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Relaciones Cuba-EEUU

EEUU y Cuba hablando de pollo, cereales y deuda comercial

Los productores estadounidenses reaccionaron con cariño a los mensajes de Miguel Díaz-Canel, pero le plantearon cuestiones que debieron descolocarlo.

Valencia
 Miguel Díaz-Canel reunido con productores estadounidenses durante la III Conferencia Agrícola Cuba-EEUU.
Miguel Díaz-Canel reunido con productores estadounidenses durante la III Conferencia Agrícola Cuba-EEUU. Estudios Revolución

Miguel Díaz-Canel se ha reunido con agricultores y polleros de EEUU. El hambre aprieta en La Habana. Y en esas condiciones, ¿a quién le importa el "bloqueo"? El asunto es importante porque si creemos el reportaje de Granma, la reunión transcurrió entre frases amables, loas y aplausos del dirigente comunista cubano a sus invitados, por otra parte, gente interesada en hacer negocios, ganar dinero y si puede ser fácil y cuanto más mejor. También atentos y amables en sus gestos y palabras.

La fiesta no podía acabar mal. Mientras que Díaz-Canel dijo en público a sus polleros y agricultores estadounidenses "una vez más quiero ratificarles que Cuba no tiene ningún problema con el pueblo de EEUU; nosotros reconocemos al pueblo de EEUU como un vecino, reconocemos su cultura, su historia". Al tiempo que dio las gracias en varias ocasiones por la visita a la Isla "a la delegación integrada por las instituciones más prestigiosas, más importantes del sector agrícola estadounidense, y segundo, porque es de composición bipartidista", se sabía que las compras de pollo de Cuba a EEUU en los últimos meses han ido a buen ritmo, y por supuesto, pagadas al contado.

No es extraño que al aroma de la sardina acudan los gatos. Hacer negocio fácil, colocando en la Isla los excedentes de la producción agropecuaria beneficiada de cuantiosos subsidios del presupuesto estatal, es una acción que no tiene crítica posible y que entra de lleno en el ámbito de los negocios. Pero el hambre aprieta, y en La Habana temen lo peor. El 11 de julio de 2021 fue una primera llamada de atención, y con la inflación fuera de control como ocurre ahora, puede que teman lo peor. La reunión del Palacio de la Revolución tiene mucho de jugada oportunista y ventajista, de unos y otros, y ya se verá en qué acaba.

Porque hasta ahora estos granjeros de EEUU han tenido la suerte, por decirlo de algún modo, que sus ventas a Cuba se pagan al contado, tal y como se establece en el marco operativo comercial entre los dos países. Deberían dar las gracias a su Gobierno por ello. Consiguen un buen negocio, que da réditos interesantes, porque al venderse cantidades no excesivas, los precios que pagan los cubanos son altos, muy superiores a los que se podrían obtener con mayores cantidades. Pero sabido es que en La Habana no hay divisas y los dólares que presumían abundantes en las "bóvedas" no sirven para estas operaciones, que escapan del dinero negro.

Así que, si se traduce al lenguaje que todos puedan entender los contenidos de la reunión, aquí hay una parte que quiere vender más y lógicamente ganar dinero, y otra que, careciendo de liquidez, quiere "regularizar este comercio de una mejor manera, y que también podamos acceder a créditos y enviar productos cubanos a EEUU". Las cartas encima de la mesa. Díaz-Canel no se anduvo por las ramas. Si hay financiación, comprará más pollo y maíz, y todos contentos. Alguien vio cómo brillaban los ojos de los granjeros estadounidenses relamiéndose por el negocio a la vista. Ojalá que dentro de unos meses no tengan que llorar, e incorporarse a la larga lista de empresarios y negociantes españoles, británicos, italianos, etc., que esperan en la cola de los incobrables para recuperar algo del crédito con el que negocian los dirigentes castristas.

Claro que se puede vender más pollo y maíz a Cuba, pero estos que quieren hacer negocios con el régimen, o vienen amparados por un buen seguro de crédito a la exportación que les cubra al menos el 50% de las ventas, o que se preparen a sufrir un infierno que nadie desea a quienes trabajan con el sudor de su frente. Ahora venden lo justo, eso es cierto, pero cobran. Que conste que si La Habana no compra más, no es por el embargo o "bloqueo"; es porque no hay más liquidez en divisas, y sin crédito, no hay nada de qué hablar.

Los dirigentes comunistas cubanos, que se las saben todas, han descubierto que incluso pueden ganar divisas vendiendo el pollo en las tiendas en MLC, donde los márgenes comerciales desbordan cualquier opción razonable de negocio. Ganan dinero vendiendo el pollo en MLC y al cubano que solo tiene pesos le siguen entregando el cuarto de pollo al mes y que se calle. Los negocios son los negocios, y aquí nadie quiere perder dinero. Si La Habana quiere más pollo, ¿por qué no lo compra a China, o incluso a Brasil, que son los principales productores después de EEUU?

Pues muy sencillo, porque si denuncian ante los granjeros de EEUU su deseo de acceder al crédito para comprar más, tienen una oportunidad de oro para culpar a la derecha de Miami de todos los problemas de Cuba, y así matan dos pájaros de un tiro. Díaz-Canel contrapone así al "sector agrícola norteamericano que siempre ha sido un sector de avanzada en el entendimiento, en la comprensión y en la promoción y fomento de las relaciones entre el pueblo norteamericano y el pueblo cubano" con el lobby político de la derecha anticubana de Miami (ya no saben que calificativos utilizar) y lanza todo tipo de "loas y alabanzas al pueblo de EEUU" sin saber que en aquel país el pueblo está representado democráticamente por su Gobierno y que, en el tema cubano, el bipartidismo no admite fisuras. Atacar al Gobierno es atacar al pueblo, pero esto en tiranías como la comunista cubana, no se entiende.

Díaz-Canel está empeñado en conseguir crédito para comprar pollo y maíz a los granjeros de EEUU, y poco le faltó para implorar su favor. Que si "los productos que hemos podido comprar son de calidad, que son más favorables en sus precios, en los costos por flete, y ante urgencias como un ciclón se puede acudir rápido a un producto que tenemos más cerca, con todas esas ventajas".

Ni lo dudó. Acabó diciendo que "el mercado estadounidense de los alimentos es para nosotros muy satisfactorio, y ojalá podamos seguir trabajando para ampliarlo. Somos una pequeña isla que compra alimentos para más de 11 millones de personas, no compramos ni para unos pocos ni pocos alimentos, cuando tratamos de comprar, lo hacemos para toda nuestra población, y más de 11 millones de personas no son un mercado tan pequeño".

Los estadounidenses, como no podía ser de otro modo, reaccionaron ante esos mensajes de cariño. Sin embargo, plantearon cuestiones que debieron descolocar a Díaz-Canel cuando mostraron su interés "no solo en exportar mercancías sino también en trabajar con los productores cubanos y ayudarlos a incrementar sus producciones, y a exportar mercancías para allá".

Hay que ver qué cosas. Si en Cuba la agricultura es incapaz de alimentar a la población, que alguien explique cómo pueden exportar. También hubo alusiones al embargo que, al parecer, estos empresarios estadounidenses no deben conocer, ya que está autorizada esta posibilidad de promover a los productores cubanos independientes del régimen, y si alguien la frena, no es otro que Díaz-Canel y su régimen.

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2 comentarios

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Lo que pretende hacer el régimen es una burda estafa, como las cometidas contra sus amigos chinos y rusos. El asunto es que si se les concede crédito para comprar, entonces en caso de impago, lo más probable, los agricultores recurrirán al gobierno del los EEUU, si es que tiene seguro de cobro frente a impagos de exportación. No creo que sea rentable suscribir un seguro de cobro privado porque las primas serán prohibitivas: Cuba es un mal pagador.

Me imagino los agricultores americanos haciéndose la boca agua cuando le mencionaron 11 millones de habitantes y todos hambrientos.