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Opinión

La Irreal Academia de la Dislengua Cubana

Tan pronto el viajero de Cuba aterriza en Miami, debe aprender a hablar de nuevo.

Miami
Ilustración: la Isla cárcel.
Ilustración: la Isla cárcel. DDC

Tan pronto el viajero de la Isla aterriza en Miami, sin quitarse el empercudido de siglos, sin preguntar dónde se puede probar un camarón o un buen vino, debe aprender a hablar de nuevo. Hay palabras mal dichas y peor interpretadas. Somos, en parte, lo que hablamos. Por eso durante 60 años el régimen ha puesto todo su interés en modificar el significado de las palabras para cambiar la realidad y la historia.

Lo primero que debe asumir el recién llegado es que se ha transformado en gusano —quizás lo era desde Cuba—, pero no es una metáfora kafkiana, sino que se ha convertido en una depreciable, sucia alimaña. Cabría también la palabra ex cubano, neologismo alcanzado tan solo después de volar unos minutos rumbo al Norte, el lugar donde vive más de medio millón de compatriotas y sus descendientes. Miami es una madriguera, una gusanera. El ex cubano y el gusano son la misma persona. Y es parte de una pandilla, no de Chicago ni de Nueva York, sino de la mafia anticubana compuesta, vaya el contrasentido, por otros ex cubanos.

No basta con saberse gusano, mafioso y ex cubano. Hay que tener mucho cuidado con las palabras mercenario y bandido. Mercenarios son en la Irreal Dislengua aquellos jóvenes cubanos que invadieron Playa Girón hace 60 años. A pesar de que la palabra mercenario se le atribuye a un combatiente extranjero al servicio de otro país, y que entre los invasores no había ni un solo norteamericano ni cobraban salario alguno, en la mente de los incubanos ha quedado el paralelismo invasores-mercenarios.

Por cierto, mercenarios son también quienes escriben dentro y fuera de la Isla con ideas contrarias al régimen. Sin conocer cuánto y cómo cobran algunos colaboradores, una sola línea que contradiga a la prensa oficial es contrarrevolucionaria y cae, de inmediato, en la categoría de mercenario, apátrida y platista. Para este último epíteto, platista, bien valdría un análisis lingüístico profundo, porque por birlibirloque se imbrica con anexionista cuando la Enmienda Platt fue aceptada, precisamente, para evitar la completa anexión a los Estados Unidos.

De la misma manera, la palabra bandido está relacionada con la guerra civil en el Escambray y otros lugares de la Isla. En la Academia de la Dislengua cubana quienes combatieron el castrismo —triplicaron en hombres a la guerrilla de la Sierra Maestra— eran bandidos, y la operación contrainsurgente llamada Lucha Contra Bandidos (LCB), adoptó simplemente el muy higiénico nombre de La Limpia. Miles de esos bandidos y sus familias viven hoy en la gusanera de Miami. Y sus cuentos son de horror: en una maniobra que recordaría al tristemente famoso Valeriano Weyler, y para quitarle apoyo a los alzados, los reconcentraron en el extremo de la Isla. Nunca pudieron regresar a sus hogares y fincas, que fueron intervenidos y sus animales confiscados.

La palabra dueño suena muy rara al recién llegado, porque en la Isla nadie es dueño de nada. Todo es del pueblo, aunque nadie sepa dónde vive ni qué come ese señor. En todo caso, los dueños son parecidos a los cuentapropistas. Pero estos últimos viven en un país de techo muy bajo, y nunca se sabe en qué momento caerá sobre sus cabezas. Para los dueños el techo es el cielo. Por eso son capitalistas, palabra perversa en la dislengua, porque en la medida que crezca su negocio hasta los cuentapropistas agusanados, ex cubanos, encontrarán trabajo en la madriguera anticubana.

El recién llegado también debe aprender la palabra desempleado. No es lo mismo que interrupto. Este vocablo dislingüístico recuerda la corriente eléctrica, el coito interrumpido, algo se detiene en el momento de mayor necesidad o placer. El desempleado puede recibir un subsidio por ese Estado. Y tendrá que reinventarse. Tener uno o dos trabajos parciales. Al interrupto le han limitado una parte de su vida, quizás no la fundamental, porque hacía como que trabajaba y la empresa como que pagaba. Razón por la cual el interrupto siempre puede protestar a un sindicato que no lo podrá defender. El desempleado no pierde tiempo con eso.

Podríamos llenar cuartillas con los vocablos del neolenguaje castrista, por demás, simpático sino fuera tan cruel. Para estar a tono con los tiempos que corren, el dólar fue convertido en una moneda cubana sin valor alguno, una suerte de vale, llamado CUC. El habla popular —no el de la Irreal Academia— lo llamó chavito para diferenciarlo del fula. Tenerlo en una época era ir a la cárcel: muy malo, fula, poseerlo. Ahora regresa el dólar con otras monedas, con el apelativo que siempre tuvieron en dislengua, Moneda Libremente Convertible (MLC).

La Irreal Academia cubana no aclara de dónde saldrá la mayoría de la MLC. Pero todos saben que será de donde siempre ha salido: de donde viven los mercenarios, los bandidos, la gusanera mafiosa, los ex cubanos explotados por dueños capitalistas, despiadados, platistas y anexionistas. Y Liborio se pregunta, chico, ¿y no habrá alguien que tenga un poquito de dignidad, de honor, y que renuncie, además de a la moneda de los gusanos, a su número de catedrático en la Academia de la Dislengua?

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7 comentarios

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Profile picture for user Gualterio Díaz

Vamos a dejarnos de cuentos. Ninguno de esos vocablos sirven para nada al cubano que llega a Miami, quien no tiene que reaprender vocablos en español, sino aprenderse bien dos o tres vocablos en inglés: rent, quizás mortgage, pero sobre todo bills y taxes.

Profile picture for user padre Ignacio

Donde de verdad que partieron el bate fue con la libreta de "abastecimiento" cuando en realidad se trata de una cartilla de racionamiento, los ejemplos neolingüísticos del caracoquismo son verdaderamente prolijos, en los años 90 cuando el país cayo en una miseria sin precedentes, le llamaron periodo especial en tiempos de paz. De todas la mas sonada es el "cuentapropismo" este Frankenstein fue creado para evitar la palabra capitalismo, después de haber ensayado la utopia socialista por la friolera de seis décadas. Que choteo.

Profile picture for user Nico

El desempleado en la Cuba castrista ha recibido diferentes nombres eufemísticos a través de los años y en las dstintas etapas represivas, desde el inicial 'supernumerario' (que venía de antes) hasta el divertido 'interrupto' que comenta Almagro, pasando por 'excedente', 'racionalizado', 'disponible', 'pendiente de ubicación' y quizás otros términos más o menos denigrantes que ahora se me escapan. No incluyo en esa lista al 'parametrado', término abusivo utilizado por la burocracia culturosa contra la gente de teatro principalmente, porque constituía un estigma ideológico muy infamante. Decir 'parametrado' era poco menos que decir contrarrevolucionario o gusano, cuando no maricón.

Otra característica del régimen Nazi fue lo prolijo en neologismos; “crisis”, “solución final” , “infrahumanos”, etc. Copiando a esa dictadura, la Castrofascista ( éste es mío) con el Mussolini de Birán a la cabeza, se dedicó desde un inicio a borrar toda idiosincrasia Cubana, su Historia, sociedad, economía, y cultura. Les reseteó el cerebro y les cargó con aquellas extemporáneas ideas Marxistas y Estalinistas y las propias de su aberrante ego, y obviamente los nuevos conceptos que las contienen; por lo que el resultado de todo es un Cubano intoxicado por la desculturizacion y su separación del mundo real, amén del continuo adoctrinamiento que cuando vuelve a la realidad; tiene que revertir el proceso y comenzar a aprender a vivir en la realidad, y obviamente a aprender el español estándar.

Es curioso cómo todas las palabras que ha usado el castrismo contra los que se han rebelado contra el oprobio comunista son las que mejor los definen a ellos:
Gusanos: han carcomido la nación
Mercenarios: En África, en América Latina, en Asia, incluso en el cosmos
Mafia: Qué cosa nostra es la famiglia Castro
Escoria: Solo lo peor de cada casa se puede prestar a defender semejante causa.
Platistas: Los castristas son una plata de mielda, como diría un miembro de UNPACU
Vendepatrias: Le vendieron la isla a los Soviets y la llenaron de misiles nucleares, lo que habla del amor al terruño.
Contrarrevolucionario: No hay nada más opuesto a una revolución que esa horda de guajiros gordos acomplejados

Me gustó el artículo. Otraa lamentable realidad contra el pueblo cubano.

Hay un error (de historia, no de vocablos) en el artículo. A los "bandidos" no los reconcentraron. A los que reconcentraron fueron a los campesinos del Escambray, les confiscaron sus fincas y sus animales y así evitar que ayudaran a los alzados como los campesinos de la Sierra Maestra ayudaron (de forma voluntaria y "voluntaria") a la guerrilla del "Fifo". Otra gran idea del señor para evitar que la Historia se repitiese.