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Economía

¿El fin de Fin de Siglo?

La gran tienda de los años 50, devenida en comercio de cuentapropistas, lo cerraron para que pasara a manos del CIMEX y se encuentra en abandono total.

La Habana

La Habana de los años 50 de la pasada centuria contaba con una red de tiendas por departamentos que hacían las delicias de sus clientes por la variedad y calidad de sus mercaderías. Entre esos pujantes centros comerciales figuraban los Almacenes Ultra, Sears, La Época, El Encanto y Fin de Siglo.

Pero ese alentador panorama comenzaría a desaparecer a partir del primero de enero de 1959, cuando los barbudos de la Sierra Maestra se apoderaron del país. Pronto los dueños de esos establecimientos iban a ser despojados de sus propiedades, y las tiendas serían dirigidas por administradores de probada fidelidad al Gobierno, pero de escasa experiencia comercial en la mayoría de los casos.

A lo anterior se sumó el caos en que se sumió la economía debido a la excesiva centralización y los errores organizativos de los nuevos dirigentes. El resultado sería una aguda escasez de artículos de amplio consumo, como alimentos, ropas, efectos electrodomésticos, muebles y otros renglones.

Con vistas a paliar la debacle, las autoridades crearon una libreta de racionamiento que, en el caso de la venta de ropas, el gracejo popular la bautizaría como María la O, en alusión a la conocida canción del maestro Ernesto Lecuona.

En lo adelante, esas tiendas que antaño eran el emporio de la abundancia se verían en la necesidad de expresarle al público masculino: te toca o una camiseta, o un calzoncillos, o un par de medias. Y en cuanto a las féminas: o un blúmer, o un ajustador.

La tienda El Encanto fue destruida por un incendio poco después de la llegada de Fidel Castro al poder, mientras que Sears perdió el objetivo inicial para el que fue creada y ha devenido Palacio Central de la Computación. Previamente, y bajo la denominación de Supermercado Centro, esta tienda fue escenario de uno de los primeros experimentos de mercado paralelo —donde podían verse las colas más grandes de La Habana— allá por los años 80, al calor de las reformas económicas impulsadas por el hoy semiolvidado economista Humberto Pérez.

Por otra parte, La Época y Almacenes Ultra cogerían una especie de segundo aire a partir de los años 90, cuando fue despenalizada la tenencia de divisas. Esas tiendas engrosarían la cadena de establecimientos conocidos como las "shopping", que tendrían la misión de recaudar las divisas que necesitaba desesperadamente el Gobierno para atenuar el impacto que produjo el llamado Periodo Especial.

Fin de Siglo tomaría otro camino. Allí congregaron a un nutrido grupo de trabajadores por cuenta propia dedicados a la elaboración y venta de artículos artesanales. Puede decirse que contaba con gran aceptación popular, pues sus salones siempre estaban llenos de compradores que encontraban allí mercancías de apreciable calidad.

Sin embargo, no hace mucho la tienda Fin de Siglo fue cerrada, y los cuentapropistas que laboraban en ella fueron reubicados en locales más pequeños que no cuentan con las condiciones idóneas para la actividad comercial debido al hacinamiento que en ellos existe.

En un recorrido efectuado por uno de esos locales, indagamos acerca de los motivos expuestos por las autoridades para el cierre de la tienda. Una de las artesanas expresó que la corporación estatal Cimex había solicitado el local de Fin de Siglo para establecer allí un nuevo centro comercial. Es decir, una especie de shopping.

Mas, lo cierto es que el tiempo pasa, y lo que se aprecia en los alrededores de Fin de Siglo es un abandono total, sin que los directivos de CIMEX u otras instancias gubernamentales hagan algo por impedirlo. Suciedad, heces fecales, desperdicios y hasta indigentes —esos que el discurso oficial califica eufemísticamente como "deambulantes"— pueden verse a las puertas de ese antaño centro comercial.

La gente se pregunta si Fin de Siglo recuperará alguna vez su esplendor de otros tiempos, o le ocurrirá como al mercado agropecuario de Cuatro Caminos, que desde hace años espera por una prometida restauración que no llega.

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