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Opinión

Cuba: en defensa del diálogo político

La sociedad civil emergente tiene que prepararse para tratar con el poder actual o el que lo sustituya, y esa articulación requiere transitar por las vías del diálogo.

La Habana
Protestas en las calles de La Habana, 11 de julio de 2021.
Protestas en las calles de La Habana, 11 de julio de 2021. Reuters

Los recientes sucesos del domingo 11 de julio confirman que la crisis cubana se profundiza, que el descontento popular crece y que el Gobierno está incapacitado para darle solución. A pesar del discurso del presidente cubano, que literalmente fue un llamamiento a la guerra civil, el Gobierno tendrá que aceptar la participación de los cubanos como sujetos activos, porque se trata de un reclamo nacional y de instituciones y gobiernos foráneos.

Ante la inminencia del hecho, las asociaciones de la sociedad civil emergente requieren de una articulación para interactuar entre ellas y prepararse para tratar con el poder actual o con el que lo sustituya. Articulación que requiere transitar por las vías del diálogo.

Ante los conflictos sociales la salida más recurrida, en la historia de la humanidad y en Cuba, es el empleo de la violencia, que al no remover las causas hace que los conflictos resurjan, una y otra vez.

En el diálogo, como arte de conciliar intereses, las partes, en condición de igualdad, siempre tienen que ceder en algo. El que se considera en posición ventajosa —que es el caso del Gobierno cubano— rechaza, como lo ha hecho, los primeros llamados, pero ante la agudización de la crisis, continuar negándose puede tener un precio mayor que sentarse a dialogar y negociar.

¿Por qué el diálogo?

Porque es una forma de comunicación en la que dos o más interlocutores establecen un intercambio de información para llegar a un acuerdo, para lo cual el diálogo constituye el camino más viable, seguro y positivo.

Dialogar significa hablar para exponer los puntos de vista propios, escuchar para conocer la opinión del otro y explorar posibles soluciones al conflicto. El diálogo y la flexibilidad en la negociación posibilitan a las partes contendientes resolver gradualmente las diferencias al menor costo posible. Si la guerra es la continuación de la política, como la definió Klausewitz, entonces la política es el arte de solución de conflictos mediante el diálogo y la negociación, que no significan renuncia ni rendición, sino una oportunidad de comunicación directa para aclarar posturas, políticas y propuestas de cambios.

Como proceso, el diálogo comprende los esfuerzos previos a la negociación para crear climas de confianza, a la vez que exige paciencia, flexibilidad, ponderación en la magnitud de las demandas y gradualidad de las mismas. La transformación de cualquier conflicto violento hacia el diálogo requiere establecer canales de comunicación entre los agentes implicados, incluyendo los que practican la violencia, bien sea física, verbal o moral, como está ocurriendo en Cuba contra los luchadores por la libertad de expresión.

No existen métodos, sino un método para la solución de conflictos: el diálogo y la negociación. En el caso de Cuba, aunque hasta ahora no haya arrojado los resultados esperados, el mismo conserva su validez para las relaciones entre las asociaciones de la sociedad civil emergente, entre estas con el Partido Estado-Gobierno y entre ambas con países o asociaciones de países como EEUU y la Unión Europea (UE) respectivamente.

Para tener eficacia, en el caso de Cuba, la primera demanda tiene que ser la promoción de los derechos y libertades que permitan a la sociedad civil legalizada, participar como protagonista de los cambios en Cuba. Entendiendo por sociedad civil un abanico de asociaciones, instituciones y recursos independientes y autónomos, que cuenta con espacios públicos y diversas formas de propiedad sobre los medios de producción y expresión.

Tres ejemplos de diálogo y negociación en Cuba

El Pacto del Zanjón: Después de diez años de guerra, de miles de muertos, sufrimientos y cuantiosos daños materiales, el 10 de febrero de 1878 se firmó el Pacto del Zanjón entre la mayor parte de las fuerzas insurrectas y el Gobierno de España. A cambio de la paz España tuvo que implantar en Cuba las leyes de imprenta, de reunión y de asociación, contenidas en la Constitución Española. La liberación de los esclavos que fueron a la guerra resultó un golpe de muerte para la institución de la esclavitud, y de las libertades implantadas surgió la sociedad civil cubana: órganos de prensa, asociaciones económicas, culturales, fraternales, educacionales, de instrucción y recreo, sindicatos y los primeros partidos políticos, todo lo cual sirvió para reiniciar la lucha en 1895.

La Enmienda Platt: En la apertura de la Convención Constituyente el gobernador militar Leonardo Wood indicó a los delegados: "Será vuestro deber, en primer término, redactar y adoptar una Constitución para Cuba y, una vez terminada esta, formular cuáles deben ser, a vuestro juicio, las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos". La comisión designada para la formulación de las relaciones, después de agotar todos los intentos de impedir la inclusión de la Enmienda Platt —que refrendaba el derecho de otro país a intervenir en Cuba, omitía la Isla de Pinos de los límites del territorio nacional e imponía la venta o arrendamiento de tierras para bases navales—, acordaron por 16 votos contra 11 adicionarla a la Constitución. Los delegados tenían dos opciones: la violencia o la negociación. La primera implicaba la ocupación indefinida y la necesidad de declarar la guerra a EEUU, sin el partido de Martí y el Ejército Libertador desmovilizado, con una economía dependiente, sin cristalizar como nación, con el país sumido en la desolación y la ruina, y la autoestima debilitada por los años de ocupación militar, significaba un suicidio. La segunda, con la firma se retiró el Ejército de ocupación; se fundó la República, no la que deseamos, pero sí la posible; se recuperó la soberanía sobre la Isla de Pinos; se desarrolló la sociedad civil y se abrogó la Enmienda Platt.

La Convención Constituyente de 1940: Entre 1902, junto a los avances en la esfera económica, el país estuvo inmerso en conflictos por las reelecciones, que provocaron la Guerrita de 1906 y el alzamiento conocido como La Chambelona, en 1917; la matanza de miles de negros y mulatos miembros del Partido Independientes de Color en 1912; la reforma de la Constitución de 1901 para prorrogar el poder del presidente Gerardo Machado que abrió el periodo de lucha que desembocó en la Revolución del 30. Esos casi 30 años de inestabilidad política fueron seguidos de otros siete, hasta que en 1936, durante la presidencia del coronel Federico Laredo Bru, se inauguró un periodo de diálogo y negociación que desembocó en la Asamblea Constituyente, donde se impuso la capacidad de diálogo y negociación entre comunistas, liberales, conservadores y socialdemócratas, que enfrentados en polémicas dieron por resultado la Constitución más avanzada de la región para la época, lo que encierra una enseñanza del valor de la negociación para los destinos de la nación.

La fuerza se emplea para vencer, el diálogo y la negociación para solucionar lo que resulta imposible mediante la fuerza, lo que obliga a potenciarlo como punto de partida, como concepto esencial, como principio rector y como estrategia permanente.

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8 comentarios

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Profile picture for user Francois Viete

El buen dialogo va a empezar cuando la 82 Division salga...

Diálogo?, la tiranía con quien, si no reconocen a nadie?. Eso es Cuba con una férrea tiranía, no un país democrático

Profile picture for user Ares I

El "dialogo" tal vez hubiese tenido algun valor hasta el sabado 10.
Despues de tanta sangre, muertes y violencia yo reto al señoritingo Castellanos que vaya a Cuba a hablarle al pueblo de "dialogo".

Profile picture for user Nico

No es hora de pedir diálogo. Está bien ser mayor y prudente, pero no hay que caer en la bobería. Hay que oír a los jóvenes que están en la calle jugándose la vida. Es una nueva generación que está hasta el forro de la vieja retórica. La palabra 'diálogo' se ha vuelto obscena por equívoca y tramposa, mientras que las palabrotas en los sintagmas 'policía pinga' y 'Canel singao' se han ennoblecido, resemantizado incluso, como justo reclamo en la jerga anticastrista del momento. Diálogo con los singaos, ni pinga. Que se vayan.

Se habla de diálogo en este artículo, sin pedirle tampoco al Gobierno cubano que ceda por primera vez en 62 años y admita que se han mantenido por la fuerza y la chivatería en el poder y que lo mejor que pueden hacer ante su fracaso en todos los órdenes, es iniciar una transición rápida a la democracia . Al margen de eso, todos los cubanos sabemos en el exterior y una parte en Cuba ahora mismo, que desde el día 11 de este mes, en que salió la población a la calle, las tropas del régimen cubano están matando cubanos, disparándoles, golpeándoles y torturándoles, sin ninguna justificación, porque la legislación internacional prohíbe eso. Hay fotos ¿Es ese el diálogo que pide el articulista que tengamos con un régimen de oprobio...? Ese es un diálogo de fuerza, que únicamente redundaría en beneficio de la dictadura cubana. No sé en qué va a acabar todo esto, porque los norteamericanos y parte de los congresistas, la ONU y demás, son sólo palabras en el problema, y eso no nos ayuda en nada.

Profile picture for user Ana J. Faya

La palabra "violencia" se ha convertido en una mala palabra para la sociedad civil en Cuba, pero el régimen la utiliza sin pudor alguno. No creo que los que mal gobiernan Cuba tengan cultura de diálogo, pienso que habría que sacarlos como al macao. Hasta el día de hoy no han mostrado posibilidad alguna de dialogar para lograr algún buen resultado. No han tenido nunca voluntad de hacerlo con quienes se le oponen, que hoy es la mayoría de la población. Para muestra, las intervenciones del Puesto a Dedo, la descalificación que hace de los que protestan, y la ausencia de responsabilidad ante la situación nacional.

Para que pueda haber diálogo tiene que haber voluntad de las dos o más partes involucradas en un conflicto; y la dictadura cubana; nunca ha tenido voluntad de dialogar con la sociedad, sino de imponerle "por la fuerza y la violencia" el comunismo como ideología, cuando antes de 1952, sólo un 8 % de la población en Cuba votaba por ella. No creo que si celebrasen elecciones los votara nadie (a los comunistas) actualmente. . Fue el [des]Gobierno cubano actual (los Castro y su camarilla) los que rompieron el diálogo con la sociedad cubana en 1959 (fin del primer gobierno transitorio de Urrutia). 62 años de dictadura son muchos, con crímenes impunes, abusos, trampas, torturas, etc., etc. No hay nada que dialogar a estas alturas de la película, ni más errores que rectificar, porque son muy numerosos. El Gobierno actual debería dar paso a las demandas de la sociedad civil y a una sociedad democrática -demanda- y convocar elecciones libres, además de admitir las
ayudas del exilio.

Profile picture for user Weston

Hasta antes de los recientes acontecimientos en Cuba, yo tenía el criterio de que el gobierno hubiera podido controlar la situación haciendo simplemente cambios económicos. Por lo menos por una década. En este momento, coincido con el Sr. Castellanos. El pueblo ya no sólo quiere eso, sino que pide "la promoción de los derechos y libertades que permitan a la sociedad civil legalizada, participar como protagonista de los cambios en Cuba". Los gritos de "Libertad!!", significan precisamente que se ha producido un salto cualitativo en las aspiraciones de ese pueblo. Los "mandones" deberían tomar en consideración esa realidad.