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Represión

El rap cubano en el 11J: Randy Arteaga representando

Su familia enfermó casi completa con Covid-19 tras su arresto. Su abuela murió. Una tía está grave. Mientras, él espera un juicio por 'desorden público'.

La Habana
El rapero cubano Randy Arteaga.
El rapero cubano Randy Arteaga.

Ya no queda mucho del rap contestatario que alguna vez emocionó a Cuba desde La Aldea o Alamar. La mayoría de los artistas desafectos se fueron. Buena parte de los raperos que quedan han pasado al modo "Pro" y andan más interesados en salir por la televisión en los premios Lucas que en protestar siquiera por la violencia de la represión del 11J.

Por suerte para nosotros, el underground sigue vivo. En medio de la agresividad circundante, persiste la necesidad de un joven pobre de expresarse y aspirar a la poesía y, como quien no tiene nada que perder, decir también sus opiniones políticas.

De ahí salió Randy Arteaga, un muchacho humilde que cuando se siente mal escribe. Como todos los de su área, graba los temas por su cuenta y a veces hasta cuelga en las redes un video propio para sus amigos. La canción que parece gustarle más se llama "Basta". Así piensa titular su disco. Es un tema que habla sobre el racismo. Hay otra que describe a Cuba como una madre ecuménica con el deber de acoger a todos sus hijos. El audio de ese tema, que viene sin vídeo, aparece acompañado por un collage de fotos de cubanos que abarca desde Oswaldo Payá hasta un miembro de la Red Avispa, desde José Martí hasta Fidel Castro.

El 11 de julio Randy Arteaga salió a expresarse, como cualquier otro cubano que se sintió libre ese día. En el vídeo de su detención se ve que está frente al Palacio de Justicia, al que en Santa Clara llaman "La audiencia". Hay cientos de personas reunidas allí, quizás gritando consignas, pero en paz. Adivinamos que la camioneta de la Policía ha llegado para iniciar la cacería arbitraria que ordenó el alto mando para enseñarnos a no salir a la calle. Ya han comenzado a capturar a aquellos que estén en la periferia de la manada. Cuatro paramilitares ya tienen dominado en el piso a Randy Arteaga y lo están levantando en peso para meterlo en la camioneta como un saco. Luego se lanzan sobre otros hombres que andaban por ahí. No se sabe qué estaban haciendo y la verdad es que poco importa: esa redada no se debe a la razón. En otro momento, el sitio se ve ya vacío y una mujer que apunta a un paramilitar con el teléfono, lo culpa de haberla golpeado. Es uno de los esbirros que cazó a Randy.

El delito que ha elegido la dictadura para castigar la manifestación pacífica es "desorden público". De eso están acusando al rapero, preso ahora en la cárcel de mayor severidad La Pendiente. Al principio no tenía dinero para pagar un abogado y encima el sitio donde trabajaba como custodio, el centro recreativo "El cubo de luz", de Santa Clara, en cuanto se enteró del arresto lo expulsó.

Cuando su madre fue a verlo por primera vez lo encontró demasiado flaco. Él le dijo que no se preocupara, que estaba haciendo ejercicios. También que no gastara el poco dinero que tenían en un abogado, sino que lo cogiera para comer; que le llevara una Constitución porque planeaba defenderse él mismo. Luego se supo que Arteaga estaba en huelga de hambre, pero no había dicho nada para no preocupar a su familia.

Gracias a la comunidad de santaclareños en el exilio pudo reunirse un poco de dinero para el abogado. Unos días más tarde le dijo a una amiga que había depuesto la huelga. Pero con él nunca se sabe, dicen allegados, porque es muy testarudo.  

La familia de Arteaga casi completa cayó con Covid-19 mientras él está preso. La abuela murió. Una tía permanece ingresada grave. Arteaga tiene una hija de seis años con la que se pasa la vida tirándose fotos. Cuentan que el 11 de julio le dijo a la madre que se iba a una manifestación y que, si por casualidad le pasaba algo, tenía que ser fuerte como Mariana.

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