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Sociedad

Una capellanía evangélica cubana atiende a personas sin hogar en medio del 'ordenamiento'

La Liga Evangélica de Cuba asiste materialmente y celebra cultos para esas personas en La Habana.

La Habana
Terminal en la que la Liga Evangélica de Cuba atiende a personas sin hogar.
Terminal en la que la Liga Evangélica de Cuba atiende a personas sin hogar.

La Capellanía de la Liga Evangélica de Cuba (LEC) mantendrá la asistencia a personas sin hogar en el municipio Marianao, La Habana, durante este año, afirmó Orlando Rodríguez, subadministrador de esa entidad.

Los servicios de asistencia espiritual y material se ofrecerán cada sábado en horario nocturno en el salón principal de la Terminal Lido, tras una interrupción de varios meses por la pandemia del Covid-19 y las restricciones de movilidad y reunión asociadas.

La LEC, una de las denominaciones protestantes más extendidas por la Isla, asiste materialmente y celebra cultos para los menesterosos que deseen asistir, y gestionó la posibilidad de que un grupo de deambulantes pudieran pernoctar en un salón de la Terminal Lido.

Beneficiarios del programa, facilitadores y voluntarios de la Capellanía manifestaron su satisfacción porque el servicio fuera reanudado. La experiencia comenzó en 2017 y en 2019, con la ampliación del equipo de trabajo, creció la capacidad de acompañamiento a este sector vulnerable.

En agosto de 2019 la prensa oficial reconoció la existencia de personas sin techo en el país.

La web Cubadebate entrevistó al jefe del Departamento de Salud Mental de Centro Habana, Alejandro García, quien lleva más de 16 años trabajando con personas que viven en la calle, y aseguró que la mayoría de los deambulantes cubanos está en edad productiva y que "dentro de las causas más frecuentes para caer en esa conducta está el alcoholismo".

"La mayoría son personas que perdieron sus casas, sus familias, sus trabajos, terminan viviendo en la calle sin compromiso ni sentido de pertenencia a ningún lugar", dijo García.

Para el experto, una de las grandes dificultades para ayudarles está en que "se resisten a institucionalizarse, a establecer una vida social clásica, o sea, vivir en familia, aceptar las normas sociales y ahí entra un conflicto legal, ético y social, porque no se puede obligar a una persona a estar en su casa".

En medio de la llamada Tarea Ordenamiento, que conlleva medidas como la unificación monetaria y el aumento de los precios de la canasta básica, el trabajo desde instituciones de la sociedad civil como la Iglesia se perfila fundamental para asistir a los más vulnerables.

Si bien el Estado cubano no publica cifras de pobreza y extrema pobreza en la Isla, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social dio a conocer recientemente que más de 76.800 cubanos están adscritos al Sistema de Atención a la Familia, que atiende a personas cuyos ingresos no permiten acceder a alimentos suficientes.

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