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15N

La gente no quiere fiesta, sino comida y materiales para arreglar sus casas: cubanos sobre el 15N

'Los revolucionarios son minoría, pero una minoría que cuenta con todo el Ejército y la Policía detrás para reprimir a los confundidos', afirma un habanero.

La Habana
Presencia policial el 15 de noviembre en La Habana para evitar la Marcha Cívica por el Cambio.
Presencia policial el 15 de noviembre en La Habana para evitar la Marcha Cívica por el Cambio. AFP

"Lo que el Gobierno vio como 'victoria revolucionaria' se desmonta con una simple operación matemática: los únicos revolucionarios son esos que vimos en aquellos lugares donde montaron tarimas para músicos y payasos, y los otros que se prestaron para los actos de repudio", comenta a DIARIO DE CUBA Alberto Luis Ávila, vecino de La Timba, a propósito de la Marcha cívica por el Cambio convocada por la iniciativa ciudadana Archipiélago para el 15 de noviembre y en la que pocos cubanos pudieron participar.

El canciller cubano Bruno Rodríguez calificó la convocatoria de "operación fallida" y describió la jornada, cargada de actos de repudio, detenciones y arrestos domiciliarios, y calles militarizadas como "un día festivo". En varios barrios habaneros, la visión es otra.

"Es decir, los 'revolucionarios' son minoría, pero una minoría que cuenta con todo el ejército y la Policía detrás para reprimir a los 'confundidos'. Recorrí La Habana en bicicleta ese día porque tenía que comprar un conjunto de cosas para una actividad religiosa, y en ninguno de los barrios se escuchó el fervor revolucionario que dijeron en la televisión cubana", cuenta Ávila. "Los doce chivatos de mi zona, más los otros cinco viejos 'comprometidos' de toda la vida con la Revolución, fueron los únicos que andaban en plan recorrido susurrando las mismas consignas de siempre. En La Timba viven miles de gente, así que saquemos cuentas y llegaremos a la realidad verdadera", sentenció.

Barriadas silenciosas, pocas personas en las calles ‒excepto por las largas colas para intentar comprar comida‒, fue el panorama que pudo observar este reportero en las comunidades marginadas que el régimen cataloga eufemísticamente como "en desarrollo" o "en transformación", antes de ser arrestado. La supuesta masividad de la "reafirmación revolucionaria" se concentraba en algunos parques y lugares, donde primaba la militarización.

El otro rasgo distintivo del 15 de noviembre en La Habana fueron las escuelas casi vacías, justo el día en que el Gobierno había anunciado el reinicio de las clases presenciales.

El miedo de muchos padres a sucesos violentos provocó que muchas familias optaran porque sus hijos permanecieran en casa. Las que hicieron lo contrario también estuvieron motivadas por el miedo, pero a las represalias anunciadas en centros de trabajo y escuelas contra quienes no asistieran.

"A mi hija y a sus compañeros de aula, le dijeron que si no iban el lunes 15 de noviembre a la escuela no tendría derecho a exámenes, les pondrían un acta en el expediente escolar y que yo sería citado", relata Eric Rodríguez Camejo, padre de una adolescente de catorce años de edad y estudiante de una escuela secundaria en El Cerro. Su testimonio coincide con los de varias madres en una docena de localidades de la provincia.

"En mi caso, eso provocó una fuerte discusión con la madre de mi hija, que también había sido presionada para no ausentarse de su trabajo ese día y por otro lado, la presión contra la niña. Entre mis amistades supe que al menos fueron convocados a una reunión de padres, pero en el colegio de mi hija se lo dijeron directamente a los alumnos, cosa que considero una falta de respeto y una manipulación por parte de un Gobierno que toda la vida ha proclamado que el derecho de los niños es lo más sagrado de la Revolución", recalca Rodríguez Camejo. Luego de horas de discusión con la madre de su hija, el acuerdo fue no enviarla a la escuela.

Una estudiante universitaria y miembro de la Unión de Jóvenes Comunista (UJC), que a pedido de sus familiares no puede ser identificada, confirmó que el Ministerio de Educación Superior (MES) programó exámenes obligatorios para el lunes 15 de noviembre.

"Tuvimos que ir obligados porque de lo contrario nos suspendían y no podríamos revalorizar el examen. En la universidad es distinto; no tienen que decirnos lo que nos sucedería si vamos o no, basta con programar el examen para ese día y jugar con el 20% que de paso irían a las actividades de reafirmación revolucionaria. Pero le dejé claro a mi profesora guía que no me prestaría para hacerle frente a ninguna marcha. Ella estuvo de acuerdo porque además es madre y tampoco quería que su hijo participara, pero ella, como profesora universitaria sabía lo que podría pasarle de no haber ido", contó la estudiante.

Una fuente de la dirección provincial de Cultura confirmó, bajo condición de anonimato, que la dirección del Partido Comunista de Cuba (PCC) advirtió a los trabajadores, desde el viernes previo al 15 de noviembre, que la no asistencia a la jornada laboral sería sancionada con severidad.

"Hicieron este tipo de advertencia. Como también es totalmente cierto que nos indicaron evitar ir con prendas de vestir blanca. Intentaron montar escenarios en todos los municipios hasta que, al bajar los entusiasmos, se percataron que no habría recursos para tamaña empresa. Pero de buena tinta puedo asegurar que no fue tanto por la falta de recursos, sino por el temor real de que en muchos consejos populares la presencia revolucionaria fuese escasa, en el mejor de los casos, o que la tortilla se virara al revés en esos consejos donde las personas no quieren fiestas. Quieren comida y materiales para arreglar sus casas y punto", dijo la citada fuente.

Similar fue el relato de Laura Revuelta, trabajadora social y militante de la UJC, quien asegura haberse distanciado de la Revolución incluso antes del 11 de julio.

"Los sucesos del 11J eran inevitables. El descontento ya no solo implicaba a los llamados disidentes u opositores, sino también a muchísimos jóvenes que somos militantes de la Juventud. Si la dirección del país no quiere entender que se trata del pueblo obstinado, y que los únicos confundidos son sus asesores, es muy probable que después del 11J y el 15N vengan más fechas, más convocatorias y más descontentos".  

"Sí fuimos presionados para ir a trabajar y que no nos pusiéramos prendas de vestir blancas. Para mí fue la gota que derramó la copa. La amenaza con ser sancionados fue más allá de eso. Todo trabajador social sabe bien que en los consejos populares el apoyo a la Revolución es cada día más escaso, aunque prime el miedo de decirlo en voz alta o salir a manifestarse. Más cuando vieron la represión y las consecuencias del 11J y toda la presión sobre el 15N. Son las verdades que el Gobierno no dice, y el 15N estuvo muy lejos de ser una victoria revolucionaria", concluyó Revuelta.
 

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2 comentarios

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La educacion de los jovenes cubanos es bien pobre, solo necesitan volverse disidentes y criticar al regimen en Cuba y el extranjero para automaticamente convertirse en "cientificos",doctores","artistas","dramaturgos y escritores", "curadores de arte o profesores" y etc,etc. Milagros que ocurren.

Lo que si ha fracasado rotundamente ,es la mal llamada revolucion y la formacion del hombre nuevo ,los jovenes de hoy ,con el debido respeto ,no pueden compararse ni por asomo a los jovenes de los anos 50 ,60 e incluso los de los 70s ,en cuanto a nivel cultural y de instruccion ,la edcacion civica y religiosa desparaecieron,fueron sustituidas por doctrinas stalinistas que deformaron totalmente a ninos y jovenes. hoy dia se graduan en universidades sin ni siquiera poder sacar porcientos sin usar la calculadora ,resolver problemas de quimica sin una tabla periodica o resolver un problema de fisica si no tienen a mano las ecuaciones ,,la instruccion es bien pobre y la educacion perdida por completo ,en fin la revolucion ha sido un verdadero desastre ,solo ha servido para engordar los bolsillos de los gobernantes y herederos.