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Urbanismo

Miramar, toda una lección de historia

Sus casas y mansiones constituyen uno de los mayores testimonios de los cambios en la economía y política de Cuba.

La Habana
Quinta Avenida de Miramar y, al fondo, la embajada de Rusia en Cuba.
Quinta Avenida de Miramar y, al fondo, la embajada de Rusia en Cuba. Visitar Cuba

Miramar es la ciudad cubana moderna por excelencia. Su fundación estuvo ligada directamente al uso del vehículo como autor pasivo de su trazado. Se trata de un reparto concebido para la clase alta que prosperaba en La Habana de principios del siglo XX.

En febrero de 1911 el Ayuntamiento de Marianao aprobó a Manuel José Morales la urbanización de la finca rústica La Miranda para la creación del reparto Miramar. El proyecto original fue firmado por el ingeniero Luis Morales y constituyó la base del desarrollo urbano del área. Años después, José López Rodríguez (Pote) y Ramón González de Mendoza pasaron a ser los propietarios. Aunque Morales figuraba aún como propietario con derecho a la renta de varias manzanas, fue bajo estos últimos que Miramar consolidó su fama. Para 1918 solo existían 17 propietarios en toda la urbanización.

Alfredo Hornedo construyó una de las edificaciones más emblemáticas del reparto, el Club de Playa Casino Deportivo (actual Círculo Social Obrero Cristino Naranjo, perteneciente al MININT). Al entonces senador Hornedo le habían aplicado lo que se conoce como "bola negra", por ser un hombre mestizo y de origen humilde, cuando intentó hacerse miembro del Havana Yacht Club y del Havana Biltmore Yacht Club, dos de los clubes de la alta burguesía habanera. Para esa fecha él figuraba como uno de los personajes más adinerados de la sociedad cubana e, insultado por la doble negativa de entrada, decidió la construcción de un club privado. Fue en el Casino Deportivo de la Playa donde nació, en 1957, el popular baile casino.

Hornedo construyó también el Teatro Blanquita, a cargo del arquitecto Enrique Gil, que contó con una pista de patinaje en su escenario y alcanzó el título en 1949 del mayor del mundo, con 6.750 butacas, 500 más que el Radio City Hall de Nueva York. En 1960 cambiaron el nombre de Blanquita a Chaplin, y en 1975, cuando se realizó el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), lo rebautizaron como Karl Marx, su actual nombre.

Entre las propiedades más destacadas de Hornedo figuraban el Hotel Residencial Rosita de Hornedo (actual Sierra Maestra), que contaba con 172 apartamentos, 11 pisos y dos pent-houses. A partir de 1960 este hotel estuvo ocupado por técnicos extranjeros que trabajaban en el país y en el año 1999 el edificio se adaptó para las oficinas de la corporación CIMEX S.A.

En la cartera de propiedades de Hornedo se encontraban también el Mercado Único de La Habana (Mercado de Cuatro Caminos), el Club de Cazadores del Cerro, el reparto Casino Deportivo, y el edificio de propiedad horizontal Río Mar. Alejo Carpentier, al juzgar los gustos de Hornedo, lo calificó como "El rey de los picúos de La Habana".

Miramar, barrio exclusivamente residencial

Miramar, inicialmente proyectado como barrio exclusivamente residencial, reflejaba en sus primeras regulaciones urbanas que las edificaciones no debían exceder los tres niveles, obligando a tener portal con jardín. Se estableció además que dichas construcciones debían estar rodeadas, al menos, por un pasillo lateral de 2,5 metros como mínimo. Inicialmente estuvo prohibida la construcción de edificios de apartamentos, así como el establecimiento de comercios en las avenidas paralelas al mar.

El trazado consistió en una retícula de manzanas rectangulares de 90 x 200 metros aproximadamente, delimitadas por una malla de cuatro avenidas paralelas al mar. Cada manzana se subdividió en 20 lotes regulares, ocho hacia las avenidas y 12 hacia las calles.

Para 1920 se construyen la Torre del Reloj de Quinta Avenida y La Fuente de las Américas, ubicada a la entrada de la urbanización. La torre fue obra del arquitecto John H. Duncan y la segunda fue concebida por el arquitecto norteamericano John Wilson, con esculturas del escultor italiano Pietro Manfredi.

La Quinta Avenida constituye la espina dorsal del reparto Miramar, diferenciada del resto por su paseo central arbolado, su mobiliario urbano y la majestuosidad de las edificaciones que se construyeron a su paso. Como es lógico, el proceso de ocupación del territorio comenzó a partir de esta vía y por la zona más próxima al río.

El "puente Pote", inaugurado en 1921, justo un mes antes del fallecimiento de su principal promotor José López Rodríguez, facilitó el tránsito desde la calle Calzada en el Vedado con la Quinta Avenida en Miramar.

En 1924 se aprobó la ampliación hacia el reparto de Alturas de Miramar, ocupando el área restante de la finca La Miranda y su vecina La Josefina, con las primeras licencias de construcción en 1925.

Por estas fechas se aprueba también la extensión de la Avenida Habana desde el Parque de Residencias de la Compañía Urbanizadora del Parque y Playa de Marianao hasta unirse con la Quinta Avenida de Miramar, convirtiéndolas en una sola vía.

Y se hicieron los túneles

Entre 1953 y 1958 se aprueban los proyectos para los túneles de Línea y Calzada, para favorecer aún más el tránsito desde El Vedado a Miramar. En 1951 se realizó un proyecto de puente colgante que no se llegó a ejecutar, que habría enlazado el Malecón con La Puntilla.

Un proyecto tampoco ejecutado fue el de un malecón que uniese El Vedado con la Playa de Marianao a todo su largo. Lo promovía Carlos Miguel de Céspedes, cuando fue ministro de Obras Públicas, pero debido a la privatización de la costa del oeste resultó imposible.

Desde la década del 40 y hasta 1959, la llegada a Miramar de una clase media hizo que el vecindario creciera en altura para ganar espacio. Comenzaron entonces a construirse edificios multifamiliares con apartamentos. También esto llevó a la creación de servicios en la zona lo cual hasta el momento no existía.

En 1959 Miramar quedó prácticamente vacío cuando la burguesía se marchó al exilio.  Muchas de esas viviendas y mansiones fueron tomadas por el nuevo Gobierno para satisfacer las "nuevas necesidades del país". Realmente, un porciento bastante grande de ellas fue destinado a satisfacer los deseos personales de los nuevos dirigentes del país. En general, el barrio se vio ocupado por los grupos que obtuvieron méritos sociales con el cambio de gobierno.

Más adelante, en los lotes vacíos fueron insertados edificios de microbrigadas. Quizás por esto muchos especialistas afirman que es uno de los barrios de La Habana que más ha mutado desde sus inicios hasta la actualidad.

En 1999 la Comisión Nacional de Monumentos, mediante la Resolución 155, declaró zona protegida por su valor histórico-cultural a "Quinta Avenida y sus alrededores".

Cuando se realizó la nueva división político administrativa en 1976, el área que ocupaba Marianao se dividió en tres: Marianao, La Lisa y Playa. Miramar pasó entonces a ser parte de este último municipio, diluyendo oficialmente sus límites originales.

Miramar, con su rico patrimonio arquitectónico, constituye uno de los mayores testimonios urbanísticos de los cambios económicos y políticos ocurridos en Cuba. Es toda una lección de historia.

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2 comentarios

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Los bolos son toscos que edificio más feo, destruye la elegancia del antiguo Miramar, pero más hijos de puta son los responsables de haber permitido tan poca ética en un barrio de tanta clase arquitectónica hasta el año 1959. No tienen clase ninguno de los dos