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Nicaragua

La jerarquía católica guarda silencio ante la ola represiva contra sacerdotes y religiosos en Nicaragua

'El papa Francisco, que por su condición de argentino suele estar muy familiarizado con los temas de América Latina, ha evadido pronunciarse sobre esta ola represiva.'

Bogotá
El sacerdote nicaragüense Edwid Román, antes de su exilio de Nicaragua.
El sacerdote nicaragüense Edwid Román, antes de su exilio de Nicaragua. AFP

En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega y de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, ha dado otro golpe a la Iglesia Católica al detener este 13 de octubre al sacerdote Enrique Martínez. La ola represiva tiene lugar en medio de un llamativo silencio de la jerarquía eclesial, tanto nicaragüense como latinoamericana y la decisión de no reaccionar involucra al Vaticano.

Mientras que, en 2021, el régimen sandinista que encabezan Ortega y Murillo, con control del resto de poderes públicos en el país centroamericano, produjo una razzia de detenciones de figuras políticas, incluidos siete precandidatos presidenciales, en este 2022 el foco parece estar en una Iglesia Católica que ha tenido voceros críticos ante las violaciones de derechos humanos.

En el último semestre, con la detención de Martínez suman 11 los sacerdotes detenidos, dos de ellos han recibido condena. Un obispo está privado de libertad en su casa y además al menos 60 personas, entre sacerdotes, diáconos, seminaristas y monjas han abandonado o han sido expulsados por el régimen. Este registro lo ha documentado la iniciativa social "Nicaragua Nunca Más".

"La directriz que tenemos de Roma es no condenar lo que viene ocurriendo. La Iglesia no quiere avivar un conflicto institucional que ponga en riesgo a más católicos que están dentro de Nicaragua", comentó a DIARIO DE CUBA un religioso que labora en la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) a condición de que no se difundiera su identidad.

En este duro semestre de detención, exilios y presiones de diverso tipo del régimen, incluyendo el cese de emisoras de radio católicas, la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) ha optado por un bajo perfil, sin condenar los hechos ni exigir públicamente la liberación de los sacerdotes. La excepción ocurrió en agosto cuando manifestó su "profundo dolor" por la detención de uno de los suyos, el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.

El papa Francisco, que por su condición de argentino suele estar muy familiarizado con los temas de América Latina, ha evadido pronunciarse sobre esta ola represiva. Hace algunas semanas el Vaticano dijo que estaba tendiendo puentes en Nicaragua, pero se desconoce la naturaleza y la propia existencia de un diálogo o acercamiento entre Managua y Roma.

"En todos los tiempos, la Iglesia ha sido perseguida pero nunca nadie la ha podido callar. Al contrario: la Iglesia se fortalece, y sigue adelante con su misión profética. Sea adentro, sea afuera, la voz siempre está ahí. Aquí estamos", dijo el sacerdote Erick Díaz, párroco en Matagalpa (al norte de Nicaragua) y quien está exiliado en EEUU.

Díaz conversó este 16 de octubre con el laureado periodista Carlos Fernando Chamorro, quien también debió exiliarse, y confirmó que monseñor Álvarez recibió casa por cárcel, pero está en lo que fue la residencia de sus padres (ya fallecidos) sin ningún otro familiar: "está sin comunicación… solo le acompañan los agentes policiales".

Según este sacerdote, el sandinismo está castigando a la voz de la Iglesia "que se ha elevado en defensa de la dignidad humana".

El periodista Juan Carlos Aguilera recuerda que el sandinismo ha tenido históricamente una relación de tensión con la Iglesia Católica. La jerarquía católica no respaldó el triunfo de la revolución de 1979, pero muchos sacerdotes nicaragüenses se inscribieron en el espacio de dialogo entre marxistas y cristianos que propició Fidel Castro desde Cuba.

Al regresar al poder por vía electoral, en este siglo XXI, Ortega propició un acercamiento con los obispos y el particular con el cardenal Miguel Obando. En 2004, el prelado otrora férreo crítico, ofició una misa en homenaje a los 25 años de la revolución y se reconcilió con el Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN).

Un año después, recuerda Aguilera, Ortega le pidió perdón al cardenal públicamente y dijo que este sería su consejero espiritual. La celebración del matrimonio de Daniel Ortega y Rosario Murillo por el cardenal Obando selló la alianza entre ambos.

En 2018, cuando se registra una cruda represión con más de 300 fallecidos en manifestaciones de calle, salió a relucir nuevamente una Iglesia Católica, no jerárquica, comprometida con los derechos humanos. Es justamente a figuras críticas de los sucesos de 2018 a quienes ahora sanciona el régimen.

Según Aguilera, en el seno de la CEN conviven tres corrientes en pugna, con lo cual se hace difícil generar un pronunciamiento colegiado. Una corriente importante "con una posición profética", comprometida con los derechos humanos, una corriente mayoritaria orientada a una neutralidad con el argumento de que la Iglesia no debe inmiscuirse en política, y una tercera línea minoritaria de obispos afines del régimen.

En el caso de la detención de Álvarez, la figura de más peso en la Iglesia que está privada de libertad, la vicepresidenta Murillo dijo que este cometió "crímenes de lesa espiritualidad". Posteriormente, una Fiscalía afín al Gobierno de Ortega abrió una investigación en su contra por "intentar organizar grupos violentos y ejecutar actos de odio en contra de la población".

El régimen de Ortega y Murillo, asimismo, ha expulsado al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, en marzo pasado, así como al obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, quien fue enviado a El Vaticano dos años atrás. En junio de este año fueron expulsadas 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.

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7 comentarios

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En Colombia votan por Petro el comunista y lo eligen ampliamente. ¿Se les olvida el resto.?
En Colombia apoyan el aborto y el matrimonio homosexual, en contra de las enseñanzas de la Iglesia.¿no es cierto?
Me parece que entonces en Colombia hay que apoyar a la Iglesia y combatir el comunismo .
En periodista debe entonces recetarse antes que recetar.

Si el Papa Francisco se enfrenta a Ortega, pasará mlo mismo que en Cuba en 1961 con la expulsión de los sacerdotes, hecho bochornoso que NO FUE REPUDIADO POR UNA POBLACION ENARDECIDA EN APOYO A CASTRO QUE YA HABIA PROCLAMADO EL COMUNISMO. ¿No recuerdan?
Se vaciaron las Iglesias y los que asistíamos lo hacíamos con miedo y por la puerta lateral.Recuerdan? Y por años ser católico era "mala palabra" y hacer chistes sobre Dios y los curas era bien visto en la fiestas familiares entre trago y trago....¿recuerdan?
Era cuando creer en Dios era "oscurantismo e ignorancia"...¿recuerdan?
NO ME JOROBEN!!

Bergoglio ha evitado hacer el trabajo que le corresponde hacer en general, ni lo hará.

¿Con el apoyo de quién?. ¿Donde están los millones der laicos católicos combatiendo esos abusos?
Si pasa como en Cuba, que las Iglesia se vaciaron y nos que no se fueron del país proclamaron orgullosamente ser "ateos"....
¿Que por ciento de población cubana es católico practicante? Menos del 10!!
¿Y asi piden que sea la Iglesia la que se enfrente?
¿Que pasó cuando se logró que no hostigaran a las Damas de Blanco?¿Y cuando se obtuvo que salieran con sus familiares LOS QUE LO PIDIERAN ASI?
Quieren que la Iglesia se enfrente:
¿Y el resto?

PIDEN A LA iGLESIA LO QUE NO HACEN ELLOS? Y de paso, son ateos (lo eran en Cuba y lo son en el extranjero) pero quieren que los creyentes saquen las castañas del fuego. Ah!, por cierto, quieren que saquen las castañas del fuego LOS QUE VIVEN EN CUBA.
Lo mismo pasa con Nicaragüa y los nicaragüenses que viven en el extranjero. Héroes en la distancia....

Está de moda criticar al Papa Francisco.
No era tan de moda criticar a San Juan Pablo II cuando recibió a Castro en el Vaticano, o cuando visitó a Cuba. No era tan de moda criticar a Benedicto XVI cuando se entrevistó en Cuba con Castro , aún cuando ya el tirano no tenía cargos públicos.
Interesante.