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Béisbol

'Nunca he abandonado Cuba, los buenos hijos no abandonan a la madre que les dio la vida'

El exlanzador Pedro Ramos, Novato del Año en la campaña 1955-1956 del béisbol cubano, cerrador de los Yankees de Nueva York por tres temporadas consecutivas, conversa con DIARIO DE CUBA.

La Habana
El exlanzador cubano Pedro Ramos.
El exlanzador cubano Pedro Ramos. Oncuba

En 1961 se jugó la última temporada del béisbol profesional en Cuba. El partido final fue a gradas llenas en el Gran Estadio del Cerro, donde los Elefantes de Cienfuegos se llevaron el banderín derrotando a los Alacranes del Almendares 8-2, con Pedro Ramos en la lomita caminando toda la ruta.

El diestro serpentinero, además de batear de 4-2, con un triple incluido, logró su victoria número 16 del campeonato para igualar el récord de la liga y fue elegido el Jugador Más Valioso (MVP) del torneo

Los cubanos de la Isla jamás pudieron ver otra vez a Ramos ni a todas aquellas figuras legendarias, al quedar eliminado el profesionalismo en Cuba. La mayoría emigró y varios hicieron carrera en las Grandes Ligas, demostrando la calidad de los peloteros antillanos.

Ramos, natural del poblado del Corojo en San Luis, provincia de Pinar del Rio, fue elegido Novato del Año en la campaña de 1955-1956. Era considerado uno de los mejores lanzadores de la Isla y ya había jugado seis temporadas en la Gran Carpa con los Senadores de Washington. Se mantuvo activo por otros nueve años al primer nivel.

Cerró su actuación en las Mayores con una forja de 117-160, un promedio de efectividad de 4.08 y 1.305 ponches propinados en 2.355 entradas. Además, salvó 55 partidos, 40 de ellos como cerrador de los Yankees de Nueva York, función que realizó para esa franquicia durante tres temporadas consecutivas.

Con 86 años cumplidos, esta leyenda del béisbol cubano, elegido al Salón de la Fama en la ciudad de Miami en 1983, accedió a conversar con DIARIO DE CUBA desde Nicaragua, donde reside hace varios años.

¿Antes de quedar eliminado el profesionalismo en Cuba, qué diferencias fundamentales podías ver entre las Grandes Ligas y el campeonato profesional cubano?
    
El campeonato profesional cubano tenía un ranking como el mejor del área y era muy bueno, pero estaba a una milla de lo que era la MLB. Indudablemente pudiéramos llamarlo un clásico, era tan bueno y fuerte que no se le permitían refuerzos durante las Series del Caribe. Sin embargo, también había un equipo en Cuba que se llamaba Los Cubans Sugar Kings, que competía a nivel de triple A de la liga internacional. Por eso surgió el lema de "Un pasito más y llegamos". Creo que Cuba hubiese llegado a tener una franquicia en Grandes Ligas antes que Canadá

Tuviste mucha fama en Cuba en tus años de lanzador. ¿Cómo lleva esto un pelotero para que no le afecte su rendimiento en el terreno?

Sobre mí había muchos comentarios y todo no era necesariamente como lo contaban o lo cuentan. Mi prioridad era el béisbol, era mi dedicación y mi determinación. Yo hacía mi trabajo lo mejor posible en el terreno y sabía administrar mi vida privada. Entre una cosa y la otra siempre dormía mis ocho horas, me entrenaba para el cumplimiento de mi trabajo y nunca se afectó mis actuaciones en el terreno. Mi récord de seis años en la Liga Profesional Cubana responde por lo que te estoy diciendo.

¿Es cierto que al inicio de tu carrera alguien te dijo que no llegarías por ser un hombre muy atractivo para las mujeres?

Es cierto, solo tenía 17 años y esas palabras vinieron del scout que me firmó, pero eso lo eché a un lado y continúe con mi dedicación y determinación. Me enfoqué en lo que yo quería y también mi familia, sobre todo mi padre, que siempre me ayudó y me alentó para que siguiera adelante.

Éramos pobres y él me ayudó, se sacrificó mucho con una pequeña ayuda económica de 45 dólares al mes. Con eso pagaba un cuarto en un hotelito, comida y transportación al estadio. Hice todo lo humanamente posible por no defraudarlo a él y a mí mismo.

Fuiste también un bateador de fuerza. ¿Crees que un lanzador necesita batear para mejorar su pensamiento en el box?

Todo depende de cómo se mire. Yo creo que un pitcher que tenga la habilidad de poder batear puede ayudarse a sí mismo. Cuando tú bateas puedes darte cuenta de qué lanzamientos te hacen daño y, a la vez, lo puedes usar como un arma defensiva cuando estás a la ofensiva contra tus oponentes.

¿Qué condiciones debe tener un atleta para convertirse en un gran lanzador?

Por supuesto, hay que tener la habilidad que Dios te da. Después viene la dedicación y la determinación para superar obstáculos y mejorar la calidad. Para eso hay que tener entrenamiento físico y mental, poder de asimilación, entereza, coraje, sangre fría, y no dejarse intimidar por ningún bateador sea quien sea. Este juego en sí es como la vida misma y hay que saber superar los momentos difíciles que se presentan en él. Eso permite saber qué calibre tiene un atleta para llamarlo un buen pitcher. 

¿Cuál fue el momento más feliz de tu carrera como lanzador?

Es una pregunta tan difícil de contestar y a la vez fácil. Por mi mentalidad y dedicación al béisbol y a la camiseta que llevaba puesta, pudiera decir que era feliz todos los días que llegaba al terreno. Eso me hacía sentir mejor que en mi propia casa, me concentraba y me olvidaba de todo lo que no fuera béisbol. 

¿Cómo te mantienes con esa salud física con 86 años cumplidos?

Es sencillo, primero creo que Dios me protege y como tampoco quiero defraudarlo trato de mantenerme saludable. Voy a los terrenos de béisbol, comparto con grandes y chicos, voy al gimnasio y no tengo ningún vicio. Creo que vivo una vida sana y si pudiera tener algún vicio sería las mujeres jóvenes y bonitas.

Tampoco corro detrás de ellas porque, como dijo el Rey Salomón, las mujeres no matan pero correr detrás de ellas sí. Lo peculiar es que a veces, cuando llego a ellas, ya no sé para qué las quiero, pero me divierto y cuando tu corazón está contento, la mente también. Hago lo que puedo.

¿Cómo es un día normal en la vida de Pedro Ramos en la actualidad?

Cuando me despierto en la mañana lo primero que hago es darle gracias a Dios por darme un día más de vida. Por lo regular me levanto a las 7:00 de la mañana, me tomo un poco de café cubano, me fumo un puro nicaragüense, que por cierto son muy buenos, y me relajo disfrutando las noticias.

A las 9:00 me voy al gimnasio por lo menos una hora y si hay prácticas en el estadio voy y comparto con los muchachos. Tiro mis pelotitas, bateo y camino un poco. Al mediodía regreso a la casa y almuerzo, si tengo sueño me acuesto un rato. Veo por televisión cualquier juego de beisbol que transmitan. Lo mismo de la MLB, que de la Liga Profesional de Nicaragua y de México, y religiosamente me voy a dormir temprano.

¿Sigues la Serie Nacional de Cuba?

Por supuesto que sí, la sigo también. Siguen siendo grandes atletas. 

¿Qué opinión tienes de la pelota que se juega en Cuba actualmente?

Mi opinión personal es que sigue siendo, por sus atletas, un buen béisbol. Es una lástima que esos peloteros estén encerrados en un círculo del que ellos no quieren o no pueden salir, y no pueden desarrollarse libremente como antes. No lo dicen, por supuesto, por miedo, pero sí lo piensan. El pensamiento no tiene límites, pero la lengua sí

¿Te arrepentiste alguna vez de haber abandonado Cuba?

Yo nunca he abandonado a Cuba, porque los hijos buenos no abandonan a la madre que les dio la vida. Siempre llevo a Cuba por dentro, no importa donde esté. Cuando hay alguien que se interpone entre el cariño y el amor, y te ves obligado a abandonar tu madre patria, es triste y muy doloroso. Creo que no hay palabras suficientes para describir el dolor y la tristeza que eso representa, solo por el capricho y la ambición de poder y de obligar a otros a pensar como tú. Pero creo que por ley de la vida, quisiera que mis restos reposen en la tierra que me vio nacer.

¿Qué impresión te llevaste en tu regreso a Cuba hace cuatro años?

Es una pregunta bastante difícil de contestar. Cuando uno recuerda lo que dejó atrás, sobre todo el lugar donde naciste y te criaste, y llevas en tu mente un pensamiento de volver a encontrarte con esos lugares y verlos mejor y eso no ocurre así, es muy triste.

No solo vi que las cosas no habían mejorado, lo que encontré fue más pobreza, tristeza y desolación. La palabra para describir eso todavía no la he encontrado por mucho que he pensado. Estar parado frente al pedazo de tierra donde estaba la casa donde me crie fue como exprimir una esponja, pero la esponja estaba seca. Ni siquiera entendía por qué la esponja, al exprimirla, no dio una gota de agua. Fue como abrir la puerta de un horno y sentir un resplandor que te abrazaba y ni siquiera pude llorar. Fue un sentimiento tan feo, sentí una llama que me quemaba por dentro.

¿Si pudiéramos llevar el tiempo atrás, qué haría diferente Pedro Ramos en su vida?

Creo que cambiaría pocas cosas, porque primero que nada creo que fui un buen hijo, un buen hermano y un buen amigo; todo eso lo aprendí de mis padres. No fui un esposo fiel, a veces pienso que fue por las circunstancias y a veces creo que no debería tener excusas para eso. Es un poco difícil serle fiel a la esposa con tantos viajes lejos por tantos días. Algunos tuvieron la entereza de serlo, yo fui débil en ese aspecto y, por lo tanto, mis seis matrimonios fracasaron, pero el único culpable soy yo.

Eso es algo que a lo mejor cuando miro atrás me gustaría cambiar, pero ya es tarde a mis 86 años. Por lo demás creo que haría lo mismo. No fui una súper estrella, pero lo hice lo mejor que pude y estoy agradecido por lo que el destino deparó para mí en la vida hasta el día de hoy.

¿Qué sueños te quedan por realizar en la vida?

Yo creo que nunca vives lo suficiente. Cuando eres una persona positiva piensas que siempre te gustaría hacer algo que no hiciste en tu juventud y a veces me pregunto qué hacer mañana, a dónde voy o no puedo ir. Lo que hago es dejar que el tiempo diga la última palabra, porque al final del camino siempre se encuentra la propia verdad.

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2 comentarios

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Gran filósofo el señor Ramos solamente agradeciendo a Dios por su larga vida ya está protegido por el , le deseo una larga vida y satisfacción por ser honesto con el mismo que Dios lo bendiga

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No sabía que Pedro Ramos era judío.