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sociedad

Al menos 2.350 niños cubanos sufrieron abusos sexuales entre 2018 y 2019

Un informe oficial reconoce 298 menores de edad víctimas de violación, 65 de pederastia, 257 de ultraje sexual entre otras aristas del fenómeno.

La Habana
Un oso de peluche sobre una cama.
Un oso de peluche sobre una cama. juventud rebelde

Al menos 2.350 menores de edad cubanos sufrieron presuntos hechos de abuso sexual entre junio de 2018 y mayo de 2019, indica un informe presentado por el Gobierno sobre la prevención y enfrentamiento a la trata de personas y la protección a las víctimas en 2019.

Según publicó el diario Juventud Rebelde, el documento revela que 1.179 niños sufrieron abusos lascivos, 298 violación, 65 pederastia, 533 corrupción de menores y 257 ultraje sexual.

El medio, que toca un tema en el que la prensa oficial no suele profundizar, señala que aun cuando todos los casos de abuso no son denunciados y el informe enunciado habla de "presuntos hechos", una revisión más específica de los sucesos reportados en varios territorios del país "redimensiona el problema".

En Sancti Spíritus, por ejemplo, el pasado año se evidenció un aumento del delito de abusos lascivos con una tendencia a considerar: el 83% de los autores no tenían antecedentes penales y eran personas con buena conducta social.

Así lo reseñó el semanario Escambray en su edición del 3 de agosto de 2019, donde se informaba que "el 27,7% de las víctimas son hijastras de sus abusadores, y el 22%, hijas de vecinos con los cuales mediaban relaciones casi de familia".

Un hecho reciente, uno de los que más resonaron por el repudio que generó en el pueblo, ocurrió en Santiago de Cuba en febrero de este año. La violación de una niña de ocho años provocó un violento enfrentamiento entre fuerzas policiales y centenares de vecinos que exigían justicia.

Otto Eduardo Molina Rodríguez, presidente de la Sala de lo Penal, del Tribunal Supremo Popular, dijo a Juventud Rebelde que "estas tipicidades delictivas se manifiestan por la realización de tocamientos libidinosos, generalmente a mujeres o a niñas, aunque igualmente se dan casos con niños".

"Ocurre mucho con las personas que tienen alguna ascendencia sobre el menor, ya sean parientes (abuelos, tíos, primos…), padrastros o vecinos, en quienes hay una confianza depositada y por eso los dejan bajo su cuidado, o los padres permiten que el menor los visite porque se llevan muy bien o porque, generalmente, son personas reconocidas por su buena conducta en los demás órdenes de la vida", agregó.

Sin embargo, Molina Rodríguez apuntó que también han juzgado casos en los cuales los delitos han sido cometidos por los padres biológicos.

"Lo primero es acudir a la autoridad, ya sea a la Policía o a la Fiscalía, y efectuar la denuncia, porque lo más importante es detener esa conducta criminal y brindarle atención inmediata al menor, ante los posibles impactos sicológicos que pudieran derivarse del hecho. No pocas veces este paso imprescindible se extiende en el tiempo debido a que la persona logra doblegar la voluntad del menor: le dio regalos, lo amenazó, lo intimidó, o tiene una ascendencia sobre él", insistió.

Según el magistrado, "los tribunales, en cumplimiento de la Instrucción número 173, del 7 de mayo de 2003, del Consejo de Gobierno del Tribunal Supremo Popular, sin afectar la actividad probatoria y las garantías del debido proceso, evitan la victimización del menor".

Dijo que, "como regla, no lo convocan a sede judicial, reproduciendo su exploración grabada en medios informáticos o validada por especialistas. En caso de ser estrictamente necesaria su comparecencia, se explora en condiciones apropiadas, en un clima favorable y desprovisto de las formalidades del acto del juicio oral".

"Estas conductas delictivas son graves, en su generalidad, pues atacan un bien jurídico muy preciado, la libertad sexual y su normal desarrollo, además de las afectaciones sicológicas que generan. Por eso, una vez probado el delito y determinado su responsable, con la consecuente individualización del caso y apreciando las características personales del comisor, los tribunales imponen penas de rigor", según el jurista.

En abril, en plena pandemia, dos oficiales de la Policía cubana abusaron de dos adolescentes en un barrio de Marianao, La Habana. También levantó el repudio, pero el hecho no fue recogido por la prensa oficial. Los agentes acusados habrían sido condenados, según versiones ofrecidas por un familiar de las víctimas a un youtuber cubano.

Secuelas físicas y psicológicas

Una pediatra entrevistada por Juventud Rebelde aseguró haber atendido en el cuerpo de guardia del hospital a demasiadas víctimas de abuso sexual infantil.

"No son pocos los estigmas físicos que nos hacen pensar que estamos frente a una manifestación de abuso: hematomas, lesiones en los genitales (fisuras, escoriaciones en los glúteos, en la región perianal), sangramiento por vía vaginal o anal, recurrencia de vulvovaginitis, constipación, enfermedades de transmisión sexual; incluso la marcha y el sentarse les pueden resultar dolorosos", lamentó.

La gravedad de los casos que han llegado hasta la mesa quirúrgica preocupa a la cirujana Yanet Hidalgo Marrero.

"Hay que hablar del tema, porque de no tomarse precauciones, cualquier infante puede ser una víctima", dijo.

"A quienes he visto, han tenido graves secuelas físicas, como colostomías y desgarros vaginales. En las niñas pequeñas he atendido desgarros de todo el recto y la vagina, con un sangrado muy abundante y peligro para la vida, porque estas son zonas mucosas que sangran mucho", explicó la doctora, quien se desempeña como Jefa de Servicio de Cirugía Pediátrica en el Hospital Pediátrico Octavio de la Concepción, de la provincia de Holguín.

"A veces los traen tardíamente, con necrosis del recto y una infección grave porque los padres deciden ocultarlo, hasta que presentan fiebre alta y mucha debilidad. Estos casos terminan en terapia, con altas dosis de antibiótico", añadió.

Con 30 años de experiencia, la Máster en Sexualidad Ana María Cano López ha tratado más casos de abuso sexual infantil de los que, como ser humano, hubiera preferido, señaló el medio oficial.

"El niño o niña casi nunca piensa que el adulto es culpable, por eso siente miedo, vergüenza, inseguridad, y rechaza visitar la casa donde vive esa persona", explicó.

"Algunas de las reacciones más frecuentes son: ansiedad, trastornos del sueño, pérdida del apetito, disminución del rendimiento académico y depresión. Y muchas veces llegan al intento suicida", abundó la sicóloga.

Para la experta es necesario que las madres y los padres enseñen a los infantes desde las primeras edades a proteger su cuerpo, les expliquen que "nadie tiene derecho a tocarlos, a lastimarlos o a hacerles algo que no les guste, y que siempre que esto suceda deben acudir a las personas más cercanas, para buscar ayuda y protección". 

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2 comentarios

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Profile picture for user pim-pam-pum

A esos degenerados deberían de encerrarlos de por vida.

Profile picture for user Imposible

Eso no es socialismo ni capitalismo, eso es degeneración moral, eso es depredación social de la cual está lleno el mundo y papá Dios durmiendo.