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Perú

Las elecciones dejan a Perú en un péndulo político tras la primera vuelta

El libre mercado consituirá una discusión crucial en la segunda vuelta electoral.

Madrid
Pedro Castillo, uno de los dos candidatos en segunda vuelta electoral en Perú.
Pedro Castillo, uno de los dos candidatos en segunda vuelta electoral en Perú. El Comercio

Las elecciones en Perú, con la primera vuelta celebrada este domingo 11 de abril, dejaron al país en un péndulo político. La polarización en torno al modelo económico peruano será el centro de la campaña de cara a la segunda vuelta, en donde ya tiene un boleto seguro el maestro y sindicalista Pedro Castillo, quien tiene un claro mensaje de izquierda en contra del libre mercado.

Tal como se pronosticaba, un grupo de seis candidatos presidenciales se repartieron la mayor cantidad de votos, con lo cual debe irse a una segunda vuelta, ya que ninguno alcanzó el 50% de preferencias en estas elecciones presidenciales y legislativas. La segunda vuelta se celebrará el 6 de junio y el nuevo Gobierno deberá asumir el 28 de julio.

La gran sorpresa de la jornada electoral fue que Pedro Castillo, quien hace cuatro semanas no figuraba de forma preferente en los sondeos, haya alcanzado un 16% de los votos, con lo cual aseguró su pase al balotaje.

El segundo cupo para este balotaje lo disputaban, este lunes, de forma cerrada la congresista Keiko Fujimori, sobre quien pesan diversas acusaciones de corrupción, y el economista Hernando de Soto, quien fue colaborador en el manejo de la economía durante el Gobierno de Alberto Fujimori, padre de la otra candidata y actualmente en prisión, con varios procesos por violaciones a los derechos humanos durante su polémica gestión (1990-2000).

Sea Keiko Fujimori o sea de Soto quien vaya a la segunda vuelta, una cosa estará clara: cualquiera de ellos defenderá de forma abierta el modelo económico de libre mercado que fue justamente herencia del Gobierno de Alberto Fujimori.

En las antípodas está Castillo, quien subió de forma inesperada en la recta final de la campaña con un claro mensaje en contra del libre mercado y con posiciones nacionalistas y de izquierda. Castillo se dio a conocer nacionalmente en Perú en 2017, cuando encabezó una huelga de varios meses de los educadores, quienes exigían mejores condiciones salariales.

Hasta 2019, Perú tuvo 21 años consecutivos de crecimiento económico. Sin embargo, la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia de Covid-19 dejó al desnudo la falta de infraestructura sanitaria y las enormes desigualdades sociales, comenta desde Lima el profesor Luis Olivera, de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Olivera precisa que si bien las encuestas previas hablaron de un empate técnico entre prácticamente seis candidatos, con preferencias entre 9% y 12%, también es cierto que una tercera parte de los votantes decían estar indecisos, incluso a pocos días de las elecciones.

El escrutinio de votos, que aún estaba en marcha este lunes, dejaba en claro que Castillo tendrá en torno al 16% de los votos, lo cual es la principal novedad política en Perú, mientras que Fujimori y de Soto aparecían prácticamente empatados con 11,9%.

"Tuvimos un circo político en esta campaña, ha sido un circo literalmente. No hubo presentación de propuestas sobre cómo hacer frente a los problemas nacionales. Sí tuvimos un conjunto de ataques, de etiquetas de unos contra otros, y hasta el uso de las fake news como estrategia electoral", asevera Olivera.

A juicio de este analista, el "notable desinterés" de la ciudadanía posiblemente marque también la campaña de cara al balotaje, mientras que la sociedad está enfocada en hacer frente a los efectos de la pandemia, con toda la debilidad sanitaria que existe en el país, y tratar de recomponer las finanzas personales y/o familiares dado el fuerte impacto del coronavirus en la economía peruana.

Para Olivera este proceso electoral dejó al desnudo "una enorme crisis y pobreza del sistema político", sin que haya señales de que los políticos y sus partidos estén tomando nota de la gravedad de esta crisis.

Olivera sostiene que la sociedad peruana está polarizada, con posiciones extremas, entre quienes atacan y quienes defienden el libre mercado. Teniendo a Castillo como candidato seguro y a Fujimori o de Soto como contendor para el balotaje, seguramente esta polarización terminará crispando la campaña electoral.

La irrupción de Castillo, por otra parte, es vista por analistas como una respuesta del Perú profundo ante el hartazgo y decepción que genera la clase política, radicada en Lima. Castillo es un outsider antisistema, como en su momento lo fue Fujimori cuando llegó a la presidencia en 1990.

Otra arista del complejo panorama político e institucional, en Perú, estará en la composición del nuevo Parlamento. Este 11 de abril también fueron electos congresistas y no se consolidó una mayoría sólida. Un sexteto de partidos y movimientos, con posiciones antagónicas, al menos en el papel, quedaron cada uno con una representación en torno al 10%, mientras que el resto de bancadas se distribuyen en otros grupos de menor peso.

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