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Cine

Pavel Giroud: 'Una película es mitad imagen y mitad sonido'

DIARIO DE CUBA conversa con el director de 'El acompañante'.

Madrid
Pavel Giroud.
Pavel Giroud. DDC

Pavel Giroud es un director de cine cubano residente en Madrid. Entre sus largometrajes se encuentran La edad de la peseta, Omerta y El acompañante. Hoy quedamos para desayunar.

Una vez me contaste de un personaje que, alegando ser amigo de tu papá, se coló en el rodaje de tu tercer largometraje, 'El Acompañante'. No recuerdo bien los detalles, pero me gustaría que comenzáramos hablando de ese incidente.

No fue así exactamente. Él es extra habitual y estaba en mi película. Poco a poco se fue acercando a mí, hasta que me dijo que era amigo de El Taco, como le decían a mi padre sus amigos de juventud, por ser muy largo y flaco.

Entonces me saludaba todos los días. Luego El acompañante llegó al Festival de Cine de La Habana y él me llamaba a diario para que le consiguiera una credencial del Festival. Sabía además que mi tío lo dirigía. Yo ni vivía en Cuba ya, y él volvió loca a mi madre con eso. Quería una credencial de actor. Finalmente creo que le resolví entradas para que fuera gratis al cine, pero para él no fue suficiente.

En otra escena que quedó fuera del film, quería más protagonismo. Recuerdo un momento en una procesión al templo de San Lázaro. Aquello era un gentío y yo estaba enfocado en los protagonistas. Y él luchando su planito. Se lo hice, pero toda la secuencia fue al latón en la sala de montaje y eso también le disgustó.

Los rodajes están llenos de esas historias que a veces dan para otra película. Esa anécdota pudiera derivar en un film como El fanático, de Robert De Niro y Wesley Snipes. O sea, él pudo coger tal empingue que le diera por tomar venganza.

En la entrevista pasada, con el realizador y guionista Alán González, hablábamos sobre su proceso de escritura. Él comentaba que los personajes lo poseían y que gracias a este extraño proceso podía sentirlos, hacerlos suyos, escribirlos mejor. ¿Cómo te sucede a ti? ¿Qué es lo primero que escribes cuando decides comenzar?

Depende, aunque la norma es que me siente a escribir cuando tengo la estructura en mi cabeza, al menos hasta el punto medio de la historia, alguna que otra vez la he empezado a escribir cual novela, como Omerta.

En estos tiempos he trabajado mucho en adaptaciones de novelas por encargo, entonces el proceso cambia, se trata más de un proceso de limpia. Hay que quitar toda la grasa y dejar a la historia en puro músculo.

En los documentales, por el contrario, como el que estoy haciendo ahora, sí voy sorprendiéndome con cada plano que conozco. Apenas parto de una idea y voy armándolo y muchas veces aprendiendo sobre el tema día a día. Va saliendo solo. Y eso es contrario a lo que dicta la escuela tradicional de documental. Cada plano que puse es un plano que conozco.

Antes disfrutaba más rodar, ahora disfruto más escribir, porque es donde está la verdadera creatividad. Sobre todo, cuando el oficio te hace ver la película leyéndola. Lo lindo del documental es que aprendes en el proceso, mientras que a la ficción llegas con la lección aprendida.

Te escuché decir que, ya finalizada la película, te tiras en el sofá a escucharla de principio a fin. Escucharla como si fuera un álbum. Siento que le das una especial confianza al diseño sonoro, a ese algo inexplicable que consigue el sonido, muy distinto a la imagen.

Pues sí, creo que una película es mitad imagen y mitad sonido. Que conste que incluyo el silencio en la categoría de sonido y que muchas veces excluyo a la música, cuando ésta se limita a ser adorno. Incluso mientras voy editando, yo o con un editor, veo el montaje de tres maneras. Una, con sonido e imagen, otra con imagen únicamente, y otra solamente con sonido.

Hay una cuarta, cuando incluyo música, y es ponerle músicas muy diferentes. Hago ejercicios como poner a Bach o a Chocolate. Si en ambas no hay nada que salte, es que está bien. Obviamente cambia el tono de la escena a nivel estético, pero no a nivel técnico. Para mi es muy importante que un ciego disfrute del ritmo de la película, sea denso o dinámico.

Si me tiro en el sofá y siento una alteración del ritmo, voy corriendo a ajustarlo. Una película es una sinfonía.

¿Qué es para ti la grasa de la novela? ¿Cómo detectas ese músculo? ¿Qué haces una vez que ese músculo queda expuesto? ¿Cómo controlas la adicción al chicharrón, que puede ser muy atractiva y que nos puede llevar —narrativamente hablando— por el mal camino?

Yo tengo una filosofía y es que una película debe ser alta y estilizada, mientras las series sí se pueden dar el lujo de engordar. Ver una película es como entrar a un edificio con la intención de llegar a la azotea. Una película mala es como subir por el ascensor cómodamente, una película buena es subir por las escaleras sorteando obstáculos. Una película gorda es la que cada vez que llegas a un piso, hay varias puertas abiertas y te asomas a cada una de ellas y al final te desvías de tu intención de llegar a la azotea En una serie sí que puedes darte el lujo de entrar a cada apartamento y ver qué pasa ahí dentro.

Háblame de la libertad del oficio del guionista y de esa capacidad que tienen los buenos guiones para, en parte, sugerir cómo podría ser la película.

Es que en el guion está la película. Ese dolly sofisticado de Scorsese, esos encuadres de Tarkovski, esos chorros de sangre de Tarantino, los movimientos de cámara de Kubrick o la tensión que genera Hitchcok, están en los guiones. A mi me pasa que en la escritura soy libre y en el rodaje me tengo que adaptar a la situación, pues rara vez tienes el combo de la locación perfecta con el actor soñado y el presupuesto adecuado para hacerla.

Ahí el ingenio está en cómo materializar lo escrito con lo que tengo. Hace diez años no pensaba así. En un buen guion no se menciona la palabra cámara, no se menciona la palabra sonido, no se describe nada técnico. Un guion te hace ver la película usando únicamente caracteres; esa simpleza, llegar a ella, es muy difícil.

No te digo que no haya creatividad en el resto de las funciones, incluyendo la dirección. Te hablo de mi sentir, de lo que me excita de mi trabajo. Además, es lo único que haces solo en una película.

Andas agazapado, últimamente se te ve poco en las redes. Mi olfato me dice que debes estar tramando algo. ¿Estás desarrollando algún proyecto nuevo? ¿Qué se esconde tras ese silencio?

Ni tramando ni desarrollando; mas bien, concluyendo. Es una película documental hecha únicamente con material de archivo de la que no te voy a dar detalle alguno porque "hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas". A mi juicio es muy importante y además del goce, el dolor, la angustia que me ha provocado hacerla, me lo he tomado como una misión.

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