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Opinión

Gracias al 'Granma'

Confieso que leo diariamente el órgano oficial del PCC, y no es masoquismo intelectual.

La Habana

Confieso que leo el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba diariamente. No es masoquismo intelectual. Al Granma le agradezco que se mantengan frescos en mi memoria los errores y horrores cometidos por la alta dirección del país en su accionar voluntarista a lo largo de seis décadas.

Ahora sus articulistas están autorizados y la emprenden en largos mamotretos con el tema del aprovechamiento de las tierras y el efecto negativo de las plantas exóticas e invasoras en Cuba. Ambas cuestiones están estrechamente relacionadas y vinculadas, a su vez, con la escasez crónica de alimentos. 

Centrándonos en el campo, origen de tanta riqueza y pobreza del país, son conocidos los resultados desastrosos que trajeron políticas como la del desbroce de la manigua o montes cubanos para cultivar especies foráneas de gramíneas y leguminosas que serían dedicadas a la cría de una masa ganadera inexistente. Al ser abandonados aquellos proyectos faraónicos, grandes extensiones de tierras cultivables quedaron a merced del vilipendiado marabú que, paradójicamente, hoy produce millones de dólares en carbón.

En el caso de la casuarina, que infestó las playas y otros territorios del país, fue autorizada y protegida su penetración en la flora cubana por sus supuestos beneficios como protectora de los suelos y como cortina rompevientos, así como por su futuro uso como materia prima para la producción de postes eléctricos.

En paralelo, se prohibió la siembra de maíz, con el argumento de que era un cultivo apropiado para países con grandes extensiones de tierras, no para Cuba. También se prohibió la siembra de la malanga, porque su cosecha es anual y las tierras tenían que estar en producción con más frecuencia.

La responsabilidad de la improductividad de los campos y su infestación con especies foráneas, recae en las malas políticas aplicadas por el Gobierno revolucionario y comunista cubano; no es la naturaleza la culpable, o un enemigo taimado que haya sembrado el marabú o la casuarina en la oscuridad de la noche. La escasez de alimentos, sus altos precios y mala calidad, se deben a las políticas públicas aplicadas durante decenios por una dirección incompetente que monopolizó las tierras y las ideas.

Doy gracias al periódico Granma por traer al presente desmemoriado aquellos históricos discursos y las imágenes de la Brigada Invasora Ché Guevara buldoceando algarrobos y dinamitando palmas reales, fuente de alimento natural para los cerdos. Gracias, porque cada intento de reivindicar la obra de la revolución, no hace más que sacar a la luz los disparates cometidos y los que en su nombre y en el del comunismo se siguen cometiendo, para desgracia del pueblo cubano.

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