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Opinión

Línea(miento)

La prensa oficial de Cuba acaba de publicar parte de los temas que serán discutidos en el VIII Congreso del PCC.

Miami
Un cajón de bateo de béisbol.
Un cajón de bateo de béisbol. Jack Watson Sports.

Se acerca el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), y entre tanta alharaca por una canción que ha movido las bases ideológicas del régimen —no, señor escribano, no es algarabía mediática— se anuncian los temas que tratará una elite ideológica que se erige en guía de todo un pueblo. Elite que, fracaso tras fracaso, y después de 60 años de poder omnímodo, anuncia que ahora van a desarrollar el país y mejorar la miserable vida de millones de personas bajo su mando.

La palabra comunista bastaría para asustar a cualquiera bien informado. No hay un solo pueblo, desde que el sistema nació chorreando sangre a principios del siglo XX, que no haya sufrido migraciones masivas, conculcación de sus derechos humanos fundamentales, la miseria y la anulación del individuo diluido en una masa confundida, desinformada. El comunismo, como sus primos hermanos totalitarios —nazismo, falangismo y fascismo— debería ser condenado en los términos más duros en todos los foros internacionales.

Su suerte para escapar a la repulsa universal ha sido la increíble capacidad para mentir, enredar a otros en sus transgresiones, culpar a terceros —no sin responsabilidades— de sus crímenes. Es la farsa y la apariencia de honestidad lo que logra, junto a los problemas no resueltos reales de las sociedades democráticas, que con piel de oveja acusen a otros de ser lobos. Muchos han comprado esas sogas para sus pescuezos y, cuando se abre a sus pies el cadalso, es tarde para arrepentirse. Solo una persona presa del delirio y la desinformación absoluta se sentiría orgulloso de decirse comunista hoy día.

Acostumbrados a ser creídos, el órgano oficial del PCC —única fuente de (des)información— acaba de publicar parte de los temas que serán discutidos en el evento comunista. Los llamados Lineamientos están en la agenda. Hablamos de lo que se supone será la política económica, y por tanto la repercusión social y política para los próximos cuatro o cinco años. No toca a este escribidor discernir sobre un tema, el económico, que no domina. Pero no puede evadir la evidencia del desastre, y la mentira que se oculta detrás de todo.

Aprobados en dos congresos anteriores, en el anterior se definieron al menos 274 de los cuales no se habían cumplido ni la mitad. Casi diez años después de darle el apelativo de "línea-miento", ahora la comisión preparatoria indica que se "modificaran" —¿eufemismo o macarronismo?— nada menos que 165, o sea, el 60%. La cosa no para ahí. Serán eliminados 92 de ellos por el "nivel de implementación alcanzado" —33%—, y se mantendrán 17 de los anteriores, más 18 nuevos. El vaso "medio lleno" es de 200 línea-mientos, pero en realidad, después de esta confusa matemática de concurso televisivo, quedan solo 35 intactos.

Siendo muy optimistas, quizás los jerarcas hayan comprendido que van cuesta abajo, y es imposible una economía en la cual el precio de la cebolla y el ajo se decide detrás de un escritorio. Puede que al fin oigan a los miles de economistas buenos, brillantes, que por ser "tecnócratas", han tenido que vivir fuera de Cuba, o en un inxilio que es el peor de todos, pues padecen las carencias materiales y del reconocimiento social que merecen. Ojalá los jerarcas que desordenan la economía hace seis décadas hayan comprendido que dejan a sus nietos un país en ruinas por puro egoísmo e incapacidad y que ninguna herencia sobreviviría a una explosión social.

Puede ser que todo eso este sucediendo, y la triste experiencia del "proceso de rectificación y errores cometidos" al fin termine, y de paso a una verdadera institucionalidad de una república moderna, democrática, realmente próspera, no como la que pintan el órgano oficial del PCC y el noticiero de televisión.

Para lograr eso el régimen debe empezar por asumir la verdad y la realidad del mundo como una premisa. No seguirle mintiendo a la gente. No persistir en cambiar la historia pasada y presente, y cargarle toda la responsabilidad del fracaso totalitario al enemigo del cual salen los recursos para su subsistencia.

Publicar, por ejemplo, que ni los amigos chinos ni los rusos están contentos con los impagos, la falta de seriedad, el estilo Tres Patines de hacer negocios. Es muy probable que en las reuniones "preparatorias" reales, aquellas que solo competen a un reducidísimo grupo de mandantes, estas cosas sí hayan sido discutidas.

¿Cómo se comprende mejor, con esta línea-miento, o miento con esta línea? Nunca he sabido por qué los cubanos decimos "dar línea" a la mentira. Tal vez viene del béisbol, que ha penetrado nuestro lenguaje de manera enriquecedora y cuasi filosófica. El régimen lleva más de medio siglo dándole "líneas" al pueblo cubano. Es hora de asumir que el ponche también existe en la pelota. Poncharse no es una desgracia. Es parte del juego. Una experiencia como otra cualquiera. Y saben que están ponchados hace rato. Aun así, contra toda regla, árbitro, y la mayoría de los espectadores, no quieren dejar el cajón de bateo. Por eso ya casi nadie quiere jugar con ellos.

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2 comentarios

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Recomiendo que nadie se haga ilusiones con este 8vo. Congreso del PCC. Este régimen criminal NO va a cambiar en nada , salvo que le brindará al esclavo pueblo más represión , hambre , aplastamiento de las poquísimas y super controladas libertades ciudadana y más miseria colectiva.