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Perú

La elección presidencial en Perú, envuelta otra vez en 'el mal menor'

Mario Vargas Llosa ha elegido entre los candidatos Keiko Fujimori y Pedro Castillo.

Madrid
Mario Vargas Llosa.
Mario Vargas Llosa. EFE

Abril, año 2011. Al ser interrogado por quién votaría en la segunda vuelta, el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, dijo que votar por el militar retirado Ollanta Humala constituía el mal menor en Perú. El escritor peruano zanjó la discusión al sostener que debía evitarse a toda costa el regreso del fujimorismo, que entonces encarnaba la otra candidata, Keiko Fujimori.

Una década después, Vargas Llosa le ha dado un marco de discusión a la contienda electoral, esta vez entre Keiko Fujimori y el educador Pedro Castillo. El mal menor, en este 2021, de acuerdo con el autor de Conversación en la Catedral es votar por la hija del exdictador Alberto Fujimori, quien está en prisión por varias causas judiciales por violaciones a derechos humanos y abuso de poder en su Gobierno (1990-2000).

En este momento, bajo el prisma del mal menor de Vargas Llosa, Perú debe evitar a toda costa que un candidato marxista, quien no oculta sus simpatías de extrema izquierda, llegue a la Presidencia, incluso cediendo el poder a Keiko Fujimori, quien tiene varias causas penales abiertas y quien además no ha ocultado su interés en llegar a la Presidencia para indultar a su padre.

"Mario Vargas Llosa tiene razón cuando dice que hay que votar por el mal menos peor. Pero en mi opinión, las dos opciones peruanas son las peores", comenta a DIARIO DE CUBA el sociólogo chileno Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg (Alemania).

A su juicio, elegir entre la opción de Castillo, un educador con ideas y un mensaje de izquierda sin experiencia previa en la gestión política, y una Fujimori envuelta en diversos casos de corrupción y abuso de poder, "es elegir entre dos males, cada uno peor".

La idea del mal menor no solo sirvió de catapulta para que un militar nacionalista como Humala llegara al poder, al imponerse sobre Keiko en la segunda vuelta en 2011. En 2016 esta misma tesis prevaleció para que un economista liberal como Pedro Pablo Kuczynski se impusiera sobre la hija de Fujimori igualmente en la segunda vuelta.

En la primera vuelta de 2016, Fujimori quedó adelante con 35% de los votos y Kuczynski con 17%. En la segunda vuelta, el economista recogió el voto antifujimorista y alcanzó sorpresivamente la presidencia con 51% contra 49% de Fujimori.

Tras este resultado, como comentó el analista James Dettleff a DIARIO DE CUBA, la hija del expresidente, y un tótem de poder desde el Legislativo, apostó a una suerte de revancha en contra del Gobierno electo en 2016.  Los últimos cinco años terminaron siendo una suerte de vendetta en la que ninguna figura de la clase política peruana quedó bien parada.

La propia Keiko Fujimori no escapó de los escándalos. Y esto le podrá salir caro ahora. En una encuesta difundida este domingo, de la empresa Ipsos, Fujimori tiene un rechazo de 55%. Se trata de peruanos que de ninguna manera le votarían.

Castillo, quien era prácticamente un desconocido a dos semanas de la primera vuelta del 11 de abril, en tanto tiene la ventaja de que es justamente poco conocido. Asimismo, al ser un outsider de la política peruana, ello le sube popularidad dado el descrédito que pesa sobre los políticos tradicionales.

En este primer sondeo, de cara a la segunda vuelta que tendrá lugar en siete semanas, Castillo obtendría el 42% de los votos y Fujimori el 31%.

Al combinar con el rechazo abierto que reúne su figura, según este sondeo, Fujimori tiene un techo de máximo 45% de adhesiones.

El mensaje de Vargas Llosa, difundido justamente el domingo, cuando se dio a conocer esta encuesta, posiblemente sea un llamado a la clase media de Lima, que es abiertamente antifujimorista. Allí podría estar la clave para llevar a la hija de Fujimori al poder.

Más allá de la discusión sobre el mal menor que planteó el Premio Nobel, o la dicotomía en la cual enmarcó Keiko su campaña: capitalismo (ella) versus comunismo (Castillo), el analista Lucien Chauvin cree que la discusión de fondo estará en torno a la Constitución y al modelo económico que emana de esta.

La Carta Magna peruana vigente data de 1993 y fue aprobada en el contexto de lo que se catalogó como el Fujimorazo, el autogolpe de Alberto Fujimori que le llevó a disolver el Congreso y las Altas Cortes, a las que señaló de corrupción.

"Castillo quiere una Constituyente para cambiar la Constitución, mientras que Fujimori la llama la Constitución de la prosperidad", recalca Chauvin desde Lima al ser consultado por DIARIO DE CUBA.

De trasfondo, está el modelo económico, ya que esa Constitución de 1993 es la guía para la propuesta liberal que se ha ejecutado en las últimas tres décadas.

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2 comentarios

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Profile picture for user Weston

No soy un visionario político; pero el socialista va a ganar. Latinoamérica casi siempre tiende a la izquierda, Por eso está en bancarrota.

Si los peruanos fallan y eligen al comunista van a perder no solo el modo de caminar, pero los cuatro mil tipos de papas que ese país puede cultivar.