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Literatura

El libro digital en Cuba. Opinan los autores

'No es lo mismo ver a alguien leyendo un libro tuyo en una guagua o comprándolo, a no saber nunca quién lee tu libro.'

La Habana
Un libro digital que vende el Gobierno de Cuba.
Un libro digital que vende el Gobierno de Cuba. Instagram/Librería Virtual

Hay una crisis del papel en la industria editorial cubana. Por ello las autoridades pretenderían salvar la producción de libros apelando a la tecnología digital. Este cambio, como se ha discutido antes, vendría con ventajas pero también con grandes obstáculos en la realidad nacional.

DIARIO DE CUBA ha interrogado a varios a autores que aún publican en el sistema de las instituciones del Estado para descubrir su aprecio sobre la nueva tecnología. Los resultados no han carecido de interés: los escritores encuestados que comenzaron a publicar en las décadas de los 80 y 90, en el período "analógico", por así llamarlo, rechazaron a coro el libro digital. Como autores, y como consumidores, también, de la novedad. "Hay un lector que se va a perder", nos dijo un ensayista en condición de anonimato.

La idea de que un amplio número de cubanos sencillamente no lee en formato digital, fue repetida por todos, miembros ellos mismos del grupo que describen. Como autores, tampoco la invención les hacía gracia: "Prefiero esperar tres años para publicar en papel antes que publicar en digital –me dijo una escritora muy premiada–  ¡Total! Por mi primer libro tuve que esperar más de cinco años en los 80". 

"No es lo mismo –me confió otro– ver a alguien leyendo un libro tuyo en una guagua o comprándolo, a no saber nunca quién lee tu libro". Las razones esgrimidas, en su mayoría, fueron de orden afectivo o sociológico y nunca económico. Además, los autores interrogados de este grupo, no quisieron que su identidad fuera revelada en este diario.

Quienes comenzaron a publicar en el siglo XXI podían ser considerados como pertenecientes a una etapa de transición entre el mundo analógico y el digital. Tres de ellos responden a nuestra encuesta, también una escritora miembro de la promoción siguiente que conduce ella misma un proyecto editorial digital, y además el escritor José Miguel Sánchez (Yoss), quien, a pesar de que comenzó a publicar en los 90, es uno de los pocos autores cubanos que ya cuenta con libro digital publicado formalmente.

Se les preguntó si les gustaría ver un libro suyo transformado en código electrónico y estas fueron sus respuestas:

Jorge Enrique Lage (La Habana, 1979)

Como escritor y como lector sigo prefiriendo el libro impreso, el libro objeto físico. Preferencia que dejo a un lado cuando no tengo otra forma de leer que no sea en digital, porque leer siempre es más importante. Es una urgencia. Pero publicar tu libro es un lujo, a fin de cuentas, nadie lo necesita, nadie lo está esperando. Así que, de momento, mientras sea posible, me inclino por opciones editoriales que pongan lo que escribo en papel y entre tapa y contratapa.

Ahmel Echevarría (La Habana, 1974)

Hasta el momento solo he publicado artículos en revistas digitales. La experiencia ha sido más intensa y gratificante que cuando publiqué en papel. Tiene este tipo de publicación, digamos, la estructura del rizoma y la intensidad del virus, o lo viral. Aquí el fatalismo geográfico se restringe sólo a las características de la conexión a internet. Visto así, podría desear esa experiencia para la publicación de un libro. A fin de cuentas, ya no es extraño ni incómodo para muchos lectores leer en dispositivos digitales. Otro asunto son los pagos de derecho de autor y la piratería. Pero eso es harina de otro costal.

Michel Encinosa (La Habana. 1974)

Sí quiero publicar en digital. Es una zona de mercado y posibilidades que se extienden incluso más allá de lo literario, que no puede uno darse el lujo de ignorar. Por lo que sé, tengo versiones de libros míos en digital por editorial cubana. Pero ni sé a ciencia cierta ni consigo encontrar dónde están "colgados". Veo problemas de visibilidad en eso. Y ni qué decir de que hasta la fecha jamás me ha dicho nadie sobre un solo centavo a cobrar al respecto.

Martha Luisa Hernández (Martica Mini Punto) (La Habana, 1991)

A pesar de mi amor por el libro-objeto, considero que las publicaciones digitales son una vía de divulgación y promoción literaria válida para estos tiempos mediados por la virtualidad. No tengo ninguna resistencia a las publicaciones digitales, puesto que revitalizan las estrategias de distribución y lectura. He participado en antologías digitales y me ha cautivado cómo producen una comunidad de autores alrededor de esa ideación que es el libro.

José Miguel Sánchez (Yoss) (La Habana, 1969)

No sólo me gustaría, sino que hace unos días acabo de publicar mi novela, Líneas de fractura, con Cubaliteraria y tengo otra en proyecto con una editorial italiana. La edición cubana se está ofreciendo gratuita al público. El tema de la protección no me preocupa porque yo tengo tantas y tantas novelas sin publicar (entre 16 y 18) que, incluso si me piratean, me estarían haciendo promoción. De todas formas, por ella me pagaron el derecho de autor de siempre, 3.000 pesos, que es independiente de las ventas. Creo que el libro digital es lo que está moviendo el mundo ahora.

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2 comentarios

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En mi lector digital tengo 47 libros que he leído. Es un poco más grande que el celular y me cabe en el bolsillo del pantalón.

Creo que los libros digitales son una nueva revolución del conocimiento, el equivalente actual de la imprenta de tipos móviles de Gutenberg, que en su tiempo produjo el Renacimiento, luego de 1000 años de oscurantismo medieval. Es cierto que los libros en papel tienen su encanto, pero no pueden competir con los digitales. Amazon vende ya 10 libros digitales por cada uno en papel. Aunque los lectores digitales son cómodos, no necesariamente necesitas uno, puedes usar casi cualquier dispositivo: laptop, tableta, teléfono, etc. Puedes marcar texto, comentarlo, buscar significados, traducir palabras, etc. Además, nunca se agotan las ediciones y puedes comprarlo sin moverte de tu casa. No ocupan espacio ni polvo, y hasta pueden ser escuchados para que puedas oírlo mientras haces otra cosa. Para mí, es una pelea de mono contra león, y con el mono amarrado.