguna dosis de democracia en Cuba.

El día que en Cuba se realicen elecciones que decidan algo, donde se elija algo, donde se participe por conciencia y no por miedo a ser marcado, ese día habrá que poner seguridad en las urnas. En vez de pioneros, de niños inocentes y manipulables, habrá guardias armados para evitar que algo tan importante pueda ser entorpecido o impedido.

Serán entonces tan importantes que habrá que cuidarlas. Ahora da igual si las urnas son custodiadas por niños, por palomas, por espíritus o por dioses. Son urnas de mentira, de ficción, de teatro. No significan nada más allá de la necesidad del régimen de simular viabilidad y apoyo en un pueblo controlado y sin derechos.

No obstante, un segmento cada vez más significativo de la población se va desprendiendo del control social que ejerce el régimen, pierde el miedo y no participa o vota en blanco. El índice de abstención ha ido creciendo gradualmente en las últimas dos décadas y el salto este año ha sido muy significativo.

En los comicios que se realizaron bajo el Gobierno de Fidel Castro el abstencionismo era irrelevante, por debajo del 5%, en los tiempos de Raúl Castro subió al 11% y en las de 2017, donde ocurrió la "selección" de Miguel Díaz-Canel como presidente, era ya del 14%.

Tras la gestión de Díaz-Canel, este año el porcentaje de los que deciden no votar ha dado un salto estrafalario hasta el 31,5%. Lo que no solo es un voto de castigo a un régimen fracasado que insiste en la continuidad, sino un mensaje claro del pueblo al Gobierno de que exige cambios democráticos y económicos, y que está despertando y perdiendo el miedo a obedecer incondicionalmente al régimen.

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6 comentarios

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Profile picture for user padre Ignacio

Lo curioso es la insistencia de las gentes a seguir llamando a este teatro "Elecciones" cuando he aquí no hay candidatos ni partidos de oposición.

Profile picture for user Ex-cubano

da igual, los resultados ya estan de antemano, las urnas las pueden poner en un parque a solas y el resultado siempre es el mismo.

Y dicho sea de paso, esto se llama abuso infantil, aunque pocos lo llamen por su nombre.

Por que ellos saben como seran los resultados,no importa que pase..

Porque todo es un montaje, un paripé que no significa nada, ya que los resultados siempre van a favorecer a la dictadura. El mismo Stalin lo dijo--lo que importa no son los votos, sino quien los cuenta.