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Brasil

Bolsonaro avanza en su política para facilitar a los brasileños el acceso a armas de fuego

El porte de armas para los civiles fue una promesa de campaña del presidente brasileño.

Madrid
Jair Bolsonaro en una práctica de tiro durante una visita a Israel.
Jair Bolsonaro en una práctica de tiro durante una visita a Israel. el país

Jair Bolsonaro no solo se muestra acorde con su posición personal, que entiende como un derecho el porte de armas de fuego por parte de civiles, sino que también ha avanzado en lo que fue una de sus promesas electorales: facilitar el acceso al armamento como parte de su política de seguridad ciudadana.

El 11 de enero, desde Brasilia, Bolsonaro confirmó que en breve anunciará lo que se esperan sean nuevos decretos presidenciales, una vía expedita para evitar llevar estas decisiones al Congreso, en donde no tiene una mayoría propia. Según el mandatario, en Brasil "el ciudadano de bien ha estado durante mucho tiempo desarmado".

"El porte de armas en manos de civiles fue una promesa de campaña de Bolsonaro y desde la Presidencia ha ido avanzando en varias reformas", confirma a DIARIO DE CUBA Andrei Serbin Pont, estudioso de temas de seguridad, defensa y armamento, radicado en Buenos Aires.

Antes de que Bolsonaro llegara al poder, el 1 de enero de 2019, "Brasil había sido uno de los países más restrictivo para la tenencia civil de armas de fuego. Era tan restrictivo incluso que ponía trabas para la práctica deportiva del tiro", asevera Serbin Pont, director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES).

De acuerdo con Bolsonaro, en este 2021 se aprobarán, en breve, "dos o tres decretos" en línea de lo que ha sido una política de su gobierno.

En diciembre de 2019, Bolsonaro promulgó un decreto para facilitar la compra, el registro y la tenencia de hasta cuatro armas de fuego. En abril de 2020, el mandatario revocó tres ordenanzas sobre rastreo, identificación y marcado de armas y municiones; y en diciembre pasado eliminó las tasas impositivas para la importación de revólveres y pistolas.

Serbin Pont sostiene que se esté o no acuerdo con el porte de armas por parte de civiles, en el caso de Brasil las decisiones paulatinas que ha tomado Bolsonaro han ayudado a desmontar un esquema en el cual la decisión final estaba en manos de un funcionario.

"En Brasil se tenían procesos que, en primer lugar, eran muy burocráticos, resultaban muy caros y en tercer lugar la determinación sobre los casos quedaba en la decisión arbitraria de un burócrata", asegura el experto.

"Más allá de si se está de acuerdo o no con la posesión de armas de fuego, en todo caso deben ser procesos transparentes (…) tiene que haber parámetros claros", sostiene Serbin Pont.

La presidencia de Bolsonaro ha abierto un boom de las armas en Brasil. En 2019 se registraron 50.000 nuevas armas, y en 2020 la cifra prácticamente se triplicó, según indican los registro oficiales.

Es un hecho que "en Brasil viene aumentado la venta de armas desde la llegada de Bolsonaro al poder. El retiro de los impuestos a las armas de fuego importadas abre otra discusión interesante. Habrá o no apoyo a la industria brasileña dedicada a la fabricación de armas", se interroga Serbin Pont.

Aunque Bolsonaro y sus hijos son abiertamente partidarios del porte de armas, no existe consenso en las corrientes políticas que respaldan al presidente para "derrumbar todo el sistema" regulatorio sobre las armas de fuego, ni para llevar esa discusión al Parlamento, por lo que la estrategia ha consistido en decretos que abordan aspectos específicos.

"Son medidas balanceadas. Se va reduciendo burocracia y obstáculos para facilitar que más brasileños puedan acceder a armas de fuego, pero no se libera completamente la tenencia o el acceso", puntualiza Serbin Pont.

Melina Risso, experta en Seguridad Pública del Instituto Igarapé se ha manifestado en contra de las medidas que viene tomando Bolsonaro. Sostiene que diversos estudios demuestran que "si existen más armas en circulación, aumentan los homicidios", con lo cual el hecho de que los ciudadanos estén armados no es sinónimo de reducción de la criminalidad.

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