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Desabastecimiento

Fin de año en Santiago de Cuba: entre ferias desnutridas y pollo de donación

Las ofertas de los particulares están fuera del alcance de muchos santiagueros, pero también las del Estado, de mejor calidad.

Santiago de Cuba
Camión con pequeños cerdos vivos en una feria de Santiago de Cuba.
Camión con pequeños cerdos vivos en una feria de Santiago de Cuba. Diario de Cuba

Este fin de año está resultando para los habitantes de Santiago de Cuba el más caro de la era revolucionaria. La Tarea Ordenamiento, con su acelerada inflación, y los prohibitivos precios de los alimentos han hecho que muchos se queden sin opciones para la cena de fin de año. El Gobierno de la ciudad, en su afán populista, anunció ferias del 28 al 30 de diciembre en los principales barrios, convocó a productores de cooperativas agropecuarias municipales, topó precios, e impidió en algunas la presencia de particulares.

Pero las ferias no han tenido la masividad de años anteriores. Al Bloque J del Distrito José Martí, llegó menos de una decena de camiones con viandas y animales vivos. Las calles de la feria estaban también poco concurridas, solo se veían pequeñas colas frente a los camiones.

Para Chacho, un vendedor particular, es una decepción no haber podido estar en la feria. "Si nos acercamos la Policía nos multa", dijo. "Nos prohibieron participar por los precios".

Chacho tenía su triciclo en un parqueo, frente a la feria gubernamental. Allí iban los clientes buscando tomates de ensalada y ajíes a 30 pesos la libra, pues en la feria estatal un único camión oferta tomates de cocina a 20 pesos y no había ajíes.

"Tienen la feria llena de policías", se quejó Chacho. "Dicen que para cuidar el orden y que nosotros no nos acerquemos, pero sin nosotros la feria está desnutrida, le faltan productos y calidad".

Uno de los aspectos más llamativos de la feria fue la ausencia de carnes al corte. Un camión llevó unos pocos animales vivos. La libra de cerdo se anunció a 110 pesos y la de ovejo a 90; sin embargo, la venta fue modesta porque los animales eran pequeños y era poca la carne que se les podía sacar.

Aliuska, que fue a buscar un ovejo, no pudo comprarlo. "Yo siempre he cocinado un ovejo para fin de año, pero ahora no puedo pagarlo, el animal me saldría por más de 6.000 pesos. A partir de ahora hay que criar. El Estado está igualito que el particular".

Una compradora, tras leer los precios de los animales en la baranda del camión, preguntó al vendedor el peso de los cerdos. Este le contestó que le quedan animales de 102 y 56 libras. La mujer se decidió por el de menos peso, por el cual tuvo que pagar más de 6.000 pesos. El animal fue bajado del camión y, antes de ser sujetado por la compradora, se escapó, provocando las risas de los compradores ante lo difícil de la captura y la disparidad entre el tamaño y precio.

"Ese animal está para criarlo", comentó entre risas el joven que lo capturó. "Si lo asas, dos personas se lo comen en una sentada". Otro hombre comentó que para comprar un animal tan pequeño a ese precio mejor le compraba una pierna a los particulares en 180 pesos la libra.

Eso costaba la carne, de mejor calidad, en otra de las ferias realizadas en el Distrito José Martí y en la que todas las ventas fueron de particulares. La carne de cerdo estaba expuesta en varios estantes y se vendía la pierna a 190, el lomo a 180, la costilla a 160, el hígado a 150 y la cabeza a 60. A pesar de los precios prohibitivos para la mayoría y de que no había colas, los vendedores esperaban seguros de que su carne saldría.

La venta fue lenta; los clientes llegaban con las cantidades a comprar bien definidas y los presupuestos ajustados. Una señora mayor quiso tres libras de pierna; el carnicero le sugirió que la comprara de costilla, para no cortar las piernas que colgaban en la entrada del kiosco.

La feria se realizó casi frente a la carnicería de la bodega de Micro 9. Un grupo de ancianos se estaba sentado en el parque aledaño. Los llaman los "fieles a la libreta", sus pensiones no dan para más.

Ángel Luis, que vendía cigarros mientras esperaba la llegada de productos, le comentó a su vecino: "¿Llegará la libra de pollo de donación antes del 31? No me alcanza para comprar cerdo". Su interlocutor le contestó, "bueno, si no llega este año, llegará el que viene, lo importante es que llegue".

En ferias como las de los repartos Sueño y Martí el Gobierno permitió la venta de carne al corte a 160 pesos la libra. Fue la de mayor venta, pues los enclenques cerdos en pie, por los que en años anteriores se hacían colas desde días antes, en esta ocasión no tenían demanda.

Ricardo y Miguel Ángel son vecinos y coincidieron en la cola de la calle Gallo y Santa Isabel, donde se realizó la Feria Agropecuaria del reparto Martí. Ricardo dijo que fue por el precio de las viandas, qué en comparación con de los particulares resultaba un poco más barato. "La carne para el fin de año la garanticé desde finales del mes de octubre, cuando aún no había alcanzado ese precio astronómico".

"Aquí no hay nada que celebrar", respondió Miguel Ángel. "El salario de mi jubilación, ni agregándole el salario de mi esposa alcanza para comprar la carne al precio que está hoy. Una libra del ovejo en pie está a 90 pesos, la carne de cerdo al corte a 160; es decir, que el propio Estado está vendiendo como el particular. Trataré de comprar carne de res, de esa que el Estado está vendiendo el paquete de tres libras por persona a 300 pesos, o compraré pescado a los particulares, que me sale mucho más económico que comprar cerdo".

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