Los cubanos se juegan la suerte en la 'bolita' en el cumpleaños de Raúl Castro

"¡Salió el 31 y lo cogí con 100 pesos! ¡Gracias, Raúl, por darme la cábula!", gritó emocionado Ricardo, un holguinero que ganó la "bolita", la lotería más popular de Cuba, a pesar de estar prohibida desde inicios de la década de 1960, cuando Fidel Castro ilegalizó los juegos de azar.

"Como Raúl Castro nació en el año 31 y a él le gusta mucho cazar venados, según se dice, vengo jugando el 31 desde el día de su cumpleaños. Es verdad que cuando a uno le gusta un número hay que jugarlo tres días seguidos... mira hoy, 5 de junio, como salió", contó el cubano a DIARIO DE CUBA, satisfecho con el dinero ganado.

"Venía jugando varios relacionados, pero solo pude 'enganchar' este. El 90, que además de ser la cantidad de años que cumplió también significa 'viejo', no lo repitieron, pero había salido hacía poquito, el 31 de mayo, y no lo pude coger", lamentó.

El pasado 3 de junio el exgobernante cubano cumplió 90 años de vida. Todavía sigue siendo, aun sin cargos oficiales, el "máximo líder histórico de la Revolución", como se le sigue llamando eufemísticamente al sistema dictatorial y totalitario del Partido Comunista de Cuba. Por ello, su cumpleaños continúa inspirando a los jugadores. 

Juan, que también es fanático de la "bolita", además del 31 cogió "el pato" (el número 42), que "lo tiraron por el mediodía", contó.

"La gente nada más jugó el pájaro, pero yo jugué los tres números de esa cábula: el pato (42), el pájaro (47) y la mariposa (2)".

"Ya tú sabes, de Raúl (Castro) siempre se ha comentado que es homosexual y eso se relaciona con esos animales. La cábula funcionó, porque mira, salió el pato y el venado atrás, dos números que estaban 'cantados' por Raúl. ¡Me llené!", celebró Juan.

Emilio, sin embargo, no tuvo la misma suerte. "Aposté porque repitieran el 90, también por el 51, que es 'guardia', y por el 11, que es 'gallo fino'. Y a Raúl se le conoce como el rey de los gallos finos. Ellos prohibieron los gallos de pelea para el pueblo, pero todos esos generales son galleros empedernidos", refirió.

"Pero no gané ninguno: me 'tiraron' el 50 ('policía') en vez del 51; el 90 no lo repitieron, porque había salido hacía poco; y el 11 salió corrido el mismo día de su cumpleaños y yo lo jugué 'al fijo' (el número que mejor pagan). Estuve cerca, pero cerca no vale, hay que ganar", lamentó.

La "bolita" o charada cubana es un juego que consiste en apostar en una lista del uno al 100 determinada cantidad de dinero para recibir 60 o 70 veces su valor si se acierta. La posibilidad de ganar es del 1% y se rige por los números premiados en las loterías venezolanas y de Florida. Debido a ello, hay una "tirada" al mediodía y otra por la tarde noche. Cada número tiene varios significados y se asume que los primeros 36 fueron tomados de la charada china, conocida como Rifa Chiffá.

Este juego de azar se practica en Cuba desde el siglo XIX y fue muy popular durante todos los gobiernos de la etapa republicana. Después de la revolución quedó prohibido y sancionado en el Código Penal con hasta cuatro años de cárcel, pero la gente ha seguido practicándolo a escondidas. Desde los 90 se ha extendido con cierta impunidad, pero la prohibición persiste.

Las fuentes de inspiración para jugar o apostar son variadas y se conocen como "cábulas", aunque en el Occidente de Cuba se usa el término "cábala". Van desde la interpretación de los sueños, sucesos sorprendentes, adivinanzas que deben ser interpretadas, programas de televisión o las fechas significativas de determinados dirigentes.

Al fallecido Fidel Castro se le asociaba con el uno, debido a su poder como líder máximo de la revolución y porque el número significa "caballo", y también con el 45, que significa "presidente". A Raúl se le vincula con el número dos, porque terminó siendo el segundo hombre de la revolución, y además significa "mariposa", acorde con las presuntas atribuciones relativas a su sexualidad; además de otros números, como el 11, por su afición por los gallos finos de peleas. 

Díaz-Canel ya es asociado con el número tres, porque además de suceder a los hermanos en los cargos de poder, significa "niño pequeño", y eso se vincula con la convicción popular de que aún no toma decisiones propias como gobernante.