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La actriz cubana Lynn Cruz y el cineasta Miguel Coyula estrenan libros en Madrid

'Cuba es un dinosaurio como país, al hacer mis obras me di cuenta que nuestra realidad no puede ser entendida por el mundo si no se aborda desde la fantasía', dice Cruz en entrevista con DIARIO DE CUBA.

Madrid
Los artistas cubanos Lynn Cruz y Miguel Coyula. DDC TV
Lynn Cruz y Miguel Coyula.
Lynn Cruz y Miguel Coyula.

La actriz y escritora cubana Lynn Cruz y el cineasta cubano Miguel Coyula, conocido por Memorias del Desarrollo y Corazón Azul, estrenarán sus libros en Madrid durante los primeros días de septiembre. Coyula lanza su novela La Isla Vertical con la editorial Deslinde y Lynn Cruz Sala R, obra teatral llevada a libro por la editorial Hurón Azul. "Es algo muy especial que estemos viviendo juntos este momento con nuestros libros y otros proyectos en Madrid", dijo Cruz en entrevista con DIARIO DE CUBA.

"La Isla Vertical es mi segunda novela y, de alguna manera, es continuación de la primera Mar rojo, mal azul. La Isla Vertical sucede después de un cataclismo en donde todo queda cubierto por el agua, excepto un rascacielos, que queda hundido hasta la mitad, y parte de los habitantes que quedan atrapados en este pedazo de concreto en el medio del océano. De alguna manera estas personas regresan a una comunidad primitiva muy precaria, sin perspectivas de evolución, porque una vez que colapse ese edificio no hay salida. Se crea un mundo con todas las interacciones sociales que han surgido. También es una historia de amor imposible", cuenta Coyula.

La primera mitad de esta novela, que se podrá comprar en Amazon próximamente, fue escrita en 2005. "Después me enredé haciendo Memorias del desarrollo y Corazón Azul, ahora en el 2022 es que la pude terminar". 

Sobre Sala R, Lynn Cruz cuenta que "es la primera vez que me van a publicar una obra de teatro, las obras que escribo para mi grupo nunca habían tenido la oportunidad de llevarse a formato libro. La editorial Hurón Azul se interesa en la obra gracias a los actores naturales con los que trabajé. Yo quedé fuera de las instituciones y para hacer el teatro que quería tenía que salirme de la estructura estatal, incluidos los actores profesionales, casi ninguno ha querido trabajar conmigo. Las personas que forman parte de este proyecto también colaboraban con la editorial Hurón Azul, se reunieron para publicar la obra como libro. Ha sido algo fortuito y muy especial que coincidiéramos Miguel y yo con nuestros libros aquí en Madrid". 

Tanto Miguel Coyula como Lynn Cruz han sido blanco de la censura en Cuba, y esa realidad los ha marcado y los ha hecho crear de forma diferente. 

Coyula cuenta que empezó "a vivir la censura desde que estaba en la escuela de cine, pero no por razones políticas, siempre he sido un inadaptado en cualquier estructura social, por ejemplo, en la escuela me costaba mucho trabajar con un equipo por la forma en la que me gustaba hacer la fotografía y la edición. Me gustaba hacer las cosas a mi manera. Soy obsesivo con el encuadre en una secuencia y la única forma que encontré fue tener el control absoluto de la obra y ser completamente independiente".

El punto álgido de la censura para la pareja vino con el documental Nadie que se estrenó en 2017. "Intentamos hacer una proyección en la Casa Galería del Círculo y nos encontramos con una redada policial en donde ni nosotros mismos pudimos llegar al lugar. Fue un despliegue de recursos tremendo para evitar que 30 personas vieran la película en una casa privada. Nosotros sabíamos que Nadie no iría a cines por ser abiertamente frontal con la figura de Fidel Castro, entonces encontramos nuestro propio canal, casas privadas, violaron un espacio privado. A partir de ese momento muchos colegas se apartaron, muchos actores de Corazón azul abandonaron el proyecto".

Según Lynn Cruz en ese momento quedaron "verdaderamente marginalizados. Antes estábamos separados de las instituciones, pero en ese momento el gremio también nos dio la espalda. Tuvimos que experimentar la soledad hasta 2019 que es cuando entra internet a Cuba y empiezan a liberarse la mayor parte de los artistas."

"En mi caso la censura no es algo fortuito es algo que estaba dentro de mí, sientes la necesidad de transgredir el límite. Me empecé a sentir así desde que comencé a hacer teatro en La Habana, dicen que como funciona el teatro funciona el país, los grupos de teatro no eran un espacio de libertad. El teatro es para volar, para que nadie te corte las alas. En 2009 voy a Alemania a hacer teatro independiente y esa experiencia hizo un cambio en mí. Descubrí que había otra forma de hacer teatro, no siempre con ayudas de las instituciones y regresé a Cuba con esa idea. En 2011 es cuando puedo concretar la primera obra de teatro Kairos, hoy LCAP porque sumamos el laboratorio donde trabajamos con actores jóvenes, estudiantes de música. La metodología de trabajo del grupo es buscar que las personas se encuentren a ellas mismas en las escenas. Eso los ayuda a perder el miedo escénico, según me han contado los estudiantes", dice Cruz.

"Los actores se fueron y tuve que buscar soluciones dramatúrgicas muy diferentes. Cada creador debe de tener obstáculos, algunos no aguantan, pero a la larga, si eres paciente y perseveras puedes sacar una obra mucho más interesante que la que tenías pensada originalmente. no todo el mundo puede soportar trabajar totalmente al margen y asumir que todo lo que no tienes de presupuesto lo tienes que invertir en tiempo, pero trae sus resultados", dice Coyula.

Con la independencia Coyula y Cruz han ganado libertad, pero han perdido medios para producir. "Es muy difícil tener libertad creativa en el mundo de hoy, no solamente en Cuba, en donde la marca la define la política. A mí no me gusta que nos etiqueten, muchas veces te dicen 'tú eres el raro', pero eso es una forma de aislarte, yo estoy haciendo lo que tengo deseos de expresar.  Con Corazón azul ha sido difícil que la acepten en lugares como, por ejemplo, España, cuando uno hace un cine verdaderamente independiente te quedas fuera del Mainstream, lo que se espera en otros lugares que debe ser el cine latinoamericano y cubano, específicamente".

Para Lynn Cruz, Cuba es un dinosaurio como país, y al hacer sus obras entendió que tenía que abordar la realidad cubana desde la ficción para que el mundo pueda entender qué pasa en la Isla. "Nosotros estamos viviendo atrasados en el tiempo y es difícil contra una historia que ya no le importa a nadie porque esos procesos ya lo vivieron otros países. El teatro es un evento mas político que el cine, es en vivo, te comunicas con el público, hay que hacer esas obras en el lugar en donde está pasando eso. La realidad cubana de la mejor manera que se le puede mirar es desde el absurdo o la ciencia ficción, porque nadie cree que eso es realista. Esa fantasía, tristemente, es nuestra realidad, pero es esa ficción la que he encontrado para comunicarme con un público que no sea cubano, de otra forma no lo entenderían".

Ambos artistas, quienes dicen ser perfeccionistas hasta el cansancio, opinan que la situación en Cuba es muy difícil. 

"Siento, a veces, que es poco lo que he hecho, viendo la cantidad de personas que están presas en Cuba, en donde, por primera vez, la injusticia está a la luz del día. Pienso en cómo está el pueblo cubano y siento impotencia, quiero hacer mucho más", dice Cruz.

"Si todos desde sus parcelas ejerciera la libertad no hubiera activismo, uno se queda aislado porque somos los menos los que tomamos esa decisión. Es una situación muy fea, yo creo que, incluso, si hubiera un cambio, el daño moral que ha sufrido el cubano por tantas décadas va a generar una corrupción que no se erradicará en mucho tiempo", concluye Coyula.

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