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Arte

La figura de Ana Mendieta recibe un homenaje a través del cómic

El libro 'Las mujeres que cambiaron el arte para siempre: arte feminista - la novela gráfica' incluye a la cubana.

Nueva York
Ana Mendieta ante una de sus instalaciones.
Ana Mendieta ante una de sus instalaciones. pascalepetit.blogspot.com

Una novela gráfica que pretende rendir homenaje a cuatro pioneras feministas en el arte y que saldrá a la venta a partir del próximo 31 de agosto incluyó a la artista cubana Ana Mendieta.

Con la intención expresa de otorgar visibilidad a artistas de obra poco divulgada debido a su cuestionamiento de los valores del arte patriarcal, Las mujeres que cambiaron el arte para siempre: arte feminista - la novela gráfica (The Women Who Changed Art Forever: Feminist Art–The Graphic Novel), celebra la vida y creación de Judy Chicago, Faith Ringgold, el colectivo anónimo Guerrilla Girls y la cubanoamericana Ana Mendieta, informó el blog de la iniciativa Cuban Art New York.

El libro, editado por Laurence King Publishing, fue escrito por Valentina Grande e ilustrado por Eva Rosetti. Ambas buscaron contar historias de la infancia de las artistas y explicar el compromiso de estas con el arte feminista.

Mendieta, una pionera latinoamericana del land art, la performance, el videoarte y la práctica feminista y activista, nació en La Habana en 1948 y fue enviada por sus padres a EEUU a la edad de 12 años, como parte de la llamada Operación Peter Pan.

En la escuela secundaria descubrió su amor por el arte. Su trabajo se centró en la violencia contra las mujeres, aunque como exiliada exploró también el concepto de desplazamiento. Por ello, gran parte de su arte fue de naturaleza autobiográfica.

Su obra ha sido reivindicada por movimientos feministas que reconocen el valor de los temas tratados por Mendieta: la relación con la naturaleza, el cuerpo como campo de batalla político y la violencia ejercida contra las mujeres.

Mendieta murió en septiembre de 1985, a los 36 años, tras caer de la ventana de su apartamento de Manhattan, donde vivía con su marido, el escultor minimalista Carl Andre. 

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