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Derechos Humanos

No basta con firmar y ratificar convenciones, el Gobierno cubano debe implementarlas en sus legislaciones

La presidenta de la CIDH participa junto a artistas y activistas cubanos en un evento sobre la discriminación en Cuba.

Madrid
De izquierda a derecha: Luis Manuel Otero Alcántara, Aimara Peña, Margarette May Macaulay, Elena Larrinaga y Juan Antonio Madrazo Luna
De izquierda a derecha: Luis Manuel Otero Alcántara, Aimara Peña, Margarette May Macaulay, Elena Larrinaga y Juan Antonio Madrazo Luna Diario de Cuba

El racismo, la falta de oportunidades para quienes viven en barrios marginales, la creciente pobreza de la mujer campesina y la indefensión de los activistas y disidentes cubanos ante la ley fueron abordados en el evento "Discriminación en Cuba: La realidad desde sus artistas y activistas", el 1 de marzo, Día de la Cero Discriminación.

Convocado por Monitor Legislativo Cubano (MLC) y el Movimiento San Isidro, el encuentro contó con la participación especial de la presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Margarette May Macaulay, quien es además relatora sobre los Derechos de las Mujeres, sobre los Derechos de las Personas Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial.

Intervinieron también Juan Antonio Madrazo Luna, Coordinador del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR); Aimara Peña, directora de la organización Somos Nueva Cuba, y Madelyn Rodríguez, de la Consejería Jurídica de Cuba. Elena Larrinaga, Presidenta de la Red Femenina de Cuba y del Observatorio Cubano sobre Derechos Humanos (OCDH) fue la moderadora del evento.

La presidenta de la CIDH, quien ha visitado Cuba en varias ocasiones y ha sido testigo del racismo en el sector turístico, abordó el tema de la discriminación racial y la importancia de que los Estados se comprometan con la protección de los derechos de las minorías y grupos más vulnerables, a través de la firma y ratificación de instrumentos internacionales.

DIARIO DE CUBA llamó la atención sobre el hecho de que el cubano fue de los primeros Estados en firmar y ratificar la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Sin embargo, persisten las denuncias de discriminación racial y de violencia contra la mujer en Cuba, y el Estado parece más enfocado en silenciar a las voces que denuncian estos males que en eliminarlos de la sociedad.

La Presidenta de la CIDH explicó que el Estado cubano no es la excepción. "Muchos Estados firman y ratifican tratados internacionales, pero luego las leyes de los países no reflejan esos compromisos. No basta con firmar y ratificar convenciones, los gobiernos deben implementarlas en sus legislaciones", destacó.

A través de mensajes, el público agradeció a la presidenta de la CIDH `por su intervención y por las medidas cautelares que la Comisión ha emitido a favor de activistas, opositores y periodistas independientes cubanos.

Aunque la educación es gratis, hay que pagar

En una ponencia titulada "Desde la trinchera de la piel", Juan Antonio Madrazo recordó que hace 60 años, el Gobierno revolucionario dio por erradicado el racismo de la Isla. "Desde entonces, las voces que han revelado la persistencia de la discriminación racial han sido silenciadas en nombre de la unidad nacional". 

El activista señaló que el Gobierno invisibiliza el tema hacia el interior de la sociedad y criminaliza a quienes intentan denunciarlo y combatirlo, mientras critica el racismo existente en los Estados Unidos. 

El público mostró interés por conocer estadísticas sobre el porciento de negros y mestizos dentro de la población penal cubana, a lo que Madrazo Luna respondió que se desconocen porque el Gobierno cubano las guarda "como si fueran secreto de Estado". 

Luís Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro, no pudo participar de manera directa por falta de acceso a Internet, pero había grabado previamente su intervención en un vídeo que fue transmitido durante el evento. 

Al abordar el acceso a la educación, principalmente a academias de arte, el artista explicó que, aunque en Cuba la educación es gratis, "hay que pagar maestros particulares que preparan a los niños para que entren en estas escuelas". Otero Alcántara señaló que las personas que tienen un poder adquisitivo alto son las que reciben remesas o trabajan en el turismo o tienen negocios particulares la mayoría no son personas negras.

Las mujeres son las más empobrecidas dentro del campesinado cubano

Aimara Peña describió las dificultades que enfrenta el campesinado cubano, impedido de producir y vender libremente. Dentro de este sector, son las mujeres las más perjudicadas. La Tarea Ordenamiento, con la unificación de la moneda y el encarecimiento de la vida que ha implicado, profundiza el empobrecimiento de las mujeres campesinas en Cuba.

Al estar atadas al cuidado de varios hijos, la mayoría no puede desempeñar un empleo remunerado. La falta de anticonceptivos y la lejanía de los hospitales, donde podrían interrumpir un embarazo no deseado, son algunas de las razones que ofrece Peña para que muchas mujeres rurales tengan tantos hijos.

"Muchas abandonan los estudios a temprana edad por la lejanía de las escuelas y la falta de transporte", explica. La total dependencia económica de estas mujeres con respecto a sus maridos suscitó la preocupación de la Red Femenina de Cuba sobre los índices de violencia de género que podrían sufrir.

Como en el caso de la población penal negra, no existen estadísticas sobre la violencia de género que sufren las mujeres campesinas ni las mujeres rurales en general. Uno de los reclamos de las plataformas femeninas cubanas al Estado es que transparente estas cifras. 

La licenciada Madelyn Rodríguez, por su parte, describió la indefensión legal en la que quedan los activistas y disidentes cuando sus derechos son vulnerados, pues muchas veces deben formular la denuncia precisamente ante quienes violan sus derechos. 

La moderadora Elena Larrinaga comparó el Gobierno cubano con un marido maltratador al que sus vecinos consideran una buena persona hasta que empiezan a escuchar las quejas de la esposa y al principio les cuesta creerlas. Por eso, consideró importante que la sociedad civil cubana continúe denunciando la discriminación y las violaciones de derechos humanos en Cuba.

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