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Opinión

'El momento óptimo para la reforma en Cuba se acabó hace varios años', advierte un economista

Ricardo Torres critica las restricciones aplicadas a las pequeñas y medianas empresas privadas legalizadas en la Isla.

Madrid
El economista cubano Ricardo Torres.
El economista cubano Ricardo Torres. El País

"El momento óptimo de la reforma se acabó hace ya varios años (…) los cambios económicos en Cuba están plagados de decepciones, y uno tiene la sensación de que siempre estamos por detrás de lo que requieren los nuevos tiempos", dijo al diario español El País el economista cubano Ricardo Torres, exinvestigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana y ahora profesor en la American University de Washington.

Torres analizó la legalización en Cuba de las pequeñas y medianas empresas privadas (PYMES), una medida que estaba prevista para 2011, pero que ha tardado diez años en implementarse. "Aquí nos volvemos a quedar cortos", dijo.

Para que el proceso de creación de PYMES sea trascendental, consideró, debe formar parte de un "conjunto más amplio de reformas, con un objetivo más reconocible y concreto. Y eso es lo que no veo por ningún lado. Salir del atolladero y proyectar al país en el siglo XXI son dos cosas muy diferentes. Uno tiene la sensación de que ahora, como antes, se quiere hacer que el sector privado y cooperativo se ajuste a las reglas de juego del modelo más general. Eso no funcionó en el pasado en ningún lado, y no creo que Cuba será la excepción", explicó el economista para quien, no obstante, "la medida es bienvenida, aunque muy demorada".

La "sombra" en esta apertura, según el economista, se basa en que "se mantienen viejas costumbres: un proceso centralizado de aprobación, el régimen tributario, las limitaciones para el ejercicio de muchas actividades profesionales, el limbo para la asociación con el capital extranjero, el límite arbitrario de los 100 trabajadores sin un camino claro para crecer más allá de ese límite. Es difícil imaginarse el progreso si no aprovechamos bien el talento humano que tiene Cuba, y las prohibiciones inexplicables que se mantuvieron frenan esa posibilidad. Como también lo es el hecho de penalizar el éxito, generando incertidumbre para las que más crecen".

Para Torres, además de esta medida, la economía cubana necesita de "un programa de saneamiento financiero sólido (…) Se requiere (también) eliminar las restricciones para el acceso del sector privado y cooperativo al comercio exterior, y comenzar a diseñar e implementar cuanto antes una reforma profunda del sistema financiero para que cumpla las funciones que le corresponde en una economía que ha cambiado", explica el economista quien destaca asimismo la necesidad de decidir "qué hacer con la empresa estatal, y por extensión con todo el sector público"

En cuanto a la inversión extranjera en estos pequeños negocios, Torres señaló que "una de las pocas fuentes de capital disponibles a medio plazo son los recursos de la diáspora cubana. Para aprovechar esos recursos se requiere un marco político y económico que no existe ahora. Además, se requiere en algún momento la participación del Gobierno de EEUU".

Según Torres los cambios políticos son necesarios para poder legalizar cambios económicos. "La ausencia de cambios políticos es lo que explica en última instancia las dudas, titubeos y retrocesos constantes que caracterizan la 'reforma' cubana. Una parte significativa de los grupos sociales interesados en la verdadera reforma, no están representados en la toma de decisiones. La inestabilidad política que vemos actualmente es el resultado inevitable de la falta de evolución de un modelo que ya no es viable en la Cuba del siglo XXI".

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