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Vivienda

Una casa por municipio cubano al día… ¿teatro, voluntarismo, quimera?

Aunque pueda ser un 'noble deseo' del Gobierno, 'diez años en un albergue te quitan toda esperanza', dice una habanera.

La Habana

Como miles de residentes en Centro Habana, Luis Herrera Paz lleva más de diez años intentando completar el proceso para obtener el título de propiedad de su casa.

En 2004, la direcciones municipales de Planificación Física y Vivienda le otorgaron la licencia de construcción por esfuerzo propio. En 2014, Herrera Paz concluyó las obras constructivas —reparación y ampliación— con los respectivos dictámenes de "utilizable" y "habitable". Sin embargo, aún hoy no es propietario.

Ahora integra la lista de 230.000 familias que, según dijo el Gobierno el pasado mes de abril, serían favorecidas con las nuevas regulaciones de Vivienda, recogidas en resoluciones publicadas en la Gaceta Oficial Ordinaria No. 33.

Recientemente, en un chequeo al estado actual del plan de construcción de viviendas, el Gobierno mencionó un nuevo objetivo: producir una casa diaria por municipio para paliar el déficit habitacional del país, aunque reconoció que "no se avanza al ritmo" necesario.

"Los municipios no logran la producción de una vivienda diaria, 95 cuentan con todas las capacidades instaladas, mientras que 73 no la han completado", señaló la web oficial Cubadebate esta semana al reportar sobre una reunión de la Comisión de Industrias, Construcciones y Energía, de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Funcionarios preguntados en direcciones municipales de Planificación Física y de Vivienda en varios territorios habaneros coincidieron en que esa idea no está sustentada en la realidad, que cada vez se torna más crítica tras seis décadas de constante incumplimiento de los planes constructivos.

"De conseguirse, ¿cuáles serían los requisitos para clasificar en el otorgamiento de esa vivienda?", fue la primera preocupación de un funcionario de Planificación Física en el Cerro que se decanta por solucionar, en primer lugar, los casos de las decenas de miles de personas que se encuentran "a la espera de sus títulos de propiedad" o los de quienes están "solicitando licencias de construcción por esfuerzo propio".

En ese sentido, una funcionaria de Vivienda en Diez de Octubre recordó que "el florecimiento de la construcción viviendas por esfuerzo propio es proporcional al crecimiento de una desigualdad social, y ese es el punto que Díaz-Canel no percibe, aunque su indicación sea noble".

"La distribución del espacio habitacional en ruinas mayorea en las llamadas 'comunidades en transformación'. Un municipio como Diez de Octubre confronta quizás tres veces más problemas de vivienda que Plaza, por citar un ejemplo. Lo que supone que los desfavorecidos serán siempre desfavorecidos", advirtió esta funcionaria.

"Comunidades en transformación" es el eufemismo que el Gobierno utiliza para referirse a los "barrios marginales".

Aunque el Gobierno ha insistido en aclarar que sus medidas no tienen carácter populista, la percepción entre funcionarios y habaneros es otra.

"Esa política de repartir para todos por igual es absurda. Los problemas no se resuelven así, sino mirando dónde hace más falta", opinó Sol Yamilé Sergrañe Machado, vecina de Las Delicias, San Miguel del Padrón.

A Sergrañe Machado el huracán Irma le afectó casi la mitad de su vivienda y el tornado del pasado mes de enero dio el tiro de gracia a lo que quedaba en pie. Todavía las autoridades de su territorio "pelotean" su caso: "no hay materiales, no hay camión, usted no es prioridad, bienestar social se debe encargar de su caso", son algunas de las respuestas que ha recibido durante el proceso.

Bajo cuáles criterios se otorgarán estas viviendas diarias en cada municipio, es la interrogante que invariablemente se plantearon los funcionarios encuestados, quienes pidieron mantenerse en el anonimato.

Los expedientes de damnificados y de viviendas en pésimo estado técnico se suman a las situaciones de ilegalidades, "muchas de estas cometidas por ciudadanos sin esperanza, ni siquiera a largo plazo, de una solución a sus problemas", dijo un funcionario de Planificación Física en San Miguel del Padrón.

"El caso de Las Delicias es emblemático, un consejo popular donde el déficit de vivienda, sumado al mal estado constructivo de las existentes, es alarmante. Otorgar una casa diaria por municipio, aun cuando pueda parecer un paliativo, es en realidad una solución populista", opinó este funcionario.

Una apuesta "teatral"

Otro funcionario de Vivienda, en Arroyo Naranjo, catalogó la solución de entregar una casa diaria por municipio de "teatral", y dijo que no se ajusta a los informes que cada territorio emite en las reuniones con los gobiernos municipales, ni a la densidad poblacional de los mismos.

"Esta solución debe estar dirigida, antes que todo, a las decenas de miles de albergados. Más de la mitad de ellos llevan más de diez años a la espera de que se les asigne una vivienda. Las soluciones deben llevar nombres y apellidos porque, de lo contrario, se deja a la interpretación personal de quienes deciden en los gobiernos de cada territorio", fustigó.

Recientemente, el ministro de la Construcción, René Mesa, opinó que debían aprovecharse unos casi 14.000 locales de instituciones y convertirlos en casas. Una consideración que lleva a reflexionar sobre un fenómeno que lejos de retroceder va igualmente en ascenso: la corrupción.

Una consulta a funcionarios del Ministerio de Justicia, a raíz de un caso de corrupción que implicó a la dirección de Planificación Física de Centro Habana, en julio de 2017, reveló que las denuncias ciudadanas contra instituciones del Estado ubican a Planificación Física y Vivienda en los primeros puestos.

"Más de la mitad de esos locales vacíos que menciona el ministro se han ido depauperando con el correr de los años", atajó una funcionaria de Vivienda en Guanabacoa, quien aseguró que reiteradas veces ha propuesto entregar estos locales a los albergados y centrar el presupuesto del Gobierno en la rehabilitación de los mismos.

"Pero el proceso es tan engorroso y vertical, que cuando se deciden a entregarlos ya esos locales son prácticamente solares yermos", lamentó la funcionaria.

Migdalia vive desde hace diez años con su esposo y tres hijos menores edad en un albergue ubicado en Agua Dulce y Serafines, consejo popular Pilar-Atarés. Se gana la vida con un negocio clandestino de lavado y planchado, sin expectativas de que le asignen una vivienda.

Ante la noticia de que el Gobierno quiere terminar una casa diaria por municipio, Migdalia y su esposo continúan aferrados a la idea de comprarse un cuarto. "Diez años en un albergue te quitan toda esperanza de ayuda, porque es como no estar en la lista de prioridades de nadie… quienes gobiernan solo visitan la parte linda de todo", dijo Migdalia, quien perdió su casa en un derrumbe en La Habana Vieja.

Con 20 años de experiencia en su cargo, una funcionaria de Vivienda en La Lisa, recordó que la política de igualdad social no siempre ha estado acorde con la realidad.

"Es a través de los problemas de la vivienda donde se manifiesta, con mayor escándalo, que no se ha logrado que cada cubano tenga un espacio habitacional digno, como prometió la Revolución. Y lo de entregar una casa diaria, por los 168 municipios del país, está más cerca de un noble deseo que de la solución real", lamentó.

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