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Economía

Banco de Fomento Agrícola: ¿fomentos cuando se necesita quimioterapia?

El presupuesto del Estado cubano en 2020 para préstamos agrícolas fue 276 veces menor que el de la banca privada de Cuba en 1957.

La Habana
Operación bancaria en un banco habanero.
Operación bancaria en un banco habanero. ACN

Entre las medidas anunciadas por el Estado cubano para dinamizar la producción agropecuaria está la creación de una estructura, dentro de las oficinas bancarias existentes, llamada Banco de Fomento Agrícola. Esta estructura se financiará íntegramente con el presupuesto del Estado y, según el ministro de Economía, "estará coordinada de conjunto por varias instituciones nacionales para lograr un uso eficiente de los recursos en función de la seguridad del país".

Este "banco" no es una mala idea atendiendo la inexistencia actual de mecanismos para financiar agricultores, pero es una muy mala opción si se compara con las alternativas privadas para este fin, solo impedidas por el Gobierno mismo.

La actividad bancaria es sumamente compleja, por ello los bancos privados son gestionados por directivos sometidos a una ruda selección natural donde solo los bien dotados para la actividad sobreviven. Los ineficientes perecen cuando pierden el dinero ajeno y su prestigio.

La banca estatal, sin embargo, es dirigida por funcionarios cuyos puestos son casi inamovibles. El destino de estos burócratas muchas veces depende más de la posición del sujeto dentro de la estructura de relaciones personales y políticas del funcionariado, que de su eficacia administrativa.

La banca privada se somete a un estricto procedimiento para otorgar préstamos solo a las personas que tienen posibilidades de devolverlos, pues su supervivencia depende de ser exitosa pagando intereses a sus depositantes. Para captar más ahorros deben asegurarse el cobro de los préstamos.

La banca estatal tiene una lógica diferente pues responde a intereses políticos que vician el mecanismo de elegir a quién se le presta, lo cual aumenta exponencialmente las posibilidades de que existan impagos.

Los impagos son eventos dramáticos que no comprenderemos si pensamos en el préstamo como un simple movimiento de dinero y no como lo que realmente es: una asignación —selectiva— de recursos reales —tierra, maquinaria, aperos— que como recursos económicos por definición son escasos —no suficientes para cubrir las necesidades de todo el mundo—, siendo vital administrarlos correctamente.

Así nos percatamos de que si un banco decide prestarle a A, eso significa que eventualmente ya no podrá prestar a B. Esto implica que el banco permite que A compre un tractor o una granja y B no. Por lo tanto, eligiendo a quien se va a financiar —según el historial económico de cada cual y no según motivaciones políticas—, se estará haciendo una asignación correcta o no de bienes de capital, bienes que crean o deben crear riquezas, siendo la devolución del préstamo y los intereses la única prueba de que se asignaron correctamente, y el impago prueba de lo contrario.

Por lo tanto, cuando el mecanismo para elegir a quién financiar no es riguroso, lo que se despilfarra son oportunidades, tractores y granjas.

Las distorsiones no terminan ahí. Siendo el mecanismo de banca con reserva fraccionaria siempre inflacionario, un préstamo erróneo no es solo una mala asignación de recursos escasos; también se estará encareciendo los bienes adquiridos con el préstamo por el aumento de su demanda, con la probabilidad de que agricultores que hasta ese momento eran perfectamente autosustentables financieramente, dejen de serlo. Esto desincentiva las inversiones de esos mismos agricultores que ven caer el poder adquisitivo de sus ahorros.

Mediante la mala asignación de recursos y el efecto inflacionario, la banca estatal tiene más probabilidades que la privada de provocar una disminución de la producción, un empobrecimiento neto de la sociedad.

Alternativas pueden ser las cooperativas financieras, una banca privada nacional o dar entrada a banca extranjera.

Antes del 59 existía el Banco de los Colonos, con casa matriz y siete sucursales, y el aun mayor —20 sucursales— Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC), que aunque estatal, era una "institución autónoma del Estado" y funcionaba bajo estrictos principios de lucro, algo muy diferente a lo de "ser coordinado por varias instituciones nacionales" del Banco de Fomento Agrícola que creará el actual Gobierno.

Una opción intermedia sería canalizar dinero del presupuesto a través de la banca privada, reduciendo el nivel de riesgo para esta, lo que bajaría los tipos de interés, pero manteniendo su andamiaje y mecanismos estrictos para elegir al prestatario.

En 1957 la banca privada tenía prestado en la agricultura no cañera cubana 46 millones de pesos equiparables a dólares, y en la cañera era muchísimo más. Controlando la inflación, ese monto equivaldría a 414 millones de dólares actuales. El presupuesto del Estado cubano en el 2020 para préstamos agrícolas fue de 1,5 millones de pesos, 276 veces menos. ¿Cómo es posible?

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