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Religión

Lázaro, el santo al que los cubanos le piden salud y depositan su fe

'Yo confío en él y estoy aquí por mí y por mi familia', dicen cubanos que peregrinaron a El Rincón.

La Habana
Una mujer carga a un niño en El Rincón.
Una mujer carga a un niño en El Rincón. DIARIO DE CUBA

Cada 17 de diciembre Cuba se viste de púrpura en honor a San Lázaro o Babalú Ayé. Para los creyentes, San Lázaro es el santo de la viruela, la lepra, las enfermedades venéreas y las afecciones de la piel. Después de la Virgen de la Caridad, es el más venerado por los cubanos que le profesan una fuerte fe por sus milagros y gran poder de curación. Lázaro es un nombre de origen hebreo, usado tanto en masculino como en femenino y se traduce como "el ayudado por Dios".

El santuario de El Rincón en Cuba, fue construido el 26 de febrero de 1917. Es la iglesia de San Lázaro y junto a ella se encuentra la casa-hospital de los enfermos de lepra. Por la cantidad de peregrinos que acceden a este lugar cada año, provenientes de todas las regiones del país, tanto el 17 de diciembre como en otras fechas, en los años 90 del siglo pasado fue considerado Santuario Nacional.

Este año, pese a la pandemia, el culto no ha sido diferente a los anteriores. Los devotos han asistido a la peregrinación desde el día previo para agradecer al santo su divinidad, cumplirle las promesas y pedirle salud, paz y bendiciones. En el recorrido desde Santiago de Las Vegas hasta el santuario hay una distancia de unos dos kilómetros. En el camino hay puestos de flores donde abundan las margaritas moradas, el millo, los girasoles y velas.

Para cumplir sus promesas, muchos de los creyentes hacen estos recorridos descalzos y vestidos con el atuendo hecho de tela de lino o saco y el color púrpura que representa al santo. Llevan la imagen del santo y monedas o billetes que le van poniendo otros creyentes para entregarlo como parte de las disímiles ofrendas. Otros llevan a sus perros por la significación que tiene este animal en las leyendas que dan origen a este culto. Perros de todas las razas desfilan junto a sus dueños en el camino a El Rincón.

Algunos de los fieles se autoflagelan recorriendo el camino, empujan cadenas con grandes piedras atadas a un pie o la cintura y otros se arrastran por el suelo hasta llegar al santuario. Niños, madres, ancianos, personas de todas las clases sociales se reúnen este día a dar gracias de la fe. Como dice uno de los peregrinos: "San Lázaro nos quiere a todos y no nos deja desvalidos". En las puertas de El Rincón muchas personas se arrodillan y llegan hasta el altar a rastras, el piso se llena de monedas y esperma de velas moradas colocadas por todas las esquinas.

Este 17 de diciembre Lázara cumplió 67 años, viste la ropa de lino y lleva los collares de Yemayá. Ella nació un viernes en el campo bajo un árbol, su abuela paterna fue la partera. "De mí pensaban que era un engendro y no iba a sobrevivir, y mírame aquí. Yo soy un milagro de San Lázaro, por eso vengo todos los años a peregrinar a El Rincón y a agradecer todas las bendiciones que me ha dado", expresa esta señora llena de alegría y felicidad.

Alrededor de las 10 de la mañana, Misael llevaba cerca de 12 horas recostado junto a un árbol, vestido de saco, con un palo que utiliza de bastón. Tiene 42 años y desde los 17 se introdujo en el mundo del rock. Ahí consumió todo tipo de drogas y se hizo adicto a los químicos. Después de un concierto en el teatro Karl Marx sufrió una sobredosis que lo llevó al hospital. "Esta es la sexta vez que vengo a cumplir una promesa de siete años", dice.

Cuenta Misael que la primera vez que fue al santuario fue con un grupo de amistades después de un concierto de rock. "Yo nunca había venido, después vine con unas amistades y más adelante con una mujer mía que falleció. Este año le pido a San Lázaro mucha salud, que es lo fundamental. Primero la salud y después lo material. Si no tienes salud no puedes luchar y las cosas materiales no te pueden venir. Las personas sin lo espiritual no somos nada. Lo material es como un vaso de agua que te lo tomas y se va", afirma.

Juan Javier es de San Cristóbal, ahora Artemisa. Hace 20 años sufrió un accidente que lo llevó al hospital, en su pierna se nota aún la cicatriz de lo ocurrido. "Desde que salí del hospital comencé a venir aquí. Yo confió en él y estoy aquí por mí y por mi familia. Este año ha sido muy duro para nosotros pero yo creo que nosotros vamos a salir afuera porque ya hemos pasado lo malo, yo tengo fe".

Miguel Collazo anda acompañado de su esposa. Cuando le pregunto las razones por las que se encuentra en El Rincón, se le aguan los ojos y llora. No sé qué habrá pedido al santo. Pero algo muy grande debe ser cuando lo único que me puede decir es "que no tiene palabras para describir su fe y agradecimiento".

Además de las personas que les piden salud para sí y para sus familiares, quienes aman los animales también piden milagros para estos. Amanda viene con su novio a presentarle a su perro pitbull de seis meses al santo. "Él estuvo más para allá que para acá, y se salvó, por eso estamos acá con el", cuenta la joven mientras le sirve en una vasija agua a su mascota.

En dependencia de la práctica religiosa, hay tres historias que dan origen al culto de San Lázaro. Dos de ellas son bíblicas. En una, Lázaro aloja al menos en tres ocasiones en su casa a Jesús y según el Evangelio de Juan es revivido por Jesús. En otra, Lázaro es un mendigo a la puerta de un hombre rico, mueren ambos y el mendigo se salva mientras el rico es condenado al infierno.

Por su parte, en la religión yoruba, muy practicada en la Isla, San Lázaro se representa como Babalú Ayé. Babalú es muy mujeriego y su mujer Oshún lo abandona, él no sigue los consejos de abstención sexual y amanece con el cuerpo lleno de llagas. La gente le huye por temor al contagio y solo lo siguen algunos perros, que lamen sus llagas. Muere, a Oshún le da lástima y consigue que Olofi le devuelva la vida. Y Babalú Ayé, que sabe ya lo mucho que sufren los enfermos, regresa caritativo y misericordioso.

A esa caridad y misericordia se encomiendan —sea cuál sea la leyenda de origen en la que crean— todos los cubanos que cada 17 de diciembre peregrina a El Rincón.

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1 comentario

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La,la,lay más la. Me acuerdo cuando yo era niño la Piedra metías preso a todos esos seguidores, es más no podían ir al santuario. Hoy día los hijos y nietos de esos milicianos que metieron preso a los creyentes ahora le piden salud y perdón a San Lázaro es un círculo lo del caso cubano.