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Emigración

Repelente de insectos, paquetes de sopa, barras de guayaba y coyotes: emigrantes cubanos cruzando la Selva del Darién

DIARIO DE CUBA acompaña a una familia desde los preparativos hasta la llamada 'Ruta de la Muerte', en la frontera colombo-panameña.

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La familia de Carlos Alberto Guevara y otros cubanos preparándose para iniciar la 'Ruta de la Muerte'.
La familia de Carlos Alberto Guevara y otros cubanos preparándose para iniciar la 'Ruta de la Muerte'. Diario de Cuba

Los coyotes (traficantes de personas) dividieron a unos 619 emigrantes —entre ellos alrededor de 400 cubanos— en grupos de 50, 100 y 150 personas. A cada uno le asignaron dos guías. Y entonces sí comenzó la "Ruta de la Muerte", como se conoce al peligroso paso entre Colombia y Panamá en la Selva del Darién.

Esos 619 fueron los primeros que abandonaban Necoclí, Colombia, después de que las paramilitares Autodefensas Gaitanistas ordenaran a las autoridades locales y a los transportistas garantizar la salida de la zona de 1.800 emigrantes irregulares. Muchos llevaban varados varios meses debido al "cierre" de comunidades por la pandemia de Covid-19.

En dos días (4 y 5 de febrero), 17 embarcaciones transportaron a las 1.800 personas hasta Capurganá, para que desde ese pueblo de pescadores iniciaran el camino hacia la frontera con Panamá.

Condones y compresas femeninas

DIARIO DE CUBA acompañó a una familia de emigrantes cubanos desde sus preparativos en Necoclí hasta el tercer campamento en la selva, a escasos 500 metros del paso ilegal conocido como el "Muro Tres", una estructura de cemento que marca la frontera con Panamá.

Aconsejada por un conocedor de la selva, la familia de Carlos Alberto Guevara compró paquetes de sopa deshidratada, sardinas en lata, café, panela, arroz, sal, leche en polvo y barras de guayaba. También, suero oral en papeletas, antidiarreicos, repelente de insectos, acetaminofén (analgésico) y artículos como botas de caucho y medias de futbolista.

A Guevara, su esposa y su hijo les llamaron la atención dos indicaciones: comprar preservativos y compresas femeninas. Entre los principales enemigos en la selva está el alto nivel de humedad por las frecuentes lluvias. El conocedor de la zona explicó a la familia que los condones sirven para proteger los teléfonos y, las compresas femeninas, colocadas dentro de las botas absorben la humedad y evitan las ampollas y el agrietamiento de las plantas de los pies.

Buena parte de los emigrantes enfrentan la selva llena de insectos y de peligros sin el equipamiento mínimo. Algunos, incluso en short y chancletas.

Las compras costaron a la familia de Guevara 280 dólares de los 400 con los que contaba para hacer la travesía. Los 120 dólares restantes no les alcanzaban ni para comprar los tiques de la embarcación que debía llevarlos de Necoclí a Capurganá. La ayuda llegó de otro emigrante.

"Un haitiano con quien compartimos hambre, necesidades y frustraciones los dos meses que estuvimos en Necoclí nos dio los 75 dólares que nos faltaban", dijo Guevara.

Desde Capurganá los emigrantes fueron trasladados en motocarros hasta el pie de una montaña. En la cima de esta se cambiaron de ropa, se hidrataron y algunos comieron. Guevara decidió racionar los alimentos: "Lo poco que tenemos lo vamos a dividir. Serán dos comidas por día, y las barras de guayaba y la panela son para cuando estemos a punto de desfallecer. Son entre cinco y ocho días que estaremos en la selva".

Cerca, Ailén Campo Ariza trataba de tranquilizar a su esposo, que sufre esquizofrenia y no tiene medicamentos desde hace meses: "Tomaremos la selva, será duro, pero espero fortaleza de ti", le dijo. "En Estados Unidos tendrás tratamiento y volverás a ser el hombre que eras".

En Necoclí, Campo Ariza había confesado a DIARIO DE CUBA su temor de que su esposo sufriera un episodio en medio de la selva y saliera corriendo.

La "compañía experta" en la Ruta de la Muerte

El resto del camino, por la llamada Ruta de la Muerte, sería guiado por unos 16 coyotes que se mueven por la zona. El jefe de estos "guías" ordenó la marcha.

"Existen tres rutas para llevarlos hasta la frontera con Panamá", dijo. "Cada grupo tendrá dos guías; uno irá de puntero y otro en la retaguardia, por si alguien se queda rezagado, ayudarlo. Respondemos por su seguridad en lado colombiano".

Garantizar la salida organizada de territorio colombiano fue una de las órdenes de los paramilitares.

Los robos, violaciones y estafas son los mayores temores de los emigrantes. El jefe de los guías aseguró que, del lado colombiano, todo estaba "coordinado".

"Es obligación de los guías grabar un video donde se evidencie que llegaron bien al punto pactado. Del lado panameño las cosas sí están feas. Por eso les recomiendo que anden en grupos grandes. No se internen en Panamá en grupos de menos de 50. Lo ideal son grupos de 80 o 100", instruyó a los emigrantes.

Orientó aligerar los morrales, llevar solo lo necesario; que los niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y bebés de brazo fueran en el medio. El resto debería ir al paso de esas personas más vulnerables.

Las tarifas de los coyotes dependían del tramo y el tiempo durante el cual iban a guiar a los emigrantes: Un día, hasta el primer muro que marca la frontera entre Colombia y Panamá, 50 dólares; desde ahí, el emigrante debía continuar andando entre seis y ocho días para llegar hasta el primer poblado panameño. Dos días de acompañamiento hasta el segundo muro, 100 dólares; el emigrante quedaba a entre cuatro o cinco días de Canaán Membrillo. Tres días con el coyote, 150 dólares, y los viajeros aún debían caminar tres días hasta el poblado panameño.

"Aunque en Necoclí nos mintieron al decir que acá estaba organizado un paso humanitario y que no tendríamos que pagar nada por cruzar a Panamá, no me parece caro 50 dólares por tener seguridad y estar acompañados de conocedores de la selva. Una vida o extraviarse en el Darién valen más que esos dólares", dijo el cubano Lázaro Mario Fundichely quien iba con su esposa.

Pero ninguna de las tarifas para la temida Ruta de la Muerte estaba al alcance de la familia de Carlos Alberto Guevara, su esposa y su hijo, ni de otros cinco cubanos que los acompañaban.

"Nos vamos solos, Dios nos mandará una solución", dijo resignado Guevara. El líder de los coyotes decidió incluirlos en uno de los grupos. "Esté tranquilo, solos no se van", le dijo y, sin cobrar, los puso en el centro, ya que entre ellos había varios niños.

Junto a los "guías" iban "cargueros", la mayoría de ellos adolescentes que por 20 dólares llevan morrales y cargan niños.

"Yo era maletero de turistas, pero la pandemia acabó con todo", dijo a DIARIO DE CUBA Caliche, un muchacho de 13 años que aparenta 17 por la dura vida que ha llevado. "Mi abuela les vendía dulces tradicionales a los turistas, al faltar estos, el año pasado aguantamos hambre; yo me vi en la obligación de meterme en esto", añadió. "Solo quedan tres caminos: raspachín (recolector de hoja de coca), paramilitar o coyote. En eso terminamos casi todos".

Ante el ingreso masivo de emigrantes irregulares, el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá intensificó sus operativos en la frontera con Colombia, lo que llevó a que un grupo de al menos 100 emigrantes quedar varados a pocos metros de suelo panameño, entre ellos había al menos cuatro cubanos.

En el momento de redactar este reportaje otros 120 emigrantes irregulares habían llegado a Necoclí. Una funcionaria de la alcaldía dijo a DIARIO DE CUBA que en camino estaban otros 1.000.

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5 comentarios

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Y sorprendentemente,sin una explicación científica,regresan al año y un día de donde escaparon.

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El sueño americano se acabó, aunque no “salió” por periódico, que lo publiquen en Gramma.

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El sueño americano es solo eso, un sueño, la pesadilla que están pasando no vale la pena, el Presidente erecto por Fraude no los va a recibir, apaguen el tabaco y coman dulce de guayaba.

Aquí en USA con los decretos de Bidel ha aumentado el desempleo,no se como esos van a ser permitidos ingresar en USA si hay miles esperando en México por la entrevista con la inmigración americana.No hablemos del pago a las maras centroamericanas y a los carteles mexicanos tan pronto lleguen a este pais.Tambien sufrirán asaltos,violaciones y maltrato en los países que atraviesen.Veo menores,un esquizofrenico sin medicación lo cual le puede desencadenar una crisis, en fin más problemas.Que Dios los proteja en su viaje,pero no se hagan ilusiones,vienen para USA cuyas puertas están cerradas a los cubanos por la misma administración que de un plumazo de Obama suspendió las posibilidades de asilo tan pronto pisen suelo USA,serán encarcelados indefinidamente y posiblemente deportados a la isla.Creo que la administración de Biden esta estudiando pagar un dinero al régimen por cada cubano deportado,así que tienen pasaje a la isla en avión garantizado.

Que lastima inventar cosas para crear sufrimiento y confusion. Eso no agrada a Dios.