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Apagones

Agosto para los holguineros: apagones de 12 horas, más rebajas en la cuota de jabón y precios al alza

'La incapacidad del Gobierno para generar confianza hace que este momento sea muy diferente a cualquier otro que hayamos vivido en el pasado.'

Holguín
Una calle de Holguín.
Una calle de Holguín. O. Ramírez Álvarez

Este mes de agosto ha estado signado por el incremento del déficit generacional eléctrico, que no solo repercuten en los prolongados apagones, sino también en la producción nacional y los servicios más elementales.

"Estos apagones son una desgracia, 12 horas sin corriente todos los días es demasiado, así no se puede. El agua no la pueden poner en el horario que toca y no se pueden llenar los tanques.  Y con la leche, ni hablar, de cada tres días que llega a la bodega, dos se corta. Y no la reponen como antes, que tenían en polvo para estos casos. Imagínate, si a todo el mundo se le corta, la traen por gusto", comenta Yaibelis, una madre holguinera con dos niños menores de siete años, que es la edad límite con derecho a cuota de leche.

"Entonces no queda más remedio que comprar en la calle, donde el litro está a 50 pesos y hasta más. Bobería, como 200 veces el precio que tiene en la bodega. Así no hay quien aguante. Pero la de polvo es peor, más cara, sale al doble el litro porque un paquete de cinco litros cuesta 600 pesos. ¡Un atraco! Este país se desgració por completo, vivir aquí es un calvario todos los días para sobrevivir", asevera.

A José los apagones le han costado perder alimentos caros y difíciles de conseguir: "El trabajo que me dio conseguir pescado en Guatemala (pueblo costero a 15 kms de su casa). Me fui de madrugada y lo pagué carísimo, a 150 la libra allí al lado del mar, porque donde vivo está a 200 pesos y da miedo que no esté fresco".

"Pero tocaba el apagón de 12 horas, de 6:00AM a 6:00PM, y para más desgracia llovió con viento, y parece que hubo un corte. Bueno, nos metimos 24 horas sin corriente porque la pusieron 15 minutos antes de que tocara el otro apagón a media noche y no tuvieron piedad, la quitaron enseguida", agrega.

"El pescado se me echó a perder y un pomo con cinco litros de leche que compré por la izquierda a un campesino, para la semana, también se descompuso. Con tanta escasez uno hace un esfuerzo y gasta dinero para tener qué comer, y los apagones te chivan lo que tienes. Es un desastre", cuenta con pesar.

El jabón liberado-controlado, que antes de "la coyuntura" era a libre demanda, comenzó a uno de baño por persona, y el de lavar según la cantidad de personas, este mes de agosto "por déficit de materias primas" solo le corresponde "un jabón a los niños menores de dos años y los mayores de edad por encima de 65 años", explica un bodeguero de Mayarí, que prefirió no revelar su nombre.

"En lo que queda de mes, si se restablece la producción, se completa la cuota, que ya fue rebajada en meses anteriores. A muchas personas el jabón le alcanzaba y hasta le sobraba, pero ahora andan desesperados. A veces me han propuesto hasta 40 pesos por un producto que cuesta cinco pesos; pero esto viene contado, por persona, ojalá sobrara", dice  con un gesto entre jocoso y de lamento.

En realidad la permanente "crisis coyuntural" o la crisis permanente del sistema estatal-planificado impuesto por el Partido Comunista de Cuba por más de seis décadas, y del que pretende seguir siendo continuidad, abarca todas las aristas de la vida cotidiana.

El pan de la bodega o de la cuota, por ejemplo, que tantas críticas ha recibido por su mala calidad, bajo peso y tamaño, e incluso por su precio multiplicado por 20 con la Tarea Ordenamiento, es otro dilema. Aunque al inicio miles de familias renunciaron a comprarlo durante días como resistencia a tan drástico e injustificado cambio, poco a poco con la crisis más aguda terminó siendo la única opción o la más barata o accesible.

"Ahora no solo hay que comprarlo obligado porque no hay más nada, sino que hay que tener suerte para que llegue en el mismo día por los apagones tan largos, hasta de 12 horas seguidas. Si llega por la tarde eres dichoso", opina Rolando, un jubilado que es quien siempre hace los mandados en su casa.

"A veces el pan de desayunar llega al otro día por la tarde. Ya nadie ni se fija en el tamaño pequeño, o si se desmorona por la harina mala. Como venga es una bendición, porque no hay nada más. A ese punto crítico hemos llegado, lo que ayer nos parecía basura hoy es un manjar", dice con tristeza.

La crisis no parece tener fin y el encarecimiento del costo de la vida debido a la inflación ascendente, sumado a la escasez de todo, pero más aun de los productos de primera necesidad, y los prolongados apagones que afectan directa e indirectamente, crean un cóctel de vicisitudes insoportable para los cubanos.

La desesperanza, el deseo de emigrar para escapar de una existencia agobiante, la dependencia ineludible de los apoyos de la diáspora y la incapacidad del Gobierno para generar confianza en la población sobre su capacidad de sacar al país de la crisis, hacen que este momento sea muy diferente a cualquier otro que hayamos vivido en el pasado.

El despertar cívico expresado mediante el debate abierto y claro en las redes sociales; en el arte contestatario que interpreta y canaliza a la vez el sentir popular; y las protestas espontáneas del 11J y posteriores que se suceden casi a diario por las insatisfacciones, son consecuencias naturales del desgaste del sistema. Y de la necesidad de un cambio profundo en nuestra sociedad hacia una democracia política con libertad económica y derechos humanos plenos. Que es precisamente lo que Cuba necesita.

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1 comentario

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Profile picture for user Pedro Benitez

Como entender que en la isla se desayuna con un día y medio de retraso; “ A veces el pan de desayunar llega al otro día por la tarde”. Un fenómeno que se entiende admitiendo que el Estado secuestra a los ciudadanos a través de los canales de distribución, los servicios y programas públicos.