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gastronomía

¿Sin carne de cerdo?, usa picadillo de pollo: cocina cubana en Facebook en tiempos de escasez

Yuliet Colón intenta ponerle 'fácil' a los cubanos el tema de la comida en la Isla con 'inventos' que recurren a los pocos ingredientes que hay.

La Habana
Ingredientes conseguidos por Yuliet Colón para hacer su 'pisto manchego a lo cubano'.
Ingredientes conseguidos por Yuliet Colón para hacer su 'pisto manchego a lo cubano'.

Si usted no tiene papa, use malanga. ¿Pocos ingredientes? No hay problema: con la ayuda de Yuliet Colón no tardará en preparar un postre con mayonesa para aprovechar los huevos, sustituir la carne de cerdo por picadillo de pollo y si el frijol se esfuma de las tarimas, tendrá la opción de cocinar moros y cristianos con maní...

Con más ingenio que recursos, Colón le hace frente a la escasez agudizada por la pandemia del nuevo coronavirus en Cuba publicando en Facebook sus creaciones culinarias, una ayuda para que muchos compatriotas resuelvan su día a día en medio de desabastecimiento y creciente carestía, centro de las quejas en la Isla.

"Me encanta Master Chef España, ¿pero de dónde saco yo nitrógeno líquido en este país?", bromeó con The Associated Press esta ama de casa de 39 años que es madre de dos hijos y una de las fundadoras de la página de Facebook Recetas desde el Corazón.

Largas colas, mercado negro, sobreprecios y crispación en la población se hicieron notables desde el año pasado. A su vez 2021 abrió con la puesta en marcha de una política de "ordenamiento" de precios, de salarios y la unificación de la dualidad monetaria con la desaparición del peso convertible (CUC) y la persistencia del peso cubano (CUP).

A finales de la semana pasada, Colón hizo una visita a un agromercado cercano a su casa, compró los vegetales que encontró y se inventó algo que llamó "pisto manchego a lo cubano" e incluye cebolla, pimientos, tomate, berenjena y pepino. Aunque hizo una cola de 40 minutos, es poco si se le compara con las cuatro horas que algunas personas reportan para adquirir mercancía de supermercados como latas, legumbres o aceite y carne.

En estos días, los productos básicos de los hogares cubanos van y vienen sin previo aviso. Cuando aparece la pasta de dientes, desaparece el desodorante y al volver este se evapora el jabón y el papel sanitario. Ocurre igual con el arroz, los frijoles, la leche en polvo, el queso, las cebollas, el tomate o el ajo. Las frutas llevan semanas sin dar color.

Colón encontró una solución que conjuga el ingenio con el uso de internet en la Isla y se convirtió en colaboradora de Recetas desde el Corazón con tips, ideas y trucos para salir adelante con lo que hay en la semana o lo que se le entregó a la población mediante la libreta de racionamiento.

Recetas desde el Corazón arrancó a finales junio y Colón hizo su primera publicación a comienzos de julio. Desde entonces, con sus respectivas fotos e instrucciones sencillas, se agregaron otros colaboradores —sobre todo mujeres— con diversidad de propuestas como formas de preparar el pollo -—en una temporada en que solo se conseguía esa carne— o un queso artesanal ante la ausencia de éste en los comercios. El portal tiene más de 12.000 miembros.

"Hay mucho desabastecimiento", lamentó Colón, instalada en la pequeña cocina de su casa mientras preparaba su "pisto manchego", picaba los vegetales e iba fotografiando el proceso antes de subir las imágenes a la página.

La albahaca y el orégano frescos los sacó de un pequeño cantero que cultiva un familiar en las afueras de su casa. "Lo que más me gusta es hacer postres, pero ahora cuesta conseguir huevos, leche o la harina", admitió la cocinera.

Aunque la escasez de mercancías, alimentos e insumos es constante en la Isla, el caso extremo se produjo cuando la caída de la Unión Soviética ocasionó un decrecimiento del 35% del Producto Interno Bruto de Cuba entre 1990 y 1993. En aquella época, se hizo legendario el bistec de toronja o lo que los cubanos llamaban las croquetas de "ave...rigüe".

Muchos comparan esta nueva y difícil etapa con aquel "Periodo Especial".

"La crisis de los 90 y la agudización de la situación actual en Cuba tienen como factor común estar enmarcadas en un escenario de agudización de crisis externa", dijo a The Associated Press la académica María Isabel Alfonso, especialista en asuntos culturales y profesora de literatura cubana de St. Joseph’s College en Nueva York.

Además, en ambas ocasiones se produjo un incremento de las sanciones de Estados Unidos para presionar un cambio de modelo político en la Isla, como las impulsadas el año pasado por Trump con limitaciones de vuelos o del envío de remesas, añadió Alfonso, también fundadora de Cuban Americans for Engagement, una organización no gubernamental que busca fomentar un acercamiento EEUU-Cuba.

Sin embargo, a diferencia de los 90 y desde hace apenas dos años, los cubanos tienen internet.

Gracias a la red, desde el extranjero proliferan los servicios para gestionar entrega de comida o mercancías a domicilio y el Gobierno promueve el pago de las cuentas de teléfono desde el exterior, mientras que al interior plataformas como WhatsApp o Twitter facilitan el trueque de alimentos o la ubicación de tiendas donde los haya.

"La comida es parte del orgullo cultural de cualquier nación y Cuba está lejos de ser una excepción, a pesar de las necesidades y la escasez que ha golpeado a la Isla por décadas", dijo Alfonso.

Incluso las redes sociales comenzaron a ocupar un lugar para increpar a las autoridades, como un caso reciente de las "croquetas explosivas" elaboradas en fábricas del Estado. Las autoridades se vieron obligadas a dar una respuesta luego de recibir decenas de quejas por Twitter y justificar el fenómeno a través de los medios oficiales de prensa.

En el caso de Colón, internet se convirtió en un instrumento del que ya no podría prescindir. Con él se comunica con su madre en Estados Unidos, donde reside, y es ella quien le recarga en línea el servicio de datos.

Colón suele agregar en sus entradas divertidas anécdotas generacionales narradas con giros idiomáticos locales, contar incidencias familiares cotidianas o hacer pequeñas bromas para ponerle buena cara a las dificultades.

"La cocina es mi lugar feliz, donde estoy más tranquila y me siento mejor", dijo.

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