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Venezuela

¿Quién gana y quién pierde con el diálogo entre EEUU y Venezuela?

La decisión de la Administración Biden de tener un encuentro cara a cara entre representantes de alto nivel de EEUU y el propio Nicolás Maduro marca un punto de inflexión en la relación bilateral.

Caracas
Consignas oficialistas en un muro de Venezuela.
Consignas oficialistas en un muro de Venezuela. AFP

Se trata, sin duda, de una jugada audaz y la primera pieza la movió la Casa Blanca. La decisión del Gobierno de Joe Biden de tener un encuentro cara a cara entre representantes de alto nivel de EEUU y el propio Nicolás Maduro, un tipo de reunión que tenía años sin efectuarse, marca un punto de inflexión en la relación bilateral y pone fin a la política de "máxima presión" que en su momento impulsó Donald Trump, quien sin éxito apostó por desalojar al chavismo del poder.

En teoría, este nuevo tablero tiene por finalidad que EEUU recupere un proveedor cercano e histórico de crudo, como lo fue Venezuela por prácticamente un siglo. Sin embargo, es muy posible que sean razones de orden geopolítico. La apuesta de Washington tal vez consista en aprovechar la invasión rusa de Ucrania para reducir la influencia de Moscú en el hemisferio occidental.

La combinación de los dos elementos no es nueva. Ya la Administración Biden había insistido en dejar atrás la política de Trump, lanzada en enero de 2019, que no logró quebrar a la cúpula del chavismo, y había señalado que el camino era el diálogo y la negociación con el régimen de Maduro. El gran cambio es que hasta ahora había eludido Washington ser un interlocutor directo con Caracas.

La llegada de Biden al poder, asimismo, dejó en claro otro cambio en relación con la abierta simpatía que manifestó Trump hacia Vladimir Putin. Desde que asumió la presidencia, Biden colocó a Rusia como una amenaza para la seguridad nacional de EEUU y un inequívoco adversario en la arena geopolítica.

Las negociaciones entre Caracas y Washington apenas comienzan. Hay dos mensajes enviados por el chavismo de que está en disposición de negociar. Por un lado, anunció su regreso a la mesa de diálogo con la oposición en México, un asunto que era solicitado tanto por EEUU, como por Canadá y la Unión Europea.

Por el otro, el Gobierno de Maduro liberó a dos presos políticos. Eran fichas de canje sin duda. Son dos de seis directivos de la empresa Citgo, la petrolera asentada en EEUU y que es propiedad de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Estos gerentes petroleros fueron invitados bajo engaño a una reunión en Caracas donde fueron aprehendidos. Todos tienen nacionalidad tanto venezolana como estadounidense y los dos liberados pudieron viajar de inmediato a suelo norteamericano. Lograr su libertad ha sido también una demanda de la Casa Blanca.

Una primera lectura de este proceso, y proyectando el escenario de un levantamiento las sanciones que pesan sobre PDVSA, es sin duda ganancia para el chavismo. Que Venezuela regrese al mercado estadounidense para suplir en parte el petróleo ruso que ahora está vetado por la guerra, abre sin embargo una eventual grieta entre los lazos hasta ahora estrechos de Caracas y Moscú.

De acuerdo con diversas fuentes, Venezuela y EEUU permitirían inversión de petroleras norteamericanas para reanimar la producción en este país sudamericano. A cambio, la Casa Blanca se plantea un escenario de suministro confiable, es decir que el petróleo generado en Venezuela no se destine a otros mercados.

En términos económicos, este escenario de acuerdo luce beneficioso para Venezuela y le da garantías a EEUU de cortar con importaciones de Rusia y tener de vuelta a su proveedor histórico. Sin embargo, no será fácil llegar a implementarlo porque estará condicionado por exigencias políticas, tanto desde el chavismo como desde la oposición que encabeza Juan Guaidó, como desde sectores conservadores en EEUU que ya usan este tema para fustigar a Biden.

Una fuente diplomática de EEUU confirmó a DIARIO DE CUBA que el reciente viaje de la delegación de alto nivel de la Casa Blanca a Caracas fue fruto de un diálogo directo, con lo cual varios actores no fueron informados previamente y quedaron descolocados.

Por un lado, dentro de Venezuela, está Guaidó. Como lo señalamos en un artículo previo de DIARIO DE CUBA, la Administración Biden ha mantenido la condición de "presidente interino" para el joven opositor, pero una vez que el chavismo por vía de elecciones retomó el control de la Asamblea Nacional, el rol de Guaidó ha pasado a ser más simbólico y secundario.

Así como Guaidó quedó descolocado, ya que no fue informado previamente del inédito acercamiento, también Cuba quedó fuera. Maduro y sus colaboradores más cercanos no consultaron previamente con La Habana.

En las primeras conversaciones, si bien está planteada la exportación preferente a EEUU del petróleo venezolano, también ha sido puesta como condición por el chavismo mantener un suministro de crudo y combustibles a Cuba. Es posible que se regrese a un escenario de años atrás, antes de que Hugo Chávez decidiera reorientar las exportaciones de petróleo a China, para romper la "dependencia con el imperio", con lo cual fue abandonando el mercado de EEUU.

Sin que fuese un problema para Washington, y eso solo cambió con Trump, Venezuela de forma simultánea colocaba petróleo en EEUU pagado a precios internacionales y mantenía sus envíos a Cuba, bajo la modalidad de intercambios y una política de subsidios. Coexistían el suministro comercial a EEUU con el suministro "solidario" a Cuba. El chavismo ahora quiere volver a dicho esquema y al parecer no habrá reticencias de Washington al respecto.

Finalmente, así como se prevé un enfriamiento de las relaciones con Rusia, si avanzan y fructifican estas negociaciones con EEUU, dentro del chavismo en Venezuela esta jugada política de Maduro también crea fricciones. Dentro del régimen venezolano coexisten diversos sectores. La llamada "boliburguesía" se sentirá seguramente complacida de que haya un puente de exportaciones petroleras de nuevo hacia EEUU, porque eso tendrá como contra cara el aumento de importaciones de bienes y servicios "americanos".

Para los factores genuinamente "antimperialistas", de una izquierda histórica que sigue sin procesar el derrumbe de la antigua Unión Soviética, la movida diplomática de Maduro —justamente en un momento en que Moscú está en plan de recuperar los territorios de la extinta URSS—, podría ser entendido como una afrenta.

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1 comentario

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Los EEUU no deben humillarse ante la dictadura de Venezuela. Por el prestigio de EEUU los americanos deben adaptarse a viajar en bus y así ahorrar petróleo. Un pequeño sacrificio vale la pena. Si en otros países la gente viaja en bus ¿Por qué no lo pueden hacer los americanos? No es bueno que este país esté a merced de una dictadura tercermundista que lo pueda chantajear.
MUERTE A PUTIN Y QUE LO ENTIERREN BOCA ABAJO POR SI SI SE QUIERE SALIR QUE SE VAYA MÁS PA' BAJO.