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Poesía

De lo real a lo pintado

'Tres años transcurridos en Bhután (toda una kalpa)/ un año pescando en/ Cojímar otro sembrando/ tubérculos y verdolaga/ en Bejucal, madrugar'

Hallandale Beach
'Naturaleza muerta' de Giorgio Morandi, 1952.
'Naturaleza muerta' de Giorgio Morandi, 1952. Vegap

 

Extrañaré ciertos alimentos, no por necesidad claro
    está: la cebada para
    nada, el pescado
    curado a la manera
    oriental, y yo no soy
    chino, lo voy a extrañar
    más que al sanguiñuelo
    de enfrente, el laurel de
    Indias de la esquina, las
    tres macetas de geranios
    en el alféizar del tercer
    piso, la regadera oxidada,
    los pechos abultados de
    la jardinera: a María
    Virgen Santísima (no
    tengo nada que ver
    con eso) nunca comí
    granola ni carpa,
    extrañaré la vereda
    de los sicomoros, el
    enebro a medias
    escondido en un
    recodo de la acera,
    el cuadro de Leonardo
    y una calle tirada a
    cordel: el cangrejo
    en el calor de agosto
    cruzando la playa,
    sigilo del cangrejo
    nadie lo vea rumbo
    al mar: se comprende
    en principio lo que
    implican la intemperie
    y las distancias, no ser
    atropellados, cruzar  
    los dedos (las pinzas
    el cangrejo) no ser
    descubiertos, y llegar:
    a la mar: que es el
    morir.

Siendo supersticioso, talismán en escapulario (bolsillo
    derecho) rabo de lagartija,
    dije ojo de ágata, no
    nombro a la mujer que
    echaré de menos, con
    cinco letras podría
    convocarla: elido el
    nombre me da miedo
    volver a repetirlo, no
    reincido, no reincide
    con nadie la Muerte:
    guadamecí, ungir,
    acecho, deletéreo,
    acabamiento, hela
    aquí. Me señala la
    mesa del almuerzo,
    mantel rojo, dos
    juegos de cubiertos,
    servilleta de papel,
    la madera apolillada,
    el orín del servicio
    de mesa, un primer
    agujero en el papel:
    nos encogemos de
    hombros, extrañaré
    el Lenz de Büchner,
    unos poemas de Hita,
    liras de San Juan,
    música de Bach, las
    jugarretas clásicas
    de los dioses paganos,
    poemas de Basho Li
    Po Li Ching Chao:
    últimos textos
    incompletos de
    Pound, fantasía de
    Schubert para piano
    a cuatro manos
    (principio y final)
    (todo es uno) de
    la composición
    ejecutada por Maria
    Joao Pires (Maria
    por favor sin acento
    como en mi caso).

Tres años transcurridos en Bhután (toda una kalpa)
    un año pescando en
    Cojímar otro sembrando
    tubérculos y verdolaga
    en Bejucal, madrugar
    desayunar esparrancarme
    al defecar, aquel poema
    mío que no llegó a la
    altura de la deshilachada
    pantufla izquierda de
    una cantata medio
    olvidada por menor
    de Bach: extrañaré
    mi amistad con
    Bernhard, conversar
    a las tardes con
    Lezama, días
    hábiles, sábados
    y domingos
    descansar, escribir
    literatura edificante,
    fácil de concebir  
    y redactar, final
    maquinal, así la
    Muerte: asido  
    de la mano de
    Guadalupe,
    supersticiones a
    un lado, nombrarla
    en levedad por vez
    postrera y con un
    dejo de extrañeza
    soltarla.

 


José Kozer nació en La Habana, en 1940. Autor de una extensa obra poética, recibió en 2013 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Para celebrar sus 80 años, Ediciones Rialta publicó un volumen de sus ensayos, Cartas de Hallandale (Querétaro, 2020), la edición bilingüe de su poemario Carece de causa (traducción al inglés de Peter Boyle, Querétaro, 2020) y una entrevista de Gerardo Fernández Fe: José Kozer. tajante y definitivo (Querétaro, 2020). Este poema pertenece a un libro inédito.

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