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Venezuela

En negociaciones con la oposición, el chavismo busca acceder de nuevo al financiamiento internacional

El chavismo, que antes demonizó al Fondo Monetario Internacional, aspira ahora a recibir financiamiento de esa institución.

Caracas
Ceremonia de inicio del diálogo entre chavismo y oposición en México, agosto de 2021.
Ceremonia de inicio del diálogo entre chavismo y oposición en México, agosto de 2021. Reuters

Las negociaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición prodemocracia que encabeza Juan Guaidó parecen encaminadas a atender, en primer término, la crisis humanitaria que asola a Venezuela, desnudando la apuesta del chavismo, que este proceso de diálogo le permita acceder al financiamiento de organismos multilaterales.

Una cosa parece ir de la mano de la otra. Ciertamente, la crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19 dejó al descubierto el impacto financiero que ha traído el impasse que protagonizan el régimen de Maduro y los factores democráticos de Guaidó, quien fue reconocido como "presidente interino" en 2019 por más de cuatro docenas de países occidentales.

Venezuela, por ejemplo, durante la pandemia no ha recibido fondos de emergencia del Banco Mundial como otros países, ni asistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), pese a que forma parte de ambos organismos. Incluso el acceso a las vacunas del sistema COVAX, que maneja la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ha sido una suerte de calvario.

En el meollo está el posicionamiento que tuvieron diversos multilaterales y gobiernos. Al reconocer a Guaidó se paralizó el financiamiento, incluso de emergencia, para Venezuela. El régimen de Maduro, por otro lado, intentó controlar políticamente el ingreso de la ayuda humanitaria.

Después de tres días en una nueva ronda de negociaciones en México, con la mediación de Noruega y el acompañamiento de Holanda y Rusia, ambas delegaciones llegaron a unos acuerdos tempranos. "Aliviar la crisis humanitaria" había sido definida como una prioridad por Gerardo Blyde, vocero de la Plataforma Unitaria, que reúne a los cuatro partidos que tuvieron control del Parlamento mientras Guaidó lo presidió: Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo.

Tras diversos ensayos fallidos de diálogos, y en medio de una demanda creciente de respuestas de la ciudadanía, la oposición colocó como prioridad negociar mecanismos que permitan ingresar, por ejemplo, vacunas anti Covid-19, de forma masiva al país.

Venezuela va a la cola de la región en el proceso de vacunación. El dirigente opositor Miguel Pizarro, quien representa diplomáticamente a Guaidó, confirmó que este 7 de septiembre llegaron a Venezuela 693.000 dosis de un total de 12 millones de vacunas que deben llegar a través de COVAX gestionadas por OPS.

El chavismo, por su parte, ha visto en esta discusión con la oposición una oportunidad para acceder a dinero de los entes multilaterales.

"Las partes acordaron establecer mecanismos de restauración y consecución de los recursos para atender las necesidades de la pandemia por Covid-19, incluyendo aquellos provenientes de organismos multilaterales", indicó el comunicado conjunto publicado al término de la ronda, este lunes 6 de septiembre.

Pese a que históricamente el chavismo rechazó pedir ayuda al FMI, entidad que fue demonizada en el discurso de Hugo Chávez, en México el dirigente chavista Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y cabeza de la delegación de Maduro, explícitamente mencionó a este organismo.

En concreto planteó "recurrir a recursos de activos como los que da el FMI", mediante Derechos Especiales de Giro (DEG) para proporcionar liquidez a sus países miembros.

Inicialmente el discurso del chavismo había colocado como su gran interés en este proceso de negociación que le fueran levantadas las sanciones internacionales, especialmente las de EEUU que pesan sobre Petróleos de Venezuela.

EEUU, Canadá y la Unión Europea han respaldado la negociación que lleva ya dos rondas de encuentros cara a cara en México, y han recalcado la intención de suavizar o levantar las sanciones de forma paulatina, en la medida en que el chavismo restituya derechos políticos y electorales y permita la realización de elecciones libres y justas.

Sin colocar en discusión la legitimidad o no de que Maduro ocupe el poder, la oposición se vio atrapada en lo que había sido su discurso maximalista. Guaidó y otros voceros, mientras Donald Trump estaba en la Casa Blanca, sostenían que una negociación debía estar centrada en el desalojo de Maduro de la presidencia.

El giro de la comunidad internacional a favor de una negociación como la que se lleva a cabo con mediación de Noruega, también ha hecho que se reajusten las expectativas de la oposición prodemocracia.

Actores de la sociedad civil venezolana, por su parte, habían hecho diversos llamados en que se le diera prioridad a la atención de la población en emergencia humanitaria, por encima de la discusión sobre quién ocupa el poder en Venezuela.

"Lo humanitario puede ser lo que devuelva el sentido a la política venezolana. Vivimos en un país en el cual la gente dejó de creer en la política", comenta a DIARIO DE CUBA el activista Luis Francisco Cabezas, quien dirige una ONG enfocada en la atención de adultos mayores.

"La construcción de acuerdos humanitarios debe continuar siendo una prioridad en la agenda política venezolana", sostuvo por su parte Pizarro, estrecho colaborador de Guaidó cuando éste encabezaba el parlamento.

El analista Michael Penfold sostuvo para DIARIO DE CUBA que "fue un muy buen paso haber iniciado la ronda de negociaciones en México con acuerdos parciales sobre el tema humanitario, antes de entrar a discutir integralmente otros temas de agenda".

Investigador del Woodrow Wilson Center, con sede en Washington, Penfold adelantó que el acceso a los fondos del FMI a los que apuesta al chavismo no dependerá solamente de que el régimen de Maduro y la oposición lo acuerden, ya que tanto el FMI como el Banco Mundial no se han puesto de acuerdo internamente en estos organismos acerca de cuál presidente reconocer como legítimo.

En el caso del FMI, según Penfold, la decisión final podría estar en manos de EEUU y China.

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