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Libros

La Feria del Libro: un evento con más demanda de comida que de libros

'La biografía de Stalin escrita por Trotsky costaba 440 pesos y volaron los ejemplares.'

La Habana
Público en la Feria Internacional del LIbro de La Habana.
Público en la Feria Internacional del LIbro de La Habana. Diario de Cuba

Entre el tumulto que obstruye el paso, por las carpas de gastronomía pasa un hombre tirando un carretón de basura repleto con mazorcas de maíz. Uno de los dependientes de otro puesto señala a su compañero el carretón y, ambos hacen un gesto de alegría por la buena venta de alimentos. En cualquier cafetería particular de Cuba una malta cuesta 120 pesos, en la Feria Internacional del Libro —un evento a donde acuden todas las clases sociales de la capital e incluso del país, y es organizada por el Estado cubano— cuesta 160 pesos. Aun así, hay carpas donde ya se han acabado las bebidas.

Bajo el sol, una larga cola de adolescentes, padres, niños, ancianos, esperan para comprar las entradas de la Feria que después de dos años se reinventa como el evento más grande que tiene el libro en Cuba. El flujo de gente es constante y, aunque el evento es dedicado al libro, útiles de oficina, plumas, portaminas, marcadores y pizarras tienen una gran demanda entre el público. Entre la mercancía que oferta este evento, abunda la destinada a los niños, llena de colorines, muñequitos y precios más caros.

La última vez que Jorge trajo a su hija a la Feria del Libro, las dependientas no paraban de ofrecerles muñecas y bisutería para su niña. En una de esas él preguntó: "¿Por casualidad tendrán algún librito de muñequitas negras?".  La dependienta se quedó sin respuesta y desde esa ocasión Jorge asume la feria como "un evento hecho y pensado para personas blancas y de alto nivel adquisitivo".

Esta anécdota la he escuchado varias veces, y aunque sé que mi amigo está en lo cierto, este año fui dispuesto a comprobarlo con mis propios ojos. La mayoría de los productos infantiles que se venden representan imágenes de niños blancos y carece esa diversidad de pigmentación que hay en la Isla.

En los muros de La Cabaña se ve una gran diversidad de jóvenes que abarrotan el recinto. Respiran sin las mascarillas y quizás sea la primera vez que se ven inmersos entre tanta masividad. Jessica tiene 13 años, anda con sus amistades que rondan por la misma edad, y sin tapujos ni penas dice: "Yo vine a pasar tiempo con mis amigos porque la cosa está muy mala para comprar libros. Venimos a pasarla bien y a mirarlo todo, ya que hace tiempo que no veníamos aquí".

Dentro del mismo grupo, otro adolescente salta pícaro y alegre: "Asere, yo vengo aquí a coger jevas, que hay una pila de jevas lindas. Uno viene a descargar rico, tirarnos fotos. ¿Qué comprar libros de qué?"

Elena Poniatowska, Juan Villoro, John Reed, Octavio Paz, Juan José Arreola, los ilustradores Rius y Ram, junto a otros autores —mayormente de izquierdas—y algo de literatura infantil, pueden encontrarse en los estantes de México, el país invitado.

Los precios varían.  México insurgente, de John Reed, un clásico del periodismo, se puede obtener por 90 pesos. La biografía de Stalin escrita por Trotsky costaba 440 pesos y volaron los ejemplares.

"Los libros infantiles y los juveniles son los que más se venden. Se han agotado los de ciencia y técnica, y los de (Leonardo) Padura se han vendido, aunque están un poco altos los precios", cuenta Juana, una de las vendedoras. "También muchas personas compran materiales de oficina, presilladoras, clips, y esas cosas."

"Aquí en la Feria he comprado las cosas para la escuela de la niña. Utensilios de estudios que nos piden y cosas que nos hacen falta para la casa y tenemos que adquirirlas aquí, pues en la calle no aparecen", cuenta Raúl, que pasea con su niña de cinco años cargando crayolas y libros de colorear.

Los estantes de editoriales cubanas poseen los precios más acordes para el ciudadano promedio, pero los títulos a veces no son los más buscados por el público. "Yo quería venir para ver si encontraba alguno de los clásicos que me faltan en físico como La insoportable levedad del ser de Milan Kundera, que lo leí hace rato en PDF pero no lo tengo en físico", cuenta Giselle Pérez, estudiante de último año de preuniversitario.  

"Encontré la poesía completa de Roque Dalton, pero era en los estantes de la embajada de El Salvador y no lo estaban vendiendo, solo estaba de exposición. También vi algunas ediciones extranjeras, pero en 1.500 pesos y 1.200, que no las podía comprar", añade Pérez.

En el pabellón de la editorial Gente Nueva, un trabajador que prefirió no dar su nombre explicó: "Tenemos libros clásicos: Había una vez, El cochero azul, Cien preguntas sobre José Martí, Cien preguntas sobre los animales. Tenemos muchos libros infantiles muy bien ilustrados, y para adolescentes y jóvenes a los que les guste la ciencia-ficción, la colección Ámbar. Después de la Feria estos libros desaparecen y no nos quedan en prácticamente ningún lugar."

"En apenas dos días hemos vendido casi todos los títulos infantiles. Esto se debe a que tenemos ofertas a precios accesibles. Aquí el libro que más cuesta en estos momentos es Había una vez, a 25 pesos cubanos."

Y, como viene ocurriendo en todas las ediciones de la Feria Internacional del Libro de La Habana, faltan libros de autores como Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Mario Vargas Llosa, Heberto Padilla, Carlos Alberto Montaner y otros censurados de los que el público lector de Cuba no tiene noticia ni libros al alcance.

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