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Vivienda

Una madre cubana con tres niños enfermos, desalojada de un local estatal en Cienfuegos

'Me separaron de mis hijos, que empezaron a llorar al ver el forcejeo, me agredieron, montaron todas mis cosas en un camión y me sacaron de allí', relata la afectada.

Madrid
La cubana Yohisis Águila Romer.
La cubana Yohisis Águila Romer. Cortesía de la entrevistada

La cubana Yohisis Águila Romer fue sacada a la fuerza por efectivos de la Policía y el Gobierno de un consultorio médico vacío que había ocupado con sus tres hijos pequeños en la madrugada del martes, en el municipio Cruces, de Cienfuegos, denunció la propia afectada a DIARIO DE CUBA.

"Supe que el consultorio estaba vacío y decidí meterme porque vivo con mi hermano y siempre me está botando de la casa, mis hijos allí duermen en el piso y no tenemos apenas espacio y privacidad de ningún tipo", contó Águila Romer.

"Tengo tres hijos, entre ellos un bebé de siete meses y una niña de dos años que es sorda y alérgica. Mi niño más pequeño ha estado hospitalizado siete veces y siempre ha estado complicado, por eso decidí tomar el consultorio", añadió Águila Romer.

La madre envió a DIARIO DE CUBA un vídeo en el que se escucha cómo los funcionarios le dicen que el local no es suyo y que debe salir. A su vez, Águila Romer les reclama por la promesa que hiciera Miguel Díaz-Canel de ayudar a las madres de tres hijos o más, y que en su caso, como en el de cientos de cubanas, nunca ha llegado a cumplirse.

"Ellos, para poder sacarme, me separaron de mis hijos, que empezaron a llorar al ver el forcejeo", relató Águila Romer.

"Me quitaron el teléfono porque sabían que estaba grabando, me agredieron, montaron todas mis cosas en un camión y me sacaron de allí. Fue una gran injusticia lo que hicieron conmigo porque no tengo donde vivir", consideró esta madre cienfueguera.

El fenómeno de las "madres okupa" se ha ido extendiendo por toda Cuba debido a la falta de vivienda que padecen muchas familias o el peligro de derrumbe de sus casas tras décadas sin mantenimiento.

Muchas de estas mujeres no encuentran ubicación en los albergues estatales, colapsados por la cantidad de familias que se han quedado sin vivienda y que esperan desde hace décadas una solución para sus casos.

En dependencia del interés estatal por los locales vacíos que las madres ocupan, son sacadas por la fuerza o, después de amenazas e intentos de desalojarlas, finalmente las dejan en el lugar.

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