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Agricultura

A un año de las 63 medidas gubernamentales, la agricultura sigue cuesta abajo en Cuba

Más allá de las estadísticas, en el surco es donde más se aprecia mejor la irrelevancia o el poco impacto de esas medidas.

Mayarí
Agricultores cubanos.
Agricultores cubanos. OnCuba

Ha transcurrido un año desde que fueron anunciadas por las máximas instancias del Gobierno del Partido Comunista de Cuba las 63 medidas para dinamizar la agricultura en el país, de las cuales 30 tenían un carácter urgente, pero el impacto positivo que oficialmente vislumbraban no se ha hecho notar. La agricultura sigue sin despertar y las señales son más de declive que de repunte.

Al parecer, y como fue vaticinado desde la oposición política y en los análisis de economistas y especialistas no oficialistas, es otra dosis de voluntarismo político y de querer hacer funcionar un modelo fallido que no ha conseguido resultados sostenibles por más de seis décadas. El mismo sistema que en vez de perfeccionar la otrora eficiente agricultura heredada del capitalismo, como prometieron, simplemente la destruyó.

El propio ministro del ramo, Ydael Pérez Brito, reconoció en el reciente informe de balance de 2021 que "el pasado año fue uno de los peores de la última década, en lo referido a la producción de bienes y servicios agropecuarios". Que "de los 37 (renglones o producciones) se incumplieron 32 y solo se cumplen cinco". También destacó que "de los diez indicadores que sustituyen  importaciones o constituyen rubros exportables, se incumplieron seis".

Pero más allá de las estadísticas, que son más que elocuentes, en el surco es donde se aprecia mejor la irrelevancia o el poco impacto de las medidas. Porque, aunque muchas de ellas resolvieron problemas coyunturales, (como la rebaja de tarifas de agua y electricidad, o el de los precios de la Tarea Ordenamiento que amenazaban con hundir más el sector en la inviabilidad productiva), no tocan o apenas rozan los verdaderos problemas del agro cubano.

"No veo que esas medidas estimulen a la gente a sembrar más ni que permitan ser más eficientes", explica Darío, un joven agricultor mayaricero. "Los problemas duros de verdad son otros: los precios nos los imponen sin que les importe si ganas o no ganas; tener que vender obligados a Acopio es otra cosa tremenda, algo que casi nunca cuadra; ahora dicen que hay muchos actores pero sigue la amenazadera y la presión con multas si no le vendes a Acopio. Es lo mismo o peor".

En el tabaco, un renglón de gran importancia por su valor exportable, en el valle de Mayarí lejos de crecerse "bajó el área sembrada en al menos un 30% y se espera, luego del acopio a los productores, que el rendimiento haya disminuido también en semejante cuantía", según declaraciones de un funcionario de Tabacuba en el municipio, bajo anonimato.

"Es que el cultivo no tuvo la prioridad que necesita, faltaron los insumos y hubo muchas insatisfacciones de los productores con la relación precios de compra/costo de producción. Al menos en el tabaco las 63 medidas no tuvieron ningún impacto positivo o al menos no pudieron impedir la caída", explica.

Con respecto al café, el viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca señaló en la presentación del mencionado informe de balance en 2021, que el crecimiento "ha sido mínimo y no satisface para nada la demanda de la población", dígase el consumo interno, que nada tiene que ver con la demanda real.

En la primera quincena de abril del pasado año 2021 se hicieron públicas las nuevas medidas para revitalizar el sector agrícola cubano, que se hallaba en un proceso de estancamiento y deterioro más virulento que lo tradicional. Y lo peor, siendo parte de una crisis del modelo estatal-planificado, más profunda que en todas las etapas anteriores porque finalmente está signada por el descrédito hacia lo interno del sistema.

Las 63 medidas, a pesar de lo que ya se podría considerar un fracaso, se promueven como "basadas en la ciencia y la innovación" y derivadas de "un diagnóstico" realizado sobre el desempeño del sector y sus principales problemáticas, así como de las inquietudes y sugerencias de los productores. Incluso Miguel Díaz-Canel se reunió con un grupo de agricultores preseleccionado para el intercambio.

Un año después, nada ha cambiado. La revitalización no da señales de comenzar y la crisis en el campo cubano sigue agudizándose. Posterior al informe varios reportajes en los noticieros de la televisión cubana dieron a conocer que la producción porcina en el país se ha deprimido en los últimos tres años en un 90%, llegando al nivel crítico en este último periodo, precisamente cuando las 63 medidas debieron tener algún impacto.

Otra vez queda demostrado que los problemas de la agricultura en Cuba son sistémicos, no coyunturales, y que las soluciones deben implicar cambios profundos que muevan las fuerzas productivas y generen confianza y motivación en los sectores productivos. Que más "curitas de mercurocromo" son inútiles.

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