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Educación

¿Y el sueldo de los académicos?

¿Cuánto gana en Cuba un profesor universitario con la categoría titular más alta?

La Habana

Desde que el Noticiero Nacional de Televisión difundiera algunas imágenes de lo que se debatía en el más reciente período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, no se habla otra cosa entre los profesores universitarios del país.

No es sobre el nuevo proyecto de Ley de Aguas ni de las preocupaciones sobre el déficit de juguetes para los niños de la Isla, sino del salario de los profesores universitarios. Una de las diputadas reclamó allí, con una intencionalidad a todas luces discreta, que ya es hora de que el Estado cubano tome en cuenta la difícil situación que padecen los académicos de la Isla.

Se habla por lo regular de beneficiar a los trabajadores cuyas empresas reporten altos dividendos a las arcas del país, sobre todo desde que la inversión extranjera ha propiciado el vínculo con las empresas estatales socialistas. Los trabajadores en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel perciben dividendos que ningún otro sector percibe en Cuba, incluso, salario en moneda libremente convertible. Ahora los médicos también se han beneficiado por los aportes de sus actividades en el exterior a la economía de la Isla; pero, ¿y el sector educacional qué?

El descontento hasta ahora proviene de los reclamos que vanamente los sindicatos de la educación no han canalizado: quienes forman a los médicos, ingenieros, artistas, y cuanto profesional surge en la sociedad cubana sale de las aulas universitarias. Bien que la educación en Cuba es un sector "subvencionado", que aparentemente no proporciona dividendos fuertes, en moneda dura. Sin embargo, tiene a su favor la formación del capital humano y de excelente calidad, reconocido tanto dentro como fuera del país. Sin eso, ningún profesional haría entrar ni un dólar a la Isla.

Un profesor universitario con categoría titular (la más alta en Cuba) percibe un salario equivalente a 735 pesos. Si a eso se le añaden 150 pesos en caso de que ostente la categoría científica de doctor, u 80 si es máster, y otros valores agregados por su antigüedad en el sector, máximo, lo que gana sería alrededor de 1.000 pesos, poco más o menos, es decir, 40 CUC al mes (38 dólares). Como ya es conocido, eso es bien poco, muy poco. Evidentemente, eso ha generado una fuga de capital humano hacia otros sectores de la economía como el turismo, por ejemplo, donde son más remunerados. Otros optan por el cuentapropismo o la salida del país.

El debate se ha centrado en que ya es hora de que se tenga en cuenta a los trabajadores del sector, que se les pague realmente lo que merecen. A veces se ha tratado de suplir esas "desventajas" con un estímulo material de aseo personal, pero solo ha ocurrido en la Universidad de La Habana. Por cierto, en este año, o hace poco más de un año, según he sabido, a los profesores de esa institución se les debe la estimulación que les entregan cada tres meses más o menos.

En el resto de las universidades no existe eso. En 2009, en la Universidad de Oriente se "estimuló" a los profesores con un pequeño aguinaldo concerniente en un jabón de lavar y un paquete de sorbetos.

El reclamo ahora se centra en elevar el salario mínimo de los profesores, también el pago adecuado por las categorías docentes, científicas, la participación en proyectos de investigación, por los resultados de publicación y el pago del porciento en divisas que generan al país. Ahora, por más increíble que parezca, se pretende pagar 20 pesos mensuales a los profesores que participan en proyectos de investigación. Pero el gasto de esas labores es superior a esa cifra, muy superior, mucho más cuando el profesor tiene que realizar un intenso esfuerzo durante su período de doctorado, porque los paga de su propio bolsillo sin que nadie le retribuya.

Muchos académicos realizan sus actividades docentes en condiciones desfavorables de trabajo. Es cierto que ahora pueden tener internet en sus casas, pero solo aquellos que tienen computadoras y teléfonos fijos —un por ciento muy escaso—, y aún así, las facilidades de conexión son pésimas.

El Ministerio de Educación Superior debería exigir al Estado que se escuchen esos reclamos. Claro, primero tendría que convencerse el Ministerio primero. ¿Por qué, por ejemplo, no les venden a precios módicos una laptop o un tablet, como hicieron con los médicos, para que puedan realizar su trabajo con un mínimo de confort? ¿Por qué no acaban de pagarles lo que realmente vale la calidad de su enseñanza en las universidades cubanas?

Esperemos que para fin de año la Asamblea Nacional tome definitivamente cartas en el asunto de una vez.

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